Ser Un Vicio Nunca Fue Fácil…

CREEPYPASTAS

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Creepypasta Psicosis parte 2

No sé qué pensar. Recorrí mi departamento desesperado, sosteniendo mi celular en cada rincón para ver si puedo obtener algo de señal. Finalmente, en el baño, cerca de una de las esquinas superiores, una barrita. Sosteniéndolo a esa altura, envié un mensaje de texto a cada número de mi lista. Tomé en cuenta la posibilidad, el peor escenario, lo peor que imagino. Envié:

¿Has visto a alguien cara a cara últimamente?

A este punto, sólo necesito una respuesta. No me importa cuál sea, o si me dejé en ridículo al hacer esto. Intenté hacer una llamada, pero no podía elevar mi cabeza lo suficiente, y si bajaba el teléfono tan siquiera un centímetro, perdía la señal. Luego recordé la computadora y fui directo a por ella, envíe mensaje a todos mis contactos conectados. La mayoría estaba ausente u ocupado. Nadie respondió. Perdí la paciencia. Empecé a inventarme pretextos para justificar que vinieran hasta aquí. No me importa nada a estas alturas. ¡Sólo necesito ver a otra persona!

Desbaraté mi apartamento tratando de buscar algo que pasé por alto; alguna forma de contactar a otro ser humano sin abrir la puerta. Sé que es loco, sé que es irracional, pero es posible, ¡es posible! Y necesito estar seguro. Fijé el celular al techo por si acaso.

Martes.

¡El celular sonó! Agotado por el alboroto de anoche, debí haberme quedado dormido. Me despertó el tono de mi celular, corrí al baño, me paré en el retrete y lo alcancé para contestar la llamada. Era Amanda, y ahora me siento mucho mejor. Estaba muy preocupada por mí y aparentemente ha intentado llamarme desde que la dejé plantada. Viene para acá, sí, sabía dónde estoy sin necesidad de que se lo dijera. Estoy muerto de la vergüenza. Definitivamente voy a tirar este diario antes de que alguien lo vea. Ya ni sé por qué sigo escribiendo en él. Bueno, quizá porque ha sido el único tipo de comunicación que he tenido desde… Dios sabe cuando. Me veo terrible. Me di un vistazo al espejo antes de volver aquí. Mis ojos están hundidos, mi barba más grande y pareciera que estoy enfermo.

Mi apartamento está hecho un desastre, pero no voy a limpiarlo. Creo que necesito que alguien más vea por lo que he pasado. Estos últimos días no han sido normales, por donde lo vea. No soy de los que imaginan cosas. He sido víctima de la probabilidad. Seguro estuve a punto de ver a otra persona en docena de ocasiones. Nada más fue que salí cuando era tarde por la noche, o medio día cuando todo el mundo está trabajando. Ahora sé que todo está bien. Además, encontré algo ayer que me ayudó tremendamente: ¡un televisor! Lo conecté justo antes de sentarme a escribir esto, y lo escucho sonar de fondo. La televisión siempre ha sido un escape para mí, y me recuerda que afuera de estos muros un mundo sigue andando, crea lo que crea.

Me alegra que Amanda haya sido la única que me contactó luego de haber mandado todos esos absurdos mensajes. Ha sido mi mejor amiga durante años. Ella no lo sabe, pero cuento al día en que la conocí como uno de los mejores que he tenido en toda mi vida. Fue un tibio día de verano. Pareciera como si el recuerdo estuviera arrancado de un mundo distinto del que me encuentro ahora. Sentí como que pasaron días enteros en ese parque, al que ya estábamos demasiado grandes para ir, hablando con ella solamente. Todavía siento que puedo volver a ese momento en veces, y me recuerda que este lugar no es lo único que existe… Al fin, ¡llaman a la puerta!

Pensé que era raro que no pude verla por la cámara que escondí en el pasillo. Supuse que fue por la perspectiva, como el no poder ver mi puerta. Debí saberlo. ¡Debí saber que eso sería un problema! Después de que tocara, grité en tono de broma que tenía la cámara entre las máquinas; vaya que había dejado mi paranoia ir lejos. Vi su imagen acercarse y bajar la vista hasta dar con ella. Sonrió y saludó con una de sus manos.

“Qué hay”, dijo alegremente, mirando curiosa.

“Lo sé, es raro”, hablé por el micrófono conectado a mi computadora. “He tenido una mala racha”, agregué.

“Seguro”, contestó. “Ábreme Juan”.

Dudé. ¿Cómo podía estar seguro?

“Sígueme un poco la corriente ¿sí?, dime algo sobre nosotros, sólo para probar que eres tú”.

Miró a la cámara, se tocó la barbilla, volteó hacia arriba; sacó un papel y un lápiz. Escribió en ellos. Enseñó el papel para que pudiera verlo en la cámara. Decía:

“Ya estábamos muy grandes para ese parque”.

Suspiré profundamente, la realidad volvía, el miedo se disipaba. Dios, había sido tan ridículo. ¡Por supuesto que era Amanda! Ese recuerdo no estaba en ningún otro lugar más que mi memoria. Nunca he hablado con nadie de ese día, y no por vergüenza, sino por tenerlo como un nostálgico recuerdo. Si había alguna entidad desconocida que trataba de engañarme, como temía, de ninguna forma podría saber sobre ese día.

“Bueno, dame un segundo”, le dije entre risas.

Corrí a mi pequeño baño y peiné mi cabello lo mejor que pude. Me miraba terrible, pero ella entendería. Riendo por mi tonto comportamiento, y el desorden en el que estaba, caminé hacia la puerta. Puse mi mano sobre la perilla y di un último vistazo a mis espaldas. Comida mordisqueada regada por el suelo, el bote de basura caído y la cama que había volcado hacía unas horas, buscando… Dios sabrá qué estaba buscando. “Tan tonto”, pensé.

Casi le di vuelta a la perilla, pero mis ojos notaron una cosa más: la cámara que usé para chatear con mi amigo. La esfera negra estaba sobre un costado, el lente apuntaba a la mesa en donde este diario se encontraba. Un terror enorme se apoderó de mí en cuanto pensé que si algo podía mirar a través de esa cámara, vería lo que había escrito acerca de ese día. Le pedí una cosa, cualquier cosa acerca de nosotros, y ella escogió la única en el mundo que creí eso o ellos no sabrían… pero lo hacen, ¡lo saben! ¡Hasta pudieron haberme observado todo este tiempo!

No abrí la puerta. Grité. Grité sin parar. Arranqué la cámara y la estampé contra el suelo. La puerta tembló y la perilla intentó girar, pero no escuché la voz de Amanda al otro lado. ¿Era tan siquiera ella quién estaba afuera? ¿Quién más pudo ser sino Amanda? ¿Quién demonios estaba afuera? ¡¿Qué demonios estaba afuera?! La vi por la cámara, la escuché por mis parlantes, ¿pero fue real? ¡¿Cómo podría saberlo?!

Grité alarmado por ayuda. Aseguré la puerta con todos mis muebles. Por ahora se ha ido.

Viernes.

Al menos creo que es viernes. He roto todos mis aparatos electrónicos. Desbaraté mi computadora. Cualquier cosa ahí podía, a fin de cuentas, ser manipulada por medio de la red. Sé de eso, soy un programador. No puedo arriesgarme. Cada pequeño dato respecto a mí, mi nombre, mi mail, mi ubicación, todas fueron cosas que he dicho. He releído lo que he escrito una y otra vez. He intentado juzgar lo que he escrito, bailando entre el miedo y el escepticismo. A veces me consta que una entidad está decidida en el simple objetivo de hacerme salir de aquí. Desde el principio, Amanda no hizo nada más que pedirme que abriera la puerta y saliera, cuando me llamó. Puedo leerlo, puedo leerlo claramente ahora.

Trato de ver las cosas desde todos los ángulos. Por un lado, soy un lunático que ha interpretado una convergencia de probabilidades extremadamente improbables, pero factible: nunca asomarme en el momento adecuado, nunca ver a otra persona por mero azar, recibir un correo extraño como los miles que es posible recibir, pero en el momento preciso. Por el otro, esa convergencia extrema de probabilidades es la única razón por la cual, lo que sea que esté afuera, no me ha atrapado aún: nunca abrí la puerta corrediza del tercer piso, y tal vez nunca debí de abrir la puerta metálica al final del corredor. No volví a abrir la puerta de mi apartamento después de abrir la puerta metálica. Lo que sea que esté allá afuera -si es que está allá afuera- nunca “apareció” en el pasillo antes de que abriera la puerta metálica. Tal vez se había dedicado a cazar a todas las presas que se encontraban al descubierto y luego esperó, hasta que delatará mi existencia al tratar de llamar a Amanda… una llamada que no se concretizó hasta que eso me hablara y preguntara por mi nombre…

Mi temor literalmente me abruma cada vez que intento acoplar todas las piezas de esta pesadilla. Ese correo -corto, cortado- era de alguien intentando decir algo. ¿Una advertencia aliada, intentando llegar a mí antes de que fuera muy tarde? Ver con mis propios ojos, no confiar. Puede que tengan dominadas todas las cosas electrónicas, que hayan elaborado una enorme red, para engañarme y hacerme salir. ¿Por qué no puede entrar? Tocó la puerta, así que al menos parcialmente, es sólido. La puerta. La idea de esas puertas como monolitos guardianes en el tercer piso aparece cada vez que mis pensamientos siguen este rumbo. Si hay alguna entidad etérea intentando que salga a la intemperie, quizá esa entidad es incapaz de cruzar las puertas.

No paro de pensar en todos los libros que he leído, en todas las películas que he visto, intentando encontrar la respuesta a esto. Las puertas siempre han sido gatillos de la imaginación humana, plasmados en numerosas ocasiones como portales de singular importancia ¿O quizá la puerta es muy gruesa? Yo no podría derribar ninguna de las puertas de este edificio, sobre todo las del sótano. Dejando eso a un lado, ¿por qué me quiere a mí? Incluso yo puedo imaginar al menos una docena de formas de matarme, incluyendo dejar que me pudra aquí abajo y muera de hambre. Quizás eso es precisamente lo que está haciendo. Está llenándome de miedo. Pero ¿y si no quiere matarme? ¿Si puede hacer algo peor? Dios, ¡¿cómo salgo de esta pesadilla?!

Llaman a la puerta…

Le dije a la gente del otro lado de la puerta que necesitaba unos minutos más para pensar las cosas y saldría. Sólo estoy escribiendo esto para decidir qué hacer. Al menos esta vez he escuchado sus voces. Mi paranoia –sí, reconozco que estoy paranoico- me hace pensar en todas las formas que una voz humana podría fingirse con algún medio electrónico. El pasillo podría estar lleno de altavoces, simulando voces humanas. ¿Realmente les tomó tres días venir a hablar conmigo? Se supone que Amanda está allí afuera, junto con dos policías y un psiquiatra. Tal vez les tomó tres días pensar en qué decirme. La explicación del psiquiatra sería muy convincente, si decidiera pensar que todo esto no ha sido nada más que un extraño mal entendido y dejar fuera de la ecuación a la entidad que intenta engañarme para abrir la puerta.

El psiquiatra tiene la voz de un viejo. Autoritaria pero sensible. Me agrada, me recuerda a la de mi propio padre. ¡Estoy desesperado por ver a alguien con mis propios ojos! Dice que sufro de algo llamado cyberpsicósis, y soy sólo uno más de una enorme epidemia que se cuenta por miles, detonada por un correo sugestivo que “se filtró de alguna forma”. Juro que lo dijo así: “Se filtró de alguna forma”. Creo que intenta decir que se esparció por todo el país inexplicablemente, pero sospecho demasiado que a la entidad se le ha resbalado algo. Dijo que soy parte de una ola de “comportamiento emergente”; que muchas personas más están enfrentando mi mismo problema, y el mismo miedo, aunque nunca nos hemos comunicado.

Eso explica el correo que recibí sobre ver con mis propios ojos. No recibí el correo detonante original. Recibí un descendiente. Mi amigo pudo haber perdido la razón también, he intentado advertir a todo el mundo sobre su paranoico miedo. Así es como el problema se esparce, afirma el psiquiatra. Pude haberlo esparcido también, con el mensaje que envié por el celular y los que mandé por el messenger. Alguno de todos esos contactos podría estar volviéndose tan loco como yo, después de haber leído uno de esos mensajes, y ahora estar interpretando la realidad en la forma en la que lo estoy haciendo yo.

El psiquiatra me dijo que no quería “perder uno más”. Que la inteligencia de gente como yo, es precisamente nuestra perdición. Dibujamos conexiones tan bien, que incluso las dibujamos en donde no deberían estar. Dice que es fácil comenzar a acumular paranoia en el mundo en el que ahora vivimos, un lugar en constante cambio en donde cada vez mayor parte de nuestra interacción es simulada…

Hay que admitirlo, es una explicación hermosa. Reúne y explica todo. Lo explica perfectamente, de hecho. Tengo todas las razones del mundo ahora para sacudirme este horror atávico de que una cosa o algo se encuentre del otro lado de la puerta, lista para capturarme y llevarme a un destino peor que la muerte. Sería tonto, tras oír esa explicación, permanecer aquí hasta morir de hambre sólo para evitar a esa entidad que quizá ya haya atrapado a todos los demás. Sería tonto pensar, tras oír esa explicación, que yo sería una de las pocas personas que restan en un mundo vacío, escondiéndome en mi seguridad del sótano, jodiendo a una impensable y engañosa entidad que juega a ser omnipotente con tan sólo rehusarme a abrir una puerta. Es una explicación perfecta para cada cosa extraña que he escrito aquí; tengo todas las razones del mundo para dejar ir mis miedos, y abrir esa puerta.

Y es exactamente por eso que no lo haré.

¡¿Cómo puedo estar seguro?! ¿Cómo puedo saber qué es real y qué un engaño? Todas estas malditas cosas con sus cables y sus señales que nacen de un origen imperceptible y llegan hasta ti. ¡No son reales, no puedo estar seguro! ¡Señal de video, de celular, correos! Incluso la televisión, ahora silenciosa, partida por la mitad, en el suelo. ¿Cómo podría saber qué es real? Todo mensaje no es más que energía, ondas, luz… la puerta. ¡Está golpeando la puerta! ¡Intenta entrar! ¿Qué alimaña mecánica podría estar empleando para simular a un hombre golpeando una puerta tan perfectamente? Al menos ahora podré verlo con mis propios ojos… No queda nada más aquí con lo que pueda engañarme. ¿No puede engañar a mis ojos, o sí? Ve con tus propios ojos no confíes en ell… alto… Ese mensaje trataba de decirme que confiara mis ojos, ¡¿o advertirme sobre mis ojos también?! Oh por Dios, ¿cuál es la diferencia entre un cámara y mis ojos? Ambos transforman la luz en señales eléctricas, ¡son lo mismo! No puedo permitir que me engañe, dios, ¡no puedo permitir que me engañe! No voy a permitirlo; no puedo estar seguro, ¡necesito estar seguro!

Fecha desconocida.

He pedido tranquilamente una pluma y un papel, por el día, por la noche, hasta que finalmente me los dio. No que importe. ¿Qué voy a hacer? ¿Sacarme los ojos de nuevo? Los vendajes se sienten como una parte de mí ahora. El dolor se ha ido. Supuse que ésta sería una de mis últimas oportunidades de escribir legiblemente, pues, sin mi vista que corrija errores, mis manos ligeramente olvidarán el mecanismo involucrado. Es un capricho, escribir… un vestigio de otra era, porque ciertamente ha asesinado el resto del mundo… O algo peor.

Me siento contra la pared día y noche. La entidad me trae comida y agua. Se disfraza como una amable enfermera, como un antipático doctor. Sabe que mi oído se ha agudizado considerablemente ahora que estoy en oscuridad. Finge conversaciones en el corredor, con la intensión de que lo escuche. Una de las enfermeras habla sobre tener un bebé pronto. Uno de los doctores perdió a su esposa en un accidente de auto. No que importe, nada de eso es real. Nada me llega, no como ella lo hace.

Esa es la peor parte, la parte que casi no puedo resistir. Esa cosa viene a mí, enmascarada como Amanda. Su recreación es perfecta. Suena exactamente como Amanda, se siente exactamente como ella. Hasta produce una simulación razonable de sus lágrimas que me obligó a sentir sobre sus tibias mejillas. En un inicio, cuando me trajo aquí, me dijo todas las cosas que quería escuchar. Me dijo que me amaba, que siempre lo había hecho, que no entendía el porqué de esto, que todavía podíamos tener una vida juntos, ir al parque todos los días, si quería.

Tan sólo tenía que dejar de insistir sobre la farsa. Quería que creyera. No, necesitaba que lo hiciera, que era real, que era ella. Jamás sabrás qué tan cerca estuve de responder a ese acto tuyo. Dudé de mi mismo por mucho tiempo. Pero es un perfeccionista, todo era demasiado real o lo que entiendes por real, y, ¿sabes?, la realidad tiene otras cosas que aún no alcanzas a captar, quizá porque ni siquiera nosotros mismos logramos hacerlo del todo, ni representarlo.

La falsa Amanda venía todos los días, luego cada semana, hasta que por fin dejó de joderme con ella… pero no creo que la entidad se rinda. El juego de esperar es tan sólo otro de sus trucos. Lo resistiré por el resto de mi vida, si es necesario. No sé qué fue lo que le ocurrió al resto del mundo, pero sí sé que esta cosa necesita que caiga. Si es así, entonces tal vez, sólo tal vez, soy una piedra en su camino. Quizá Amanda sigue con vida en algún lado, mantenida con vida sólo por mi voluntad de resistir el engaño. Me sostuve a esa esperanza, meciéndome adelante y atrás en mi celda para pasar el tiempo. Nunca me rediré. Nunca caeré. Soy… ¡un héroe!

===

El doctor leyó el papel en el que el paciente había escrito. Apenas podía entenderse, escrito con la temblorosa mano de un ciego. Quería sonreír ante la firme determinación del joven, un recordatorio de la voluntad humana por sobrevivir, pero sabía que el paciente estaba completamente delirante.

Después de todo, una persona sana hubiera caído en el engaño hace tiempo.

El doctor quería sonreír. Quería susurrar palabras de ánimo al delirante joven. Quería gritar, pero los delgados filamentos conectados en los nervios de su cabeza, y en sus ojos se lo impedían. Su cuerpo caminaba a la celda como una marioneta, y le decía al paciente, una vez más, que estaba equivocado, y que no había nadie tratando de engañarlo.

 



creepypasta Psicosis parte 1

Domingo.

No estoy seguro de por qué estoy escribiendo esto en papel y no en mi computadora. No es que no confíe en mi computadora… sólo… Necesito organizar mis ideas. Poner todos los detalles en un lugar objetivo, un lugar donde sepa que lo que escribo no puede ser borrado o… cambiado… no que haya pasado. Es mi memoria, enturbia las cosas, las reensambla.

Estoy comenzando a sentirme agobiado en este diminuto apartamento. Quizá ese es el problema. Sí, tenía que ir y escoger el más barato apartamento, el único en todo el sótano. La falta de ventanas hace que el día y la noche parezcan la misma cosa. No he salido en unos días porque he estado sumergido en este proyecto de programación, supongo que quería acabarlo de una buena vez. Horas de estar sentado delante de un monitor puede hacer que cualquiera se sienta extraño, lo sé, pero no creo que sea por eso.

No estoy seguro de cuándo comencé a sentir que algo andaba raro. Ni tan siquiera puedo definir qué es. Probablemente porque no he hablado con nadie en un tiempo. Eso es lo primero que me inquietó. Todos con los que normalmente hablo por msn mientras programo han estado ausentes, o simplemente desconectados. Mis mensajes no fueron respondidos. El último correo que recibí fue de un amigo diciéndome que charlaría conmigo cuando volviera de la tienda, y eso fue ayer. Le llamaría con mi celular, pero aquí la señal es terrible. Sí, eso es. Sólo necesito llamar a alguien. Voy a salir.

Bueno, eso no se dio tan bien. Mientras la sensación de temor se desvanece, me siento un poco ridículo por haber estado asustado en absoluto. Me miré en el espejo antes de salir, pero no me afeité la barba de dos días que he crecido. Después de todo saldría tan sólo para hacer una corta llamada. Aunque sí me cambié de camisa, pues era hora de almorzar, y supuse que me encontraría al menos con una persona que conociera. O al menos eso era lo que quería, ojalá lo hubiera hecho.

Cuando salía, ligeramente abrí la puerta de mi apartamento. Una sensación de ahogo ya de alguna forma se había evacuado de mi cuerpo, por una razón desconocida. Se lo atribuí a no haber hablado con nadie más que yo por uno o dos días. Me asomé en el deslucido corredor, tan deslucido como el corredor de un sótano puede ser. Apenas iluminado por un trío de lámparas de neón que no dejan de chasquear, encendiéndose y apagándose en una agonía que al parecer durará mucho tiempo todavía. En un extremo, la gran puerta metálica que lleva a la sala principal del edificio. Estaba cerrada, por supuesto. Dos oxidadas máquinas expendedoras a su lado; compré un refresco de una de ellas mi primer día aquí, pero tenía pasada la fecha de caducidad desde hace dos años. Estoy bastante seguro que nadie más en el edificio sabe que estas máquinas están aquí abajo, que mi tacaña casera simplemente no le interesa reabastecer.

Deslicé mi puerta con suavidad, y seguí el camino procurando no hacer sonido alguno. No tengo idea de por qué decidí hacer eso, pero era divertido rendirse al absurdo impulso de no perturbar el letárgico zumbido de las máquinas expendedoras, camuflarse con el rumor general del pasillo. Llegué al primer descanso de escaleras y subí hasta la puerta principal del edificio. Miré por la cuadrada ventanilla de la puerta, y para mi gran sorpresa, definitivamente no era hora de almuerzo. La penumbra de la noche envolvía las calles de la ciudad, y las luces de los automóviles que daban vuelta en la intersección iluminaban a la distancia como faroles. Nubes púrpuras y negras por el brillo de la ciudad colgaban inmóviles del firmamento. Nada se movía excepto por los pocos abedules de la acera meneados por el viento. Recuerdo temblar aunque no tenía frío. Quizá fue por el viento de afuera. Podía vagamente oírlo a través de la puerta, y sabía que era esa particular clase de viento de media noche, ese que es constante, frío y callado, salvo por la dulce melodía que sonaba cuando se abría paso entre las incontables hojas de los árboles.

Decidí no salir.

En su lugar, levanté mi celular a la altura de la ventanilla, y revisé el medidor de señal. Las barritas llenaron el medidor, y sonreí. Tiempo de escuchar la voz de alguien más, recuerdo que pensé, aliviado. Era algo tan extraño, el tenerle miedo a nada. Negué con mi cabeza riéndome de mi mismo en silencio. Marqué el número de mi mejor amiga Amanda y acerqué el teléfono a mi oreja. Sonó una vez… y entonces paró. Nada pasó. Escuché el silencio por unos buenos veinte segundos, y colgaron. Fruncí el seño y miré al medidor de señal; todavía lleno. Estaba marcando su número de nuevo cuando el teléfono sonó en mi mano, asustándome. Lo pasé a mi oreja.

“¿Bueno?”, pregunté, reteniendo el ligero shock de oír hablar la primera voz en días, aún si se tratase de la mía. Estaba tan acostumbrado a los regulares sonidos del edificio, de mi computador y el de las máquinas expendedoras en el corredor. No hubo ninguna respuesta a mi saludo en un principio, pero luego, una voz se escuchó.

¿Qué hay?”, dijo claramente la voz de un joven, al otro lado de la línea. “¿Quién habla?”

“Juan”, le respondí, confundido.

“Ah, perdón, número equivocado”, contestó, y colgó.

Bajé el celular lentamente y recargué mi cuerpo contra la pared. Eso fue extraño. Revisé en mi registro de llamadas, el número era desconocido. Antes de que pudiera meditar sobre ello, el celular sonó de nuevo, asombrándome una vez más. Está vez miré el número antes de contestar. También era desconocido. Coloqué el aparato junto a mi oído, pero permanecí en silencio. Todo lo que escuché fue el usual sonido de fondo de un celular. Entonces, una voz familiar acabó con mi tensión.

“¿Juan?”, fue la única palabra, por la voz de Amanda.

Suspiré aliviado.

“Hey, eres tú”, contesté.

“¿Quién más iba a…? Ah, el número. Estoy en una fiesta en la Séptima Avenida, y mi teléfono murió justo cuando me llamaste. Éste es el teléfono de alguien más, naturalmente”.

“Ah, bueno”, le dije.

“¿Dónde estás?”, preguntó.

Paseé los ojos por lo muros y su pintura descarapelada, la puerta que tenía frente, con su pequeña ventilla.

“En mi departamento”, suspiré. “Sólo me sentía un poco encerrado. No sabía que era tan tarde”.

“Deberías venir aquí”, me dijo, riendo.

“Nah, no estoy de humor para ir a caminar solo a estas horas”, dije, mirando por la ventanilla a la silente y airosa calle que secretamente me causaba un poco de temor. “Creo que mejor voy a seguir trabajando o me iré a dormir”.

“¡Tonterías!”, contestó. “¡Puedo ir a traerte! ¿Tu departamento queda cerca de aquí, cierto?”

“¿Que tan borracha estás?”, le pregunté divertido. “Tú sabes dónde vivo”.

“Ah, claro. ¿Supongo que puedo llegar allí caminando, no?”

“Puedes si quieres desperdiciar media hora”.

“Cierto”, contestó. “Bueno, me tengo que ir, ¡suerte con tu trabajo!”

Bajé el teléfono de nuevo, viendo a los números parpadear en la pantalla mientras la llamada finalizaba. El inquieto zumbido de las máquinas se reprodujo en mis oídos. Las dos llamadas extrañas y la vista a esa tétrica calle terminaron por encarrilarme de nuevo a mi soledad en esta vacía sala. Tal vez por haber visto tantas películas de terror, tuve la súbita idea de que algo inexplicable podría asomarse por la ventanilla de la puerta y verme, alguna clase de horrible entidad que se pasa orbitando en el borde de la soledad, esperando el momento para arrastrarse hasta algún ser humano que se ha alejado demasiado de los de su clase. Sabía que el miedo era irracional, pero no había nadie cerca, así que… bajé las escaleras, corriendo por el pasillo hasta mi cuarto, cerrando la puerta tras mío lo más velozmente que pude, procurando mantener el silencio. Como dije, me siento un poco ridículo por haber estado asustado de nada, y el temor ya se ha desvanecido. Escribir esto me ayuda mucho, me hace darme cuenta de que nada anda mal. Filtra mis pensamientos incompletos y miedos, dejando sólo hechos concretos y objetivos. Es tarde, recibí una llamada de un número equivocado, y al teléfono de Amanda se le agotó la carga, así que llamó de vuelta con otro teléfono. Nada extraño está pasando.

Aun así, hubo algo inusual en esa conversación. Sé que pudo haber sido por el alcohol que había tomado… ¿O fue ella a quién sentí extraña? O fue… sí, ¡eso es! No me di cuenta hasta ahora, hasta escribirlo. Sabía que hacer esto ayudaría. Ella dijo que estaba en una fiesta, ¡pero lo único que escuché en el fondo fue silencio! Claro, eso no significa nada en particular, pues ella pudo haber ido afuera a tomar la llamada. No… eso tampoco pudo ser. ¡No escuché el rumor del viento! ¡Necesito ir a ver si el viento está soplando!

Lunes.

Olvidé terminar de escribir anoche. No sé qué esperaba ver cuando crucé por el pasillo y asomé el rostro por la ventanilla. Me siento ridículo. El miedo de anoche me parece vago e irrazonable ahora. No puedo esperar para salir y ver la luz del día. Voy a revisar mi correo, afeitarme, darme un baño, ¡y finalmente salir de aquí! Un momento… Creo que escuché algo.

Era un trueno. Todo eso sobre la luz del día y el aire fresco no pasó. Subí por el camino de escaleras, sólo para encontrar decepción. El cristal en la puerta principal era sacudido por la corriente de lluvia torrencial que se desataba afuera. Sólo una muy gris, débil luz se filtraba desde las nubes en lo alto y llegaba hasta aquí; pero al menos sabía que era de día, incluso si era un decaído y húmedo día. Intenté quedarme a esperar que un relámpago iluminase la escena, pero la lluvia era muy fuerte y no pude visualizar nada más que indistinguibles siluetas paseándose por extraños ángulos de la corriente bañando la ventanilla. Decepcionado, me di la vuelta, pero no quería volver a mi cuarto. En su lugar, deambulé por las escaleras, al primer piso, al segundo. Terminé en el tercer piso, el más alto del edifico. Miré a través del vidrio que había a un lado de las escaleras, en la pared que conectaba a las habitaciones; pero era de esos gruesos y distorsionados que bloquean la luz. No que hubiera mucho que ver en la lluvia después de todo.

Me paseé por el alfombrado pasillo del piso. Las diez o tantas puertas de madera, pintadas de azul hace mucho tiempo, estaban todas cerradas. Escuché atentamente mientras caminaba, pero era medio día, así que no me sorprendió no oír nada más que el sonido de la lluvia afuera. En lo que permanecí allí parado, en ese turbio lugar, tuve la extraña y fugaz impresión que las puertas estaban cimentadas como silenciosos monolitos de granito esculpidos por una antigua y olvidada civilización para un insondable propósito de guardián. Cayó un relámpago que iluminó el pasillo, y pude haber jurado que, sólo por un momento, las viejas y roídas puertas azules se vieron justo con ásperas rocas. Me reí de mi mismo por dejar que mi imaginación me jugara así, pero entonces se me ocurrió que el resplandor de ese rayo debe significar que hay ventanas cerca. Una distante memoria me llegó, y de inmediato recordé que el tercer piso tiene una alcoba con una puerta corrediza de cristal a la vuelta de donde estoy.

Emocionado por mirar la ciudad desde arriba, en medio de la lluvia e incluso quizá, ver a otra persona, caminé velozmente a la alcoba, encontrando la larga y delgada puerta corrediza. Era bañada como la ventanilla de la puerta principal. Extendí mi mano a la manilla para hacerlo, pero dudé. Tenía la más extraña sensación de que si la abría, vería algo completamente terrible del otro lado. Todo ha estado tan raro últimamente… Así que ingenié un plan, y volví aquí para llevar lo que necesitaba. No pienso realmente que lograré algo con ello, pero estoy aburrido, llueve, y me estoy volviendo loco de remate. Regresé a traer mi cámara web. De ninguna forma el cable alcanzaría llegar hasta el tercer piso, por lo que, en su lugar, voy a ocultarla entre las dos máquinas expendedoras en el oscuro extremo del sótano, pasar el cable por debajo de mi puerta, y poner cinta de aislar sobre él para camuflarlo en la tira de plástico que se corre por la base de las paredes del corredor. Sé que es tonto, pero no tengo nada mejor que hacer…

Bueno, nada pasó. Dejé abierta la puerta de mi apartamento, me llené de coraje, fui hasta la puerta metálica, la abrí y corrí como alma que lleva el diablo de nuevo a mi cuarto y azoté la puerta. Miré por la cámara web de mi computadora atento, viendo en la transmisión el pasillo afuera de aquí y una parte de las escaleras. Sigo observando en este momento, y no aparece nada interesante. Desearía que el ángulo de la cámara fuera distinto, que pudiera ver al menos una parte de mi puerta. ¡Hey! ¡Alguien se conectó!

Usé un más antiguo modelo de cámara que tenía en mi closet para chatear con mi amigo. No supe cómo explicarle por qué quería que fuera una videollamada, pero se sintió bien ver la cara de otra persona. No pudo hablar por mucho tiempo, y no hablamos de nada importante, pero me siento mucho mejor. Mi absurdo miedo ya casi ha pasado. Ya lo habría dejado a un lado, sino fuera por lo… extraño que transcurrió la conversación. Sé que he dicho que todo me ha parecido extraño, pero… sus respuestas fueron tan vagas. No puedo recordar ni una cosa específica que me haya dicho… ningún nombre, lugar o evento en particular… Pero si me pidió mi dirección de correo, para mantenerse en contacto. Un momento, me llegó un correo.

Estoy a punto de salir. Recibí un correo de Amanda para pedirme que nos reuniéramos en “el lugar donde siempre vamos”. Me encanta la pizza, y he estado comiendo de las sobras que había en lo que una vez fue una alacena decorosa; así que no puedo esperar. De nuevo, me siento ridículo por estos últimos días. Debería quemar este diario cuando regrese.

Otro correo.

Oh por Dios. Casi ignoro el correo y abro la puerta. Por poco y abro la puerta. Por poco y abro la puerto, pero leí el correo primero. Era de un amigo que tengo un buen tiempo sin ver, y fue enviado a muchísimos correos que deben ser cada contacto que tiene guardado. Carecía de título, y decía, simplemente:

“ve con tus propios ojos no confíes en ell”

¿Qué demonios puede significar eso? No me lo puedo sacar de la cabeza. ¿Es un mensaje enviado para advertir que algo ocurrió? ¡La frase claramente se mandó sin completar! En cualquier otro día hubiera tomado esto como spam, pero las palabras “ve con tus propios ojos”, no puedo evitar sino releer este diario y repasar estos últimos días, y caer en cuenta de que no he visto a ninguna persona con mis propios ojos o hablado con alguien cara a cara. La conversación en línea con mi amigo fue tan extraña, tan vaga, tan… misteriosa, ahora que lo pienso. ¿En serio fue misteriosa? ¿O es el miedo que está nublando mi memoria? Mi mente juega con los eventos que he organizado aquí, señalando que no ha habido ni un tan solo dato que haya dado sin sospechar. El “número equivocado” que obtuvo mi nombre y la subsecuente llamada de Amanda, el amigo que pidió mi dirección de correo… Yo le saludé primero cuando vi que estaba conectado. Y luego recibí un correo apenas terminó la conversación, ¡oh por Dios! ¡La llamada con Amanda! ¡Le dije por el teléfono, le dije que estaba a media hora de la Séptima Avenida! ¡Ellos saben que estoy cerca de allí! ¡¿Qué si están tratando de encontrarme?! ¿Dónde está todo el mundo? ¡¿Por qué no he visto o escuchado de nadie en días?!

No, no, esto está mal. Es de locos. Necesito calmarme.


El Hombre de la basura

La figura encorvada del viejo asomó por encima de un montículo de basura y se recortó con nitidez entre la línea irregular del horizonte y el cielo gris. Había dejado atrás la zona baja del volcadero, donde un grupo de caballos y cerdos comían algunos desperdicios y unas máquinas motoniveladoras trabajaban sobre el terreno; escaló una montaña empinada y, una vez en la cúspide, descendió por un barranco acolchonado de residuos y recorrió unos trescientos metros hasta llegar al corazón del basural.

Revisaba la basura con la concentración de un neurocirujano durante una operación de médula espinal. Utilizaba el mismo nudoso bastón que le servía como sostén para revolver entre los desechos a medida que avanzaba. Tenía el ojo entrenado para reconocer a la distancia la materia, composición y origen de los residuos, o detectar un alimento comestible de uno tóxico identificando su nivel de descomposición por la cantidad de gusanos. Podía clasificar la basura en cientos de categorías con sólo verla a algunos metros. Eran taxonomías del todo empíricas, nunca podría haber explicado con palabras el funcionamiento intelectual ni los mecanismos mentales que realizaba cada vez que escaneaba la basura con la mirada, pero no por falta de estudio, sino porque comprendió muy pronto que para sobrevivir de los desechos debía olvidarse sistemáticamente de todo lo que había aprendido sobre el mundo en su vida anterior, cuando todavía usaba una corbata decente y bebía Jack Daniel´s.

El viejo se detuvo. Levantó la cabeza y contempló el panorama. Más allá de las dunas se agitaban las siluetas de familias enteras, cientos de hombres y mujeres de todas las edades, con el cuerpo torcido hacia los residuos, y una docena de niños correteando, que permanecían ahí esa tarde de sol pálido y mucho frío. Un viento helado sacudió la melena rala del viejo, pero éste se mantuvo inmutable. La temperatura era algo que había dejado de preocuparle hacía bastante. Su rostro era una máscara descolorida donde el tiempo había acumulado incontables capas de mugre, formando una especie de membrana ultrarresistente que lo protegía de cualquier inclemencia climática.

De alguna manera, se había efectuado una asimilación simbiótica entre el basural y su organismo, como ocurre con las bacterias que habitan en el intestino humano. El olor hediondo —que hubiera hecho que cualquier persona se desmaye de asco a los pocos segundos, víctima de un ataque de náuseas y vómitos— y las enfermedades que pululaban en el aire como un gas venenoso, era lo que él respiraba y lo mantenía vivo.

Sacó un cigarrillo arrugado y a medio fumar de algún lugar de sus raídas ropas y lo encendió. Inspiró una bocanada profunda, que le produjo un ardor placentero en la garganta, y exhaló una voluta de humo con forma de anillo. Algunas costumbres nunca se pierden. Luego lo apagó, se lo guardó y continuó caminando algunos metros, siguiendo la misma metodología: hundía el bastón en la inmundicia y la revolvía, al tiempo que lo sacaba y lo volvía a hundir, y con la mano libre espantaba la nube de moscas que sobrevolaba continuamente sobre la superficie y le dificultaba el paso.

El bastón se paralizó a pocos centímetros del suelo y se mantuvo en el aire como un perro de caza señalando con el hocico a su presa. Sobre una bolsa abierta llena de restos de comida podrida, el viejo había descubierto una manzana. Era roja como la sangre, brillante, del tamaño de un puño. Lo primero que notó fue que estaba intacta: nadie había clavado los dientes en ella. La contempló durante un momento, saboreando de antemano el sabor dulce de sus jugos, sintiendo la frescura natural de la fruta disolviéndose en su boca. Involuntariamente, un hilillo de baba salió por la comisura de sus labios. Luego se agachó y extendió la mano con decisión. Estaba a punto de tomarla cuando, para su sorpresa, la manzana se hundió en la basura, como queriendo escapar de sus garras. Volvió a estirar la mano en la misma dirección y el puño se cerró en el aire: otra vez, la manzana se había hundido aún más. El viejo se levantó y se rascó la barbilla, mirando con recelo para todos lados. Se volvió a inclinar y esta vez la manzana se hundió por completo. Y junto con ella, toda la basura que estaba alrededor comenzó a caer como en una especie de embudo. El viejo se apartó con un gesto de sorpresa, pero no de miedo, y vio cómo los desperdicios eran tragados por el vacío, formando un pozo donde segundos antes había encontrado la manzana.

El viejo conocía los efectos del gas metano que producía la materia orgánica en descomposición, pero nunca había visto algo parecido. Un círculo perfecto de negrura de un metro de diámetro se había abierto frente a sus narices. El hombre se acercó hasta el borde, se inclinó sobre la boca del pozo y sólo vio oscuridad. Se quedó un rato observando hacia el fondo como hipnotizado y creyó oír unos sonidos sordos y acuosos que provenían del interior, como de algo viscoso que se movía en una ciénaga. Por un momento, la oscuridad le pareció casi viva, expectante. El olfato, que creía haber perdido hacía tiempo, detectó un olor más nauseabundo del que hubiera sentido jamás. El viejo se acercó más, casi metiendo la cabeza adentro. Y entonces lo escuchó:

— Hola, Viejo… —dijo una voz gutural y cavernosa que salió de las profundidades del pozo.

El hombre se incorporó de un salto, miró el pozo y luego alzó la vista. La persona más cercana a él era una mujer entrada en años que se encontraba a unos cincuenta metros y estaba concentrada metiendo cajas de leche en polvo en una bolsa de plástico.

¿Qué clase de truco es este?, pensó el viejo. Alguno de los vagos le estaba gastando una broma que no le causaba ninguna gracia.

— No es ningún truco, Viejo… Y tampoco se trata de ninguna broma —dijo la voz con una determinación que esta vez sí lo impresionó.

El hombre volvió a mirar para todos lados. La gente estaba demasiado lejos como para escuchar —o como para que se tratase de algún artificio sonoro—. Por otro lado, sólo se oía el zumbido constante de las moscas y, más allá, en el límite del basural, el tronar de los motores de las máquinas motoniveladoras que trabajaban en los montículos.

— No te convences ¿eh? —siseó la voz con un tono que al viejo le hizo erizar los pelos de la nuca—. Mira hacia tu derecha, Viejo.

El hombre obedeció. Un grupo de chicos, de entre siete y diez años, jugaba mientras sus padres hurgaban entre la basura. Corrían, se reían y gritaban. Había dos que tiraban de una soga, haciendo equilibrio entre las bolsas, y otro festejaba luego de haber rescatado una pelota grande, blanquecina, que enseguida colocó sobre su cabeza haciendo piruetas. Mientras tanto, una nena de dos años seguía los movimientos con sus enormes ojos negros abiertos como platos.

— Mira la niña, Viejo… mira la niña… —Esta vez, el hombre no pudo determinar si el sonido de la voz había surgido del agujero o si resonó en su propia cabeza. Como fuera, cada vez que hablaba brotaba del pozo un efluvio de putrefacción.

El hombre tenía los ojos fijos en la niña, que estaba parada sobre una caja de cartón. Seguía mirándola con creciente interés, como le había ordenado la voz del pozo. Y de pronto, como en un predecible truco de magia, la niña desapareció de su vista. En un segundo se encontraba ahí y al siguiente… ya no estaba. La basura se la había tragado.

— Pero… ¿cómo lo hiciste? —preguntó el hombre. Estaba atónito.

— Espera… la función no ha terminado…

Volvió la vista hacia donde estaba el grupo de chicos y esta vez el que estaba con la pelota, que saltaba de un lugar a otro, se hundió súbitamente. Y luego siguió otro, y otro. Los demás chicos, que vieron lo que estaba sucediendo, corrieron para dar aviso a sus padres. En cuestión de minutos una multitud se había congregado alrededor del lugar donde habían desaparecido los niños. Estaban inclinados, apartando las bolsas y cavando con desesperación. Las mujeres gritaban, histéricas. El momento del gran acto había llegado. Sin obedecer a ninguna ley lógica, como si de pronto hubiera desaparecido el suelo en el que hacían pie, todos cayeron al vacío, desapareciendo ellos también.

Pasaron algunos segundos de silencio, durante los cuales el viejo se preguntó si todo aquello estaba ocurriendo realmente o si era producto de una alucinación, si no sería tan sólo una mala pasada que su estropeada mente le estuviera jugando. No había terminado de discurrir este pensamiento cuando comenzó a oírse un sonido grave y acompasado que provenía de debajo de la superficie. El suelo tembló bajo sus botas, todo el basural se estremeció con un movimiento sísmico. Y de repente, desde el montículo de basura donde había desaparecido el grupo de gente, salió eyectada una descarga de sangre fulminante junto con trozos de carne y huesos, como una erupción volcánica de cuerpos licuados, y luego cayó en forma de lluvia tiñendo de rojo el aire del atardecer.

El hombre se llevó una mano a la boca, ahogando un grito.

— Pero… ¿Quién…? —empezó a decir, y luego se corrigió—: ¿Qué eres?

— Basura, Viejo… Igual que tú.

— Pe… pero… no… no es posible… —balbuceó. El horror de lo que acababa de ver le impedía hablar y pensar con fluidez.

— Es posible, Viejo. Claro que es posible —afirmó la voz roncamente—. Mira hacia el norte, a nuestra Gran Creadora, allí… ¿Puedes verla, Viejo?

Podía verla. Claro que podía. El sol había comenzado a caer y las luces de la Ciudad formaban una constelación de diamantes en el horizonte. La misma Ciudad en la que él había caminado con la frente bien alta y la misma que lo había expulsado y condenado al destierro.

— Imagínalos ahí, toda esa gente linda, suave y agradable. Personas educadas y de buenos modales, produciendo miles de toneladas de basura diarias. Arrojando al volcadero sus porquerías… Y no son sólo las bolsas con restos de comida, papeles y plástico, no… Son también megalitros de semen envueltos en preservativos, el fruto sangriento de infinitas menstruaciones, la cría de animales que nadie quiere, los cadáveres mutilados y los embriones semimuertos, producto de las violaciones y embarazos no deseados. Lo que arrojan son sus propias miserias: la mezquindad, la hipocresía, el cinismo, la barbarie…

Los ojos del viejo brillaron de entendimiento. Un estallido de conciencia le hizo comprender lo que la voz le quería decir. Imaginó a todo esa bazofia revolviéndose en el fondo del basural desde el inicio de los tiempos, coagulando, formando un amasijo putrefacto nacido de la rabia, el remordimiento y el odio más visceral. La sola idea lo hizo marearse de entusiasmo.

— Somos la basura, los desechos, los desperdicios, la resaca de la sociedad. Somos lo que el mundo arroja de sí, la cara de la humanidad que ya nadie quiere ver… Somos Basura.

“Ven a mí. Ven, buen hijo mío.”
“Ven a mí.”
“Ven…”

El viejo percibía el llamado cada vez con más fuerza y premura. Se dejó caer sobre las bolsas y sintió que la basura lo envolvía en un abrazo de reconocimiento, protegiéndolo, recibiéndolo en su seno con el calor de una madre. Notó que se hundía, pero no sintió miedo, sino alivio. La tranquilidad de saber que al fin la disolución sería completa. Sintió que la basura se le metía por la boca, la nariz y los ojos. La putrefacción comenzaba a correr por sus venas, llenando sus pulmones y estómago. Y ahora sí, su corazón y la basura formaban un solo, rítmico latido. Una sola pulsión.

El basural entero se sacudió en un asqueroso maremágnum de podredumbre. Si alguien hubiera obtenido una toma satelital del terreno en ese momento, habría visto cómo la mancha oscura que formaba el basurero se había ensanchado repentinamente, ocupando de pronto más espacio que antes.

— ¿Qué fue eso? —gritó el joven con el traje de dril naranja mientras bajaba de la cabina de la máquina motoniveladora. Estaba pálido.

— ¿Qué? —preguntó su compañero desde la otra máquina. Luego bajó y encendió un cigarrillo.

— José, creo que me estoy volviendo loco. Estoy alucinando. Acabo de ver cómo se movía el basural, parecían las olas de un océano, hermano.

El otro miró la montaña que se extendía cientos de kilómetros hasta donde alcanzaba la vista, mientras daba una larga pitada, y luego miró a su compañero.

— Es verdad —respondió—. Estás loco de remate.

— No sé, hermano, no sé…

— ¿Qué? —apuró con fastidio.

— Hace años que trabajo de esto y no termino de acostumbrarme a ver tanta… —hizo un gesto con las manos que intentaba abarcar todo el paisaje.

— ¿De qué carajo hablas?

— Mira, hoy estuvimos trabajando todo el día y toda la tarde moviendo esta mierda para que no llegue hasta la autopista. ¿Y para qué? Al final de cada jornada, parece que no la hemos movido ni un centímetro, incluso parece que estuviera más cerca que antes.

El otro miraba distraídamente a un lado y a otro mientras escuchaba, fumando con tranquilidad.

— ¿Sabes lo que pienso? Pienso que va llegar un día en que la basura nos va a tapar a todos, a todos y cada uno.

El otro se lo pensó un momento, mientras daba una larga pitada al cigarrillo, exhaló el humo y luego lo aplastó contra la puerta de la máquina.

— Cuando ese día llegue —dijo al fin—, pondremos la basura en cápsulas y las lanzaremos al espacio.

Se dio vuelta para arrojar la colilla y se encontró con un muro de oscuridad: un tsunami de desperdicios se alzaba varios metros por encima de su cabeza. No llegó a comprender las dimensiones del horror de lo que vendría. La basura se estrelló contra los hombres y comenzó a correr por la autopista con una impetuosidad que, aparentemente, no tenía visos de terminar. Pronto alcanzaría las calles, las arterias menores.

Fuente:Creepypasta.com

 


El día de todos los santos

Recuerdan cuando de niños siempre nos hablaban de la religion, tratando de que nunca abandonaramos “El Camino de Dios”?. En estos momentos, escribo esto como mi ultima voluntad y espero que alguien capte el mensaje tan horrible que les dejo:

“Ellos te conocen, Ellos te ven, Ellos vendre y te tendran a ti”

Mis dedos siguen con fuerza asi que seguire…

Los Angeles y Dios….. NO LO SON!, Ellos no te protegen ellos no son lo que nosotros pensamos, ellos revuelven nuestra imaginacion y nos hacen creen en cosas diferente, algo alterno. yo descubri la verdad por mi cuenta y ellos son mucho peores que los demonios, si muero no tendre descanso alguno sere torturado de todas formas vaya a donde vaya.

Estaba yo tranquilo, como siempre navegando en mi computador personal, estaba totalmente aburrido fue entonces donde al cerrar el navegador me llego un mensaje instataneo que aparecion en la pantalla con tal rapidez que no lo capte, me senti extrañado porque no tenia ningun programa de mensajeria abierto y no habia dejado ninguna ventana abierta pero lei el mensaje de todas formas. El mensaje Decia:

“El Heraldo de Dios

Si este mensaje te ha llegado es porque tu has sido elegido para poder entrar en “El Paraiso” y solo tienes que retractar todos tus pecados una vez hecho esto un angel vendra por ti.

Te llevara en sus alas y ahi sera el momento en que seras llevado con el mismisimo Dios”

Basura religiosa Pense, asi que cerre el mensaje y instantaneamente salto otro mensaje diciendo: “Dios te ofrece gracia y tu no la aceptas?”, Extrañado pero no asustado cerre el mensaje pense que era uno de esos mensajes multiples de bromas o alguna estupidez para convecer a tontos de la existencia de Dios, pero al cerrar este inicio una grabacion de voz con el reproductor.  Escuche una voz ronca hablando como si estuviera en un abismo diciendo: Dios no esta AQUI! No te dejes engañar NO DEJES QUE TE ATRAPEN Ahora estaba asustado no podia moverme era como si la grabacion estuviera dirijida hacia mi, al ver la barra de reproduccion, no estaba alli, como si la grabacion fuera en vivo y el hombre de la grabacion dijo: ” Quieres saber donde estoy?” yo no dije nada y el dijo “Quieres saberlo? RESPONDE!“  me senti abrumado y repondi Si entonces lo que me dijo fue: “Estoy en el paraiso, el paraiso por el que tanto soñamos no es mas que un paraiso corrupto, un paraiso sin dioses misericordiosos ni angeles brillosos llenos de gracia, TODO ES MUERTE!”.

De pronto se cerro la reproduccion y salto otro mensaje del Heraldo de Dios diciendo: “Es todo, espero que te hayas tapado los oidos porque si no lo hiciste te buscaremos”. Yo sin palabras senti como un frio penetraba mi columna”

El mensaje se cerro y aparecio un mensaje, esta vez no del Heraldo de Dios si no del Heraldo Falso diciendo: “Ahora que nos conoces, El dia ha llegado”

Se cerro….

El calendario de mi computadora se habria y marco una nueva fecha este mismo dia entrepara ver que fecha marco, y habia marcado este dia como “El Dia de Todos los Santos”

Ahora estoy aqui, solo, sin esperanza, sintiendo como  me buscan los santos para hacer quien sabe que. Sabia que la religion tenia una mentira, una mentira inmensa que el Dios por el que tanto oraban tenia un secreto…

En estos momentos escucho pasos en la sala de mi casa, escucho pisadas como de pezuñas, escucho el sonido del filo de sus espadas…

Sin nada mas que decir me despiywgrfecfhuoinfaANFI

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Dios es Grande, Dios es todo ahora que saben la verdad iremos por ustedes – El Heraldo de Dios Falso

Fuente: Taringa

Los doce sonidos creepypasta

Excelente Creepypasta, espero y la se asusten un poco 😀

Corría el año de 2005, recién había obtenido suficiente dinero como para poder pagar una buena conexión de Internet. Estaba muy emocionado debido a la cantidad de música y videos que podía obtener. Esa tarde me la pase bajando juegos y música, pero ya llegada la noche mis intereses se volvieron más obscuros…. Grave error.
Buscando ente diversos programas psicofonías y relatos de terror me topé con un archivo bastante peculiar llamado “Rec06.mp3” y decidí bajarlo debido a la interesante etiqueta que tenía debajo, en la descripción del archivo rezaba la siguiente oración: “Este es parte de los 12 sonidos del archivo original de Odeo Takashima, si tienes alguno de los otros 11 no dudes en contactarme”. -¿Los 12 sonidos?- pensé. –Suena a algo bastante interesante como para entretenerme un rato-. Al reproducir el archivo escuche lo que podría definir como una especie de ronquido o gruñido de algún ser vivo, como una respiración bastante dificultosa de un ser que agoniza, acompañado de ciertos toques macabros que me erizaron todos los vellos del cuerpo.

Pensé en abandonar mi búsqueda cuando vi que el archivo no se había descargado solo, este estaba acompañado con una advertencia en formato .txt que abrí casi inmediatamente. Dicha advertencia me dejo bastante intranquilo y lleno de inseguridad. “Ahora que has reproducido uno de los 12 sonidos prepárate para lo peor, dice la leyenda que si no reproduces el archivo Rec08.mp3 después de escuchar alguno de los otros 11 tu vida se volverá un infierno. La leyenda es cierta y te confesare que he disfrutado mi última hora de vida.”.

¿Que podía pensar en ese momento?… ¿Es acaso una broma de muy mal gusto?, ¿Un tipo sin nada mejor que hacer con una conexión a Internet muy rápida? Mi tercera idea no llego debido a que ruidos muy extraños comenzaron a hacerse notar.

Fuera de mi ventana había un pasillo muy poco iluminado y en esa maldita noche en especial se veía más tétrico que de costumbre. Juro que había siluetas muy extrañas fuera, como si hubieran escuchado ese sonido y hubieran acudido a su llamado infernal. Comencé como loco a buscar el archivo Rec08.mp3 en el mismo servidor donde estaba alojado el original que descargue. Para mi sorpresa el usuario que lo había subido dejó de hacer actualizaciones en 2003 adivinen por qué?…. Había muerto. Creí que era una broma muy pesada y que se había salido de lo que yo podía tolerar, cuando intente apagar mi PC todo enojado un mensaje de la misma computadora me lleno de terror: “El Archivo Rec06.mp3 no puede cerrarse”. El sonido empezó a reproducirse de nuevo y trate de apagar las bocinas sin éxito. Los ruidos afuera comenzaron a hacerse más cercanos y comencé a distinguir voces y murmullos. Era tanto mi miedo que no me atrevía a mirar fuera. Las luces de mi habitación comenzaron a fallar y sin embargo la PC no se apagaba. Ese maldito sonido parecía acrecentar su volumen conforme pasaban esos segundos eternos en los que no tenia idea de que hacer. Comencé a rezar en todos los idiomas que se me ocurrieron y me encomendé a todo lo bueno que conocía. Mi PC empezó a funcionar de nuevo y busque desesperadamente dicho archivo.

Encontré varias copias falsas del Rec08.mp3 que solo aumentaron mi frustración y mi miedo ante lo que estaba fuera de mi habitación. Pasadas casi dos horas empezó a llegar hasta mí un olor nauseabundo similar al de carne y sangre en estado de putrefacción, sentía que las cosas iban a ponerse peor. Quise salir a enfrentar a lo que sea que estuviese ahí, pero para mi sorpresa la cerradura se había trabado y fuera solo veía luces siniestras danzando como si compitieran por ver cual me asustaba más. Estando lejos de mi PC, y casi al borde de la locura empecé a escuchar un sonido muy extraño… como si una niña se lamentara por algo y esto le causara mucho dolor.

Los sonidos extraños fuera cesaron y esas luces macabras dejaron de danzar. El llanto de la niña las había ahuyentado y note para mi sorpresa que el archivo estaba activo en mi reproductor de audio… Estaba entre esos Rec08.mp3 que había encontrado. Aun intranquilo noté que todo funcionaba como antes y que ya no había nada fuera. Alegre y menos preocupado apague mi PC, pero decidí no borrar ninguno de esos 12 archivos que encontré esa maldita noche… Debe haber alguien que desee experimentar esa horrible sensación. Abajo encontraran el link de descarga de Rec06.mp3, es parte de los 12 sonidos del archivo original de Odeo Takashima, si quieren alguno de los otros 11 no duden en contactarme” Felices pesadillas.

http://www.4shared.com/audio/65GJJNrQ/Rec_06.html

Para los que se pregunten quién fue Odeo Takashima. Este chico en 2002 fue de los primeros japoneses en obtener un reproductor de Mp3. Lamentablemente cuando estaba estrenándolo de camino a su hogar falleció en un accidente de tránsito que lo asesino de un modo lento y doloroso. Cuando subió al bus que lo llevaría hasta su hogar comenzó alegremente a grabar el recorrido para después escucharlo. Mientras hacía esto un conductor impertinente golpeo con un camión de construcción repleto de varillas de acero la parte lateral derecha del bus. Una varilla de acero de 10 metros le atravesó el cráneo de lado a lado mientras otras 6 se incrustaron en su cuerpo. El reproductor de Mp3 quedó intacto pero cuando un forense curioso lo conecto a una PC descubrió que dentro no había un archivo de grabación sino 12 archivos que se dice juntos forman un archivo de audio en el que se puede escuchar el momento en que el autobús es impactado por el camión de construcción, los gritos de agonía de Odeo y de las otras 17 personas que murieron esa tarde de Marzo. ¿Realmente deseas escuchar esto?

Fuente: Taringa


El episodio perdido de los Looney Tunes

“Ya era adulto, tenía 23 años y mis padres murieron en un accidente de tránsito. Por desgracia mía, no tenía a nadie a mi lado: mis parientes más cercanos vivían en Carolina del Sur, algo muy lejos de Alabama. Nosotros éramos los únicos de la familia que no teníamos el mínimo contacto cercano con nadie. Como yo no trabajaba, no podía mantener solo el departamento, tuve que conseguir algún empleo rápido, algo que me encajara y que me gustará. Fui cuadra por cuadra, buscando negocio por negocio algún cartel de “Se busca empleado” o “Se busca ayudante“. No tuve suerte este día, lo iba a intentar mañana. Me acosté, puse el despertador a las 7:00 para ir bien temprano a buscar trabajo. Dormía tranquilamente hasta que me llegó a mi cabeza recuerdos de lo que paso ese horrible día en la casa de mi mejor amigo Juan. No pude conciliar el sueño en toda la noche, me llegaban y llegaban recuerdos.

Llegó el día. Me vestí rápidamente para salir a buscar empleo, busque en todo mi barrio y no encontraba nada, otra vez no era mi día, hasta que vi un cartel en una tienda de películas, videojuegos y series. No me demoré en absoluto en conseguir empleo: el dueño me aceptó sin preguntarme nada ni pedirme curriculum. Empecé mi trabajo como vendedor. Mi única tarea era arrendar lo que había en la tienda. La tienda atendía las 24 horas y yo trabajaba en horario nocturno, de 8:00 PM a 4:00 AM. Mi primer día era como estar en el cielo: sabía que desde ahora ya iba a empezar a ganar dinero, iba a poder pagar el arriendo del departamento. No me costó adaptarme a las ordenes de mi jefe, la tienda era muy grande y con una variedad de películas y series, sobretodo dibujos animados para los niños. Mi segundo día de trabajo era normal como el anterior, era una noche bien calmada y fría. Pude contemplar la densa neblina que rodeaba la tienda, y el guardia de seguridad que protegía la puerta principal andaba algo intranquilo. Se pudo apreciar un ambiente bien tenso, las dos únicas personas que quedaban en la tienda se fueron, quedamos nosotros (yo y el guardia). Como ya eran más de las 1:24 de la madrugada, el guardia me dijo que ya era hora de cerrar. Estaba preparando mis cosas para irme, pero me dijo que me quedara aquí porque se veía peligroso afuera por la densa neblina. Mientras veíamos en una tele pequeña “Las aventuras de Fabricio“, las luces comenzaron a parpadear. Pegué un salto de la silla; el guardia me dijo que me quedara tranquilo, ya que era común que pasara esto en la tienda. Le pregunté si había alguna clase de espectro o algo paranormal. El guardia terminó riéndose y seguíamos viendo la serie. Se mostraron los créditos de la serie, apagamos y el guardia me dijo que fuéramos a la bodega a buscar algunas de las series guardadas en unas cajas. Lo acompañé. Como la bodega quedaba aparte del local, salimos por el callejón, done había demasiada neblina y era imposible ver. Entramos a la bodega y vimos una pila de cajas amontonadas, buscábamos alguna serie o película interesante. Una de las ventanas de la bodega se abrió violentamente y entró un viento que hizo que una de las pilas de caja se cayera encima de mí.  El guardia no podía contener su macabra risa mientras me rescataba de la pila de cajas. Yo recogía los casetes de video para ponerlos en su lugar, hasta que vi una cinta con un nombre que me dejo frío unos momentos, la cinta tenía el título de “Looney Tunes: The daffy duck murderer” (Looney Tunes: El pato Lucas asesino).

 

 

Llegó a mi mente una visión de lo que paso hace 8 años. El guardia preguntó si estaba bien, salí de la visión y le dije que sí. Volví a leer el título de la cinta. Al momento pensé que se trataba de una broma para llamar la atención al espectador, ya que estos eran mis dibujos favoritos de la infancia. Le avisé al guardia que viniera a ver esto: vio el título y emitió una risa entre dientes, pero a mí no me dio absolutamente nada de risa. Me dijo que volviéramos al local y le echáramos un vistazo. Sentí que mi subconsciente me hablaba de que viera esta cinta, pero yo me negaba por dentro. El guardia insistió que le echáramos un vistazo. Volvimos a la tienda para revisar el contenido de esta cinta: mis manos estaban temblando y algo sudadas. Inserté el video en el reproductor VHS. Nos sentamos con algo de comer para ver la cinta y encendí la televisión a Modo Video. De inmediato la cinta empezó a reproducirse: apareció la intro con un tipo de efecto ‘screenfade‘, al momento la intro no era la misma que los demás episodios de Looney Tunes. Aquí la música alegre y clásica de estos dibujos estaba ausente, no sonaba en ningún momento. El título “Looney Tones presents” se acercaba demasiado lento hacia el espectador. Después de 30 segundos el título se detiene. Seguían apareciendo otras cosas misteriosas en la intro: dos manos dibujadas con sangre de mal presupuesto salían desde el fondo del círculo de colores. No pude reconocer las manos del personaje que se ocultaba allí, pero al final, este habla diciendo: “Esto es lo que nunca olvidaran amigos, joajoa joajoa“. Quien quiera que fuera el dibujo que se ocultaba allí, emitió una risa bien grave y malévola. Luego de este efecto, aparece el título de “The daffy duck murderer“, con una letra cursiva y en rojo oscuro; pareciera que los editores no tuvieron tiempo de hacer algo mejor en este episodio. El guardia se sentía incomodo con lo que veía, yo estaba asustado y solo quería irme de ahí, pero la neblina poco a poco empezaba a colocarse más y cada vez más densa. De pronto algo se escuchó atrás: no tuve las agallas de ir a ver que era, el guardia se paró a ver y no había nada. Seguíamos viendo el episodio… El intro termina, pasó al cuadro de escena del episodio, un circulo negro empezó a agrandarse como de estos típicos finales de los dibujos animados, que aparece un dibujo mientras el círculo se cierra, pero este era al revés: se abría en vez de cerrar y lo hacía muy lentamente… Comenzó como un episodio normal de los Looney Tunes, pero no sabíamos que de poco a poco este episodio se transformaría en una pesadilla. Bugs Bunny aparece caminando un buen rato, no más de 2 minutos y pareciera que el cuadro de escena era el mismo y se repetía una y otra vez. Luego de los 2 minutos, éste saca una zanahoria de su bolsillo y lo empieza a masticar con una brutalidad… pude sentir el enojo que tenía el conejo… podíamos ver como la escena se cortaba cada 15 segundos y volvía a la misma: Bugs Bunny comiendo una zanahoria….. ésto duro más o menos 35 segundos. Un cuadro negro se interpone en la escena por 15 segundos, pasa a otra y vemos a Bugs Bunny sentado en el borde de un árbol mal dibujado y sin hojas. En verdad, la escena donde estaba el conejo era demasiado pobre: no habían nubes ni vegetales, el dibujo simplemente no tenía vida. Bugs Bunny entre susurros dice: “En verdad quieres ver esto viejo? No puedes sentir el dolor que tengo?“.
Una frase bien fría y escalofriante para ser Bugs Bunny. Comía su zanahoria con demasiada tristeza. De pronto, la cámara hace un zoom al conejo y éste en seguida se pone triste y empieza a llorar descontroladamente, corría sangre de su nariz. Bugs Bunny mira hacia la cámara como si tuviera un odio hacia el espectador, diciendo entre dientes: “¡¡ÉL ME HA ECHO DAÑO!! NO LO PROVOQUES, NO LO BUSQUES!!!“, Bugs Bunny se levanta y lanza su zanahoria medio masticada a la cámara, la escena se corta y empieza a distorsionarse. En seguida pausé la cinta y le dije al guardia que no podía seguir viendo eso. El guardia estaba un poco asustado y aun así se hacía el valiente: me dijo que me quedara, que no pasaba nada. Le puse play a la cinta: ahora en escena se ve Pepe le Pew y su novia Gata, discutiendo por algo. El interior de la escena se vuelve violenta, ellos se agarran a golpes de una forma real. Quedé algo confundido, porque ésto no era normal de un episodio de Looney Tunes. Vimos como manchas de sangre saltaban a la cámara, no pude contener más el miedo.

La cámara hace un acercamiento hacia Gata: estaba muy herida, su cara estaba ensangrentada con los golpes que había recibido por Pepe le Pew. Ésta tenía una pierna quebrada y un hueso dibujado de muy buena calidad estaba en su pierna como si fuera una fotografía bien recortada pegada en la escena. Lo más raro de esto, es que el hueso era lo único dibujado en calidad en el episodio. La sangre no paraba de saltar, un ruido extraño sonó en el interior de la escena y todo se vuelve violento. Aparece en la escena Daffy Duck, diciendo: “Otra vez con sus peleas de ñoños? Esto es lo que quieren que los niños vean? joajoajojaojoa“. Daffy Duck emitió una risa bien parecida a la que se escuchó en la Intro. El guardia andaba confundido al igual que yo y no podíamos creer lo que estábamos viendo y qué clase de cinta era esa. Daffy Duck, sonriendo malvadamente dice: “HAGAMOS ALGO DIVERTIDO CON ESTA BASURA.“. Era increíble el dialogo que usaron para crear este episodio, palabras con doble sentido y palabras muy groseras. Lo que vi después hizo que se me pusieran los pelos de punta: Daffy Duck saca de detrás de su cola un cuchillo, empieza a apuñalar a Gata en varias ocasiones hasta provocarle la muerte. La cámara hace un enfoque a Daffy Duck: a éste se le ve sin ojos, como si se los hubieran borrado, tenía una sonrisa demoníaca que daría un susto a cualquiera.

Sonriente, empieza a reírse por 30 segundos con una risa macabra y escalofriante. Luego de estar satisfecho con asesinar a Gata, empieza a violar el cadáver muerto de Gata. Éste le dice ya en el piso ya muerta: “¿Te calienta que te lo metan perra? Wajajajajajaj!!!!“. Daffy Duck se para y escupe sangre sobre la cara de gata, mientras Pepe le Pew se siente alegrado y riéndose de la muerte de su novia Gata. Le dije al guardia que pausara la puta cinta en seguida, pero el control no funcionaba y las luces empezaron a parpadear con demasiada frecuencia. El episodio seguía en marcha: Daffy Duck riéndose, degolla a Pepe le Pew, cortando su cabeza y mostrándosela al espectador, mientras dice: “ESTO ES LO QUE QUERÍAN NIÑOS? LES GUSTA LA SANGRE? PRONTO SUS CABEZAS SERÁN MÍAS! WAJAJAJAJAJAJ“. La escena cambia repentinamente y con una música parecida a la de Suicide Mouse, Daffy Duck come las vísceras de Gata con sus grandes dientes afilados. Su pelaje estaba erizado. Un sonido empezaba a sonar mientras este comía las vísceras, como si alguien estuviera masticando algo cuando se producía la escena. Daffy Duck después de comer, hace un giro con su cabeza y mira hacia la cámara con una cara endemoniada y con los dientes cubiertos de sangre… de a poco empieza a caminar de patas y a acercarse al espectador, como si éste fuera su próxima víctima. La escena inmediatamente se corta. Un ‘screenfade’ aparece con un fondo negro por 30 segundos mientras una voz de una niña gritando decía “AYUDAME!!! AYUDAMEE PORFAVOR!!! AYUDAME.. NO DEJES QUE CORTE MI CABEZA!!“. Después de eso, aparecieron los créditos ordinarios.

El guardia estaba pálido, se paró de la silla y rápidamente cogió un bate, quebró la tele y el reproductor.

Asustados, corrimos fuera de la tienda, pero la puerta principal no se abría y la de atrás tampoco. Desesperado cogió su arma y se dio un tiro en la cabeza. Me salpicó sangre en la cara; estaba asustado y grité como loco, no sabía qué hacer.

Rompí la ventana y logre escapar hacia mi hogar. A la mañana siguiente me enteré de una noticia trágica: el dueño y el guardia del local “Video World” habían muerto esa noche. Sentí que algo no andaba bien: que yo recuerde, nuestro jefe se encontraba en casa y no estuvo con nosotros. La esposa de éste lo encontró muerto en la cama, degollado y sus vísceras no estaban (sospecho que alguien se los robó). Pero cuando vio un mensaje escrito con su sangre en la pared, ésta se desmayó. El mensaje decía: “DESDE AHORA SERÉ LA PESADILLA DE TODO EL PUEBLO – Daffy Duck“. No gané nada de dinero, así que me tuve que mudar del departamento. Ésto sucedió hace aproximadamente 3 meses. Actualmente vivo con mi mejor amiga Jessica. Hoy en día, aun tengo pesadillas con el suceso que pasó en la tienda.”

 


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Uzumaki tomo 3 continua el mes del miedo


Internet Story

Bien nos lo mencionaba Kingferia hace unos días: es octubre y es hora de darle mate a las creepypastas e historias de terror que circulan por nuestra amiga «internetz». Les dejo con «Internet Story»…

Como la misma descripción del video nos lo dice: «…»Internet Story» es un corto muy bueno sobre una historia, basada en la Internet y el diario vivir. Una historia donde la ficcion y la realidad se unen. Una vez que empiezas a ver el video, seguramente te quedaras viendolo hasta su final tan inesperado.
El corto fue escrito y dirigido por Adam Butcher, sobre un asesinato sin resolver.»

 


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Uzumaki volumen 2


Un día en la vida de un Holder

Ahora, con la llegada del internet, a todos nosotros los Holders se les da oportunidad de postear instrucciones de cómo ponerle las manos a nuestros objetos. He estado viendo algunas de sus reacciones en las publicaciones de otros Holders, y déjenme decirles: ¡son todos una bola de llorones! Ustedes buscadores podrán creer que la tienen difícil, con toda la mutilación y las jodidas de mente y eso, pero nosotros los Holders lo tenemos mucho, mucho más complicado. Tómenme como ejemplo:

Estoy escribiendo esto desde una institución de salud mental. ¿Por qué tenía que ser una institución de salud mental? ¡Estoy perfectamente sano! Si era un ambiente espeluznante el que querían, yo hubiera preferido una aislada, abandonada mansión o castillo en el medio de la nada. Pero no, el Omnipotente Autor decidió que una institución de salud mental sería el simbolismo perfecto para la pérdida de cordura, que describen como “el tema principal de la historia en la travesía de un buscador”, y eso implicaba encerrarme en este pequeño y olvidado cuarto que sólo buscadores se dignan a visitar.

No sería un problema si tuviera a alguien con quien hablar, ¡pero no pudieron ni concederme eso! No, decidieron hacer mi cuarto tan difícil de alcanzar como fuera posible. Trastornaron la leyes de la física de tal manera que todos los que quisieran visitarme quedaran exhaustos para cuando él o ella llegaran a mi puerta. Esa no es una exageración, es en serio el requisito: los complejos hechizos que conjuraron en este lugar olvidado por Dios hicieron de la distancia entre la entrada de la institución y mi celda una variable directamente proporcional al aguante del buscador. Cuando mis visitantes llegan aquí, están demasiado cansados para hablar, y estoy obligado a matarlos por no hacer la bendita pregunta a tiempo gracias a mi juramento de Holder.

Pero claro, eso asumiendo que mi buscador logre llegar a verme. Verán, todos esos conjuros que tomaron lugar cuando la institución fue construida atrajeron a tanto tipo de demonios y bestias infernales como hay, que ahora merodean los pasillos buscando comida. Y bueno, sí tienen ciertos puntos débiles; creo que eran algo como “no ser capaces de sentirte si mantienes tu aliento todo el camino”, pero por favor, ¿cómo demonios se supones que descubrirán eso? Ignorando el hecho de que la mayoría de las personas no pueden llegar tan lejos sin respirar. Puedo apostar que 8 de cada 10 visitantes ni saben que hay bestias infernales en lo absoluto, especialmente porque deben de tener sus ojos cerrados todo el trayecto.

Ah sí, ¿no mencioné eso, verdad? Las paredes de esta institución están cubiertas de pinturas que destruyen tu sanidad si tan sólo les ves de reojo, entonces tienes que cerrarlos todo el camino hasta aquí. Pueden estar pensando: “¡Eso sólo prueba que las cosas son más difíciles para nosotros!” Pero están equivocados. Las pinturas y bestias infernales no sólo les impiden llegar hasta mí, ¡me hacen imposible salir de aquí! ¡No puedo andar por ese imposiblemente largo pasillo con más facilidad que ustedes!

¡No! Estoy atrapado aquí en mi celda por la eternidad, justo al lado de la celda de alguien que simplemente no cierra la boca. Ni tan siquiera me habla a mí, porque apreciaría cualquier forma de conversación en este punto. Sólo está continuamente cantando unas terribles tonadas en sumerio antiguo las 24 horas del día, siete días a la semana. Cuando sí deja de cantar, es porque se va a matar unos pobres, confiados buscadores por una tarada razón como pararse en la baldosa incorrecta en el camino aquí, así privándome de conversación más y más.

En los últimos ocho años, he tenido exactamente una persona que alcanzó mi guarida con suficiente aliento en él para hacer la pregunta. Estaba tan encantado que pasé por horas hablándole sobre mi objeto y los buscadores previos a él que han fallado la tarea, y acerca de profundos y metafísicos conceptos relacionados con mi objeto… sólo para descubrir que se había vuelto loco en los primeros diez minutos. Me di cuenta después que el Omnipotente Autor maldijo mi voz para quitarle la sanidad a las personas. Genial, en serio. Eso significa que si alguien quiere llegar a mi objeto y salir con vida, están obligados a ignorarme. Estoy seguro que nada más hicieron eso para molestarme; no puedo pensar en otra razón para ello.

Entonces, eso. Eh… Mi objeto es número… algo de 538. Por favor vengan aquí pronto. De veras quiero compañía.


The Grifter (el estafador) Creepypasta

«Lo postearon hace unos años, en el 2007 en 4chan, con el OP (Original Poster) que posteó el link diciendo qué jodido estaba. Era realmente borroso, y de lo que puedo recordar, mostraba cosas extrañísimas, como una bañera llena de gusanos, pinturas antiguas derritiéndose, bosques, colores parpadeantes, texto en un lenguaje diferente (de lo que recuerdo), todo mientras una extraña voz tocaba lo que sonaba como un murmullo extraño, si es que han visto el video de ‘there is nothing’, similar a la misma voz, pero más indistinguible.
Entonces se volvió un poco menos borroso, y había un video de un pequeño perrito siendo agarrado por el cuello, retorciéndose de dolor pero con gritos similares a los de un niño… luego mostró una guardería, con muchas cunas, todas con niños adentro, muertos. La cámara se acercó a una de las cunas y uno de los recién nacidos se levantó un poco, comenzó a llorar y sangrar de los ojos y boca. Luego otra toma de un sótano (como a linicio), con una mano deforme desapareciendo en un charco de sangre. Luego mostró más texto (alguien ‘dijo’ que el texto significaba ‘tu raza es una que está muriendo’), con la imagen de una planta pudriéndose con rapidez, close ups de cadáveres. Y puedo describir que tenía casos de posesión demoniaca y exorcismos que claramente nunca han sido vistos fuera del país de origen de la cinta. Mientras esto pasa, la voz que habla calmadamente, comienza a gritar de dolor y sufrimiento, algo sumamente aterrador. Luego regresan los murmullos, como de una radio con mala recepción, a lo largo del video.»

La noche

Son las 3:00 De la mañana y tus amigos y tu estaban festejando halloween. Has visto tus peliculas de terror favoritas, contado tus historias de terror favoritas, y hasta intenteste el viejo truco de «Veronica» en tu espejo. Luego de que tus amigos se fueron, te estiras y boztesas, decidiendo que es hora de echarte a la cama, asi que vas directamente a tu cuarto para dormir una siesta.

Despues de un rato, valga la redundancia, te das cuenta de que no te puedes sacar las imagenes de los monstruos ficticios que recien viste en tu televisor. «Meh… me voy a odiar por esto en la mañana,» Dices con voz alta mientras prendes tu lampara, sabiendo que cuando niño una luz de noche te ayudaba a dormir. A minutos de dormir, Acurrucado y confortado debajo de tus tibias sabanas, mientras tus ojos se cierran lentamente; inundando tu mente con placenteros pensamientos…

…eso es, al menos hasta que detectes algo moviendose frente a la lampara, creando una sombra frente a ti. Parpadeas, mientras empiezas a dirigir la vista hacia la lampara, una mano en descompocision te toma por el hombro y una voz dice: «Gracias por encender las luces, tenia problemas para encontrarte en la obscuridad…«

Fuente:blorch


¿Aun no crees en él?

Tenía rato sin postear una buena creepypasta, no se si esta sea tratada por tal pero es una muy buena historia, espero y les guste, así como me gustó a mí.

Fuente: Taringa

¿Alguna vez has sentido miedo, dolor, angustia o desesperación? Por supuesto, todos los seres vivos han experimentado aquellas temibles emociones, sensaciones y sentimientos; aquellos males que aquejan en algún momento al ser y cuya intensidad, aunque variable, ocasiona el mismo resultado; arribar a la cumbre de la vida sólo para descender inminentemente por el abismo de la muerte… Sin embargo, existe un agente entre estos eventos y hasta cierto punto puede evitar el abrupto desenlace. 
Cuando acaece alguna molestia, sólo se puede desear su cesación. Lo único que se anhela es “algo” que sosiegue los nervios crispados, que apacigüe al espíritu turbado, que mitigue las penas del alma… Todos tienen la esperanza de ser escuchados en su aflicción, de ser auxiliados en sus dificultades, la necesidad de sentirse protegidos de los peligros que acechan en la oscuridad. Si… todos quieren estar salvos, tal es el motivo por el que recurren a la espiritualidad; todos creen en algo, necesitan creer en algo. 

Pero él no cree en ti, de hecho, ni siquiera está presente. Quizás no te importe y ¿sabes?, está bien, a él tampoco le importas. No, no creas que te ha abandonado, más bien nunca ha estado contigo; desde el inicio has estado desamparado por aquel “algo” que creías estaba a tu lado. Es más, ni siquiera existe, en el sentido estricto de la palabra. Pero yo sí. Desde siempre, incluso antes de laprimera luz que deslumbró tus sentidos. Yo estuve ahí ¿recuerdas? la primer imagen que tus ojos percibieron, la que infundió un intenso terror en tus adentros, aquella que provocó la primera emoción que experimentaste, miedo. Si, estuve ahí, así como estuve en cada momento de tu vida, así como ahora me encuentro aquí. ¿Dónde? Tú lo sabes, lo sientes. ¿Me has visto? No, nunca pero no porque sea invisible o no puedas percibirme. Simplemente no quieres verme, niegas mi existencia a sabiendas de que es una verdad evidente, intentas excluirme de tu repugnante vida y a veces crees que me has olvidado… pero sigo aquí, seguiré aquí. Sólo estamos tú y yo. Más no creas que estoy aquí para protegerte, que estupidez es pensar en eso, sólo busco diversión sin moral, sin límites. Me satisfago con esas sensaciones presentes en momentos cruciales; cuando el terror te invade al encontrarte con la oscuridad, cuando la ira abruma tu razón después de que he frustrado tus planes, cuando le vaya a robar el aliento al ser que amas… No puedes evitarme o controlarme pero yo a ti sí. Puedo reprimirte y manejarte a mi antojo, incluso lo he hecho unas cuantas veces… ¿Recuerdas la emoción cuando golpeaste a aquel individuo? ¿O esa ocasión en la que un impulso desconocido te incitaba a lastimar a aquella persona? Si, ahí me encontraba, de hecho, la maldad de esos actos fue lo que me otorgó la posterior satisfacción… 
¿Vas a seguir negándome? Es mejor que continúes haciéndolo, no me gustaría terminar ahora mismo, ¿Sabes por qué? ¡Es que es muy entretenido! Jugar con tu incredulidad, beber tus lágrimas, devorar tus anhelos, aniquilar tus esperanzas. 

Mi palacio está forjado con el dolor perpetuo de mil millones de seres condenados, el gesto de estupor de dos mil ánimas adorna sus muros teñidos con la sangre derramada de los mártires y los justos. Los gritos al unísono de un millón de vírgenes ultrajadas resuenan por cada espacio, hasta llegar a mi trono asentado sobre la frustración de veinte mil almas confundidas. Mi forma está revestida con el llanto de quinientos seres no paridos, en mis extremos sostengo el cuerpo inerte del miedo mientras engullo el reflejo del alma de cada uno de los condenados. 

¿Ahora crees en mí? Después de todo, sólo soy una parte, la que siempre está ahí latente más no ausente, la que te ofrece mil posibilidades más allá de tus límites, la que reniegas y temes, pero nunca abandonas. 

¿Ahora si deseas saber donde me encuentro? Sencillo, lo único que debes hacer es apagar el monitor…


The Holder 51-60

The Holder of Ilussion (El Holder de la Ilusion)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier hospital psiquiátrico o centro de reinserción social a los que puedas ir por ti mismo. Cuando llegues al escritorio, pregunta al trabajador si «El Holder de la ilusión» está alojado allií.

Si el trabajador asiente con la cabeza, estas condenado. El Holder sabía que iríasi, sentirás tu cuerpo desaparecer lentamente. No es una experiencia agradable.

Si el trabajador responde negativamente, debes sentirte afortunado. Te pasará un pedazo de papel con direcciones del asilo y te pedirá que te marches. Hazlo, gira a la izquierda, y bota el papel. No querrás alertar al Holder de tu llegadaantes de lo necesario

Camina cuatro cuadras por la dirección en la que estás, luego, gira a la izquierda y avanza una, luego a la izquierda y camina dos, luego detente, rasca su barbilla, y gira. La calle ha cambiado – todos los colores del mundo se han drenado frente a ti. Un cráter inmenso está en el centro de la calle.

Da un paso hacia atrás. Debe haber una pluma de pintura roja a lado tuyo, tómala y guárdala en tu bolsillo. Como veras, el efecto de decoloración desaparece lentamente, revelando lo que parece el período subsiguiente de un ataque militar sobre un mundo negro y blanco, edificios hechos pedazos, calles destruidas, y personas muertas por todos lados.

¡Cubre, rápidamente, tus ojos con tus manos y grita «Niego la verdad! ¡Deje que el sendero se manifieste!» Si el Holder te piensa indigno, sufrirás el mismo destino de aquella cuadra destruida, y el efecto que viste, continuará difundiéndose.

Pero si logras pasar, sentirás un ligero hormigueo por tus piernas, tan leve que apenas podrás sentirlo. Abre tus ojos. El efecto continúa expandiéndose silenciosamente, pero tu estas completo, como siempre, en medio de esa ruina. Camina recto por aquella cuadra hasta que llegues a un depósito. Las puertas principales, están dobladas, pero aun se se mantienen fuertes en su sitio. Junto a las puertas del edificio verás una placa como las que hay en las estaciones de bomberos, pero totalmente en blanco.

Saca la pluma que tienes en tu bolsillo y escribe sobre la placa, con letras tan pequeñas como te sea posible, pero que se pueda leer: ¿Quién sobrevivió para contarlo?

La tinta formará un charco en un punto y empezará a gotear, muy parecido a la sangre goteando y resbalará por la placa, describirá al sobreviviente, contando su historia de terror y tristeza, y los finales que sintió en un intento por desistir en la búsqueda, tratando de asegurarse que no vuelva a ocurrir. Muy lentamente, tendrás el horrible presentimiento de que el mismo Holder es el sobreviviente del cual él habla.

Él te asegurará que esto no es verdad, sin embargo, y terminará el relato con: «Su destino no se mencionará en esta narración, pero su legado continúa»

La pluma se derretirá en tu mano y puertas del depósito se romperán y abrirán. Corre hacia adentro (no camines) y entra a la oficina del gerente. Estará completamente oscura, pero no te atrevas a encender la luz, despertarás al guardián de su sueño. En vez de eso, busca a tientas al rededor del escritorio hasta que sientas un objeto, redondo y suave en tus manos.

La oficina desaparecerá de tu vista y tendrás un vistazo de la calle de la masacre, a todo color, antes de que todo se vuelva negro.

Despertarás dos días después sentado en la mesa de tu cocina en tu casa. Un periódico cerca muestra un ataque terrorista reciente. Siéntate derecho y te darás cuenta que sigues sosteniendo el objeto. Ponlo sobre la mesa.

El objeto que tienes ante ti, es una bola de acero del tamaño de una nuez, y es el objeto 51 de 538. El sobreviviente ahora sabe de ti, y tu de él. Los secretos los unirán para siempre.

The Holder of Disgust (El Holder del Asco)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o casa a mitad de camino en el que puedas llegar por ti mismo. Al llegar a la recepción, pide visitar a alguien que se hace llamar «El Holder del asco». La cara del empleado se tornará un poco verde, se disculpará e irá al baño más próximo. Una guardia aparecerá a tu lado y te pedirá que la sigas, obedécele, por ahora.

Te llevará a una puerta con un número en ella, posiblemente recordarás haber visto esto antes, casi como si hubieras estado ahí hace mucho tiempo atrás. No voy a decirte cuál debe ser el número de la puerta, pero si no es el correcto, tu destino sera de eterno dolor y náuseas. Si el número es el correcto, te encontrarás en una habitación que se parece mucho al estómago de una persona. Verás comida ser digerida, vagando en las vías del ciclo digestivo. Será mucho más horrible de lo que algunas vez te hayas imaginado.

Simplemente espera hasta que veas una puerta caer en la habitación, luego entra por ella. Si no puedes entrar por ella, entonces serás lentamente digerido, como todo lo demás en aquel lugar

En caso de que hayas logrado entrar por la puerta, te encontrarás en una habitación con paredes de un blanco puro. Es una de las pocas cosas que no vuelven loco al Holder. Tú, sin embargo, no eres de esas pocas cosas, así que prepárate para correr tan rápido como sea posible si es necesario. Acércate a la chica que está el centro de la habitación y pregúntale: «¿Qué consideras puro?» Ella te mirará con la boca abierta, tratando de hablar. Pero será incapáz y en su lugar, vomitará sobre el piso. Cierra tus ojos todo el tiempo mientras escuchas como ella vacía su estómago.

Cuando ya no escuches nada, abre tus ojos y camina hacia donde estuvo la chica. Toma las píldoras que están allí.

Estas píldoras son el objeto 52 de 538. Tomar una te hará desaparecer de la misma forma en que la chica lo hizo.

The Holder of the Anvil (El Holder del Yunque)

En cualquier ciudad, en cualquier país del mundo, ve a cualquier institución de salud mental u hospital y dile a la operadora que deseas ver al «Holder del Yunque». Un momento, una hora, un eón pasará mientras ves cada falla del mundo reflejada en sus ojos. Verás el final de las cosas, hijas arrancando tiras de carne de sus madres con ganchos de acero y hueso, padres arrancando los ojos de sus hijos, y sabrás que tu les has dado a ellos ese tormento. Su angustia será la tuya y tú única opción es dejar a tus lágrimas unirse a las de ellos, pero no des señal de saber esto, o la operadora se retirará y toda esperanza con ella.

Un eón, una hora, un momento pasará y la operadora bajará sus ojos en señal de derrota, y abrirá la puerta detrás de ella. Síguela con cuidado, es engañosa y te dejará en lugares oscuros donde tus gritos jamás se escucharán, y tus huesos no serán encontrados. AL final de este camino, cuando los cráneos de infantes crujan bajo tus pies, encontrarás a un joven hombre, encadenado a una plancha de hierro irregular. Tu guía se girará y te ofrecerá un martillo en una mano y una cuchilla en la otra. Si tomas la cuchilla, abandonarás tu búsqueda y rogarás por un final rápido, pero no te será concedido. Debes tomar el martillo, y cuando lo hagas, estámpalo en la cabeza del joven, con toda tu fuerza. A pesar de que es inocente, no te permitas la misericordia, porque la misericordia te ha abandonado. Cubre los cráneos y tus pies con el gore y la sangre. Cuando su deuda se haya saldado, serás devuelto a tu mundo, fuera del asilo. El martillo continuará en tu mano, la sangre, nunca podrá ser quitada de él. Su sed ha sido satisfecha por ahora.

El martillo es el objeto 53 de 538. Sólo se utilizará una vez más, para dividir el mundo y encontrar el corazón secreto que late en su interior. Reza para que no sean tus manos las que lo manejen

The Holder of the File (El Holder del Archivo)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o casa a mitad del camino, a la que puedas llegar. Al llegar a la recepción, pregunta por alguien que se hace llamar «El Holder del Archivo». En caso de que una mirada de dolor y preocupación se dibuje en la cara del trabajador, serás llevado a las profundidades de la instalación.

Luego de muchísimos giros y vueltas, más lejos de lo que debería ser el tamaño del edificio, serás llevado a una celda de estilo antiguo. Dentro de ella hay oscuridad, y un solo ruido. El sonido de un archivo contra el metal. Debes, al momento que el sonido de la fricción se detenga, girar rápidamente y correr. Corre tan lejos y rápido como te sea posible, y no te preocupes de tomar el camino equivocado, perdiéndote en las profundidades de estas instalaciones, será la menor de tus preocupaciones.

Si la fricción continua sin disminuir, camina hacia las barras y mete una mano en la oscuridad. Sentirás que un objeto es puesto en tu mano. Si se siente caliente, suéltalo y cae sobre tus rodillas en oración. Reza por ser lo suficientemente rápido, para que, cuando mires arriba, aun permanezcas fuera de su celda. Si fuiste muy lento, una eternidad de trabajo de archivo no te dejará pasar aquellas barras.

Si el objeto se siente frío, pregunta con voz clara y fuerte hacia la celda y retira tu mano. La única pregunta que será contestada es: «¿De qué lado están?»

Sentirás que el archivo en tu mano se empieza a mover. Como jirones de tu piel a través de tus huesos, debes concentrarte en la pregunta a pesar del dolor. El archivo raspará tu carne y tu hueso hasta que no quede nada. Si lo haces sin ceder al dolor, encontrarás la respuesta a tu pregunta en tu mente. Tu mano estará completa, y una vez más, estarás fuera de las instalaciones con un frío y oxidado archivo en tu mano.

Muchos se vuelven locos con este conocimiento, y algunos usan el archivo para repetir el proceso en un intento por borrar las palabras de sus cabezas. Si consigues aguantar, te encontrarás entre aquellos en la reunión.

Ese archivo es el objeto 54 de 538. Será bueno tu camino hacia la reunión, pero no puedo ayudarte desde allí más.

The Holder of Cruelty (El Holder de la Crueldad)

En un lugar donde se reúnen los presagios oscuros y donde la muerte ha maldecido, llama al cielo sin estrellas para conocer al «Holder de la crueldad». Ante la tierra contaminada en la que te encuentras, surgirá un pedestal negro y antiguo, con un recipiente hondo tallado en el cráneo carcomido que se encuentra encima.

Desde este punto, no hay retorno. Los ojos del cráneo decadente brillarán en un rojo sangre y en tu cabeza, una voz malvada sonará:

«Mors ultima linea rerum est»

Ennegreciendo hasta la noche vencida, en ese recipiente debes reunir los corazones palpitantes de aquellos a los que más quieres. Si los corazones dejan de latir, la oscuridad caerá sobre ti, si fallas en el proceso, la oscuridad caerá sobre ti, si el suicidio se convierte en tu última opción, la oscuridad caerá sobre ti.

Con los corazones palpitantes reunidos en el recipiente , el ennegrecimiento cesará. Los corazones se licuaran formando figuras oscuras e impenetrables. Las voces de aquellos que se ofrecieron, te hablarán en lenguas desconocidas. Aunque son incomprensibles, no caigas en sus mandatos pues son engañosos.

En su lugar, reune los cadáveres de cinco de tus enemigos más odiados y llévalos al pedestal. Vierte el líquido contaminado en sus gargantas. Ni una sola gota debe caer al suelo. Los cinco cadáveres revivirán, resurgiendo como marionetas malvadas, obedeciendo a su maestro maldito, cambiando de forma a un ser retorcido y oscuro.

Debes alimentarlos con cinco niños pequeños con vida. El menor remordimiento no será tolerado en sus ojos. A medida que la sangre fresca de los niños pasa por sus venas, debes ver, a través de la agonía, los gritos, lagrimas y el miedo, como ellos son completamente devorados. Sufrirán el dolor de un siglo de torturas mientras son consumidos.

Cuando la prueba ha terminado, ellos te rodearán. Exigirán una sola cosa más, tu propio corazón. Apresúrate, ellos no sienten el dolor como los mortales. Como el ofrecimiento impío pasa de manos, también será consumado. La comida terminó, las figuras se fusionaran y se disiparán en una aura oscura y brillante, eclipsando el cielo oscuro.

Los susurros silenciosos que consumen tu mente forman el Objeto 55. Cuando todo oscurezca, ellos te guiarán

The Holder of Reality (El Holder de la Realidad)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o casa a mitad del camino que puedas entrar. Al llegar a la recepción, pregunta por alguien que se hace llamar «El Holder de la realidad.» La recepcionista te llevará por unas escaleras que van mucho más alto de lo que parece ser el edificio, hasta finalmente llegar al piso más alto, donde encontrarás nada más que una puerta. Como te aproximes a la puerta, la recepcionista se alejará. En este punto, puedes buscar al rededor a la recepcionista, pero haciendo esto, solo hará que te pierdas en las salas de la institución para siempre. En lugar de eso, abre la puerta y continúa hacia el interior.

Dentro de esa puerta, encontrarás a un hombre sentado en una silla de oficina, jugando un juego en una consola de videojuegos que jamas has visto antes. Es un diseño bizarro, con una carcasa de hierro forjado, grabado y pintado de forma retorcida, con diseños demoníacos. En el juego, el está torturando a una persona con métodos demasiado horribles para ser descritos. Luego de que, inevitablemente, caes en cuenta de que su involuntaria víctima eres tu, te convertirás en tu avatar en el juego, y serás forzado a soportar cualquier tortura que su mente pueda concebir, hasta que el juego termine.

El juego puede finalizar únicamente de una o dos formas. Probablemente te vuelvas loco, en cuyo caso el se llevará tu alma aparte, únicamente para su deleite. Como sea, puedes aguantar con éxito, la tortura, y se te concederá el privilegio de hacer una sola pregunta. Si le preguntas por qué estas en el juego, el se verá forzado a revivir el juego completamente, repetidamente, por toda la eternidad. En su lugar, debes preguntar: ¿Por qué juegas?

Con esa pregunta, él gritará en agonía y la consola se reseteará. Estarás sentado en la silla de la oficina, la consola y el control puestos en el piso a tu lado. El te observará a través de la pantalla de TV, una mirada de indescriptible miedo en su cara. Por muy tentador que sea, no juegues el juego. Probablemente es lo mejor ni siquiera tocar el control. Simplemente apaga la consola, retira el cartucho del juego, y llévalo contigo, dejando la consola atrás.

Ese cartucho contiene el objeto 56 de 538. Estuviste en el una vez, recuerda eso, antes de que pienses en jugarlo.

The Holder of Truth (El Holder de la Verdad)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o casa a mitad del camino que puedas llegar. Al llegar a la recepción, pide amablemente, visitar a alguien que se hace llamar «El holder de la Verdad». El trabajador hará un gesto ligeramnet, luego volverá a lo que estaba haciendo. El no responderá si le preguntas nuevamente, pero no te atrevas a preguntarle por tercera vez, porque si lo haces, el te mostrará su verdadera forma, y te despedazará en tiras de sangre en el acto.

Gira para marcharte. La puesta se ha desvanecido, pero hay una trampilla en el piso, que antes no estaba ahí. Ábrela, preferiblemente con algo largo, que te de la oportunidad de escapar si hay algo esperándote del otro lado. Si lo hay, corre, corre rápido dentro del asilo, tan rápido como puedas. Encuentra una ventana y salta, pues todas las puertas están trancadas o se han desvanecido. Cuando logres salir por la ventana, huye tan lejos como puedas, preferiblemente, cruza tanta agua como te sea posible, esto no lo detendrá pero si lo retrasará. Y tu necesitarás cada segundo para hacer las paces con tu dios.

Si nadie está esperando, salta a través de la trampilla. Aterrizarás en una espléndida biblioteca. Gente en vestidos exquisitos y elaborados por todas partes, hablando, leyendo y relajándose. No toques a ninguno de ellos, o intentes coger algún libro, para eso es el gatillo, y tu no querrás halarlo.

Mira al rededor, tendrás todo el tiempo que necesites. Eventualmente, encontrarás un hombre de cabello gris, sentado en un escritorio, estampando una interminable pila de libros con un viejo sello de «devuelto». No intentes tocarlo o a sus libros, si lo haces, toda la gente agradable, revelará cuál es su verdadera apariencia, y si te vuelves loco en un instante por lo que ves, considérate afortunado, para tu suerte, no sentirás el dolor que ellos quieren hacerte sentir con gran furor vehemente.

En su lugar, hazle al bibliotecario una pregunta y solo una: ¿Cuál de ellos tiene Su Ley?

El bibliotecario mirará para arriba. Sus ojos son de un color que no es de este planeta o incluso de esta galaxia; son de un color tan imposible que tu, probablemente te vuelvas loco, con solo una mirada. Mantente firme y mira directamente a sus ojos. No rompas el contacto visual, o el mirará hacia abajo, sin esperar por ver como los otros se abalanzan sobre ti. El te dirá un nombre. Es un nombre largo, pero te dará una tarjeta que te ayudará a recordarlo. Antes de ir a busca el libro, pregúntale si lo chequeará primero. El asentirá y sellará la tarjeta.

No te molestes en buscar el libro. Ya ha sido robado de la biblioteca, y debes encontrarlo. Cierra tus ojos y di tres palabras: «Encuentra al Ladrón»

No abras los ojos durante diez segundos, pues si lo visto anteriormente no te ha vuelto loco, entonces lo que verás si lo hará

Después de los diez segundos, abre tus ojos. Estarás en la calle del asilo, sosteniendo aún la tarjeta.

Esa tarjeta es el objeto 57 de 538. Has registrado la salida del libro, es tu deber devolverlo.

The Holder of Lies (El Holder de las mentiras)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier manicomio o casa en medio del camino, donde puedas llegar. Al llegar allí, camina hasta la recepción y pide ver a alguien que se hace llamar «El Holder de la mentira». El trabajador asentirá alegremente, entonces se levantará y hará un gesto para que lo sigas. También lo harán cerca de siete personas más en esa área. Ignóralas a todas, ellas se desviaron del camino de la verdad, ahora solo quieren llevar a otros a unírseles.

Camina hasta el escritorio y mira debajo de el. Habrá un botón, parpadeando de color naranja, con un letrero que dice «En caso de Emergencia». Presiónalo dos veces, este botón es el que abre la puerta, y no querrás que la puerta se cierre sobre ti.

Levántate y date la vuelta. Habrá una puerta de acero con un letrero «El camino de la verdad» frente a ti. Es la única verdad en este lugar, ignora el resto; solo el camino de la verdad te conduce a la mentira.

Atraviesa la puerta. Puedes volverte loco por tu posición, caminando en el tejado de un pasillo que conduce a una dirección imposible, por su lado, pintado con un color imposible. Ignora estas visiones, la única cosa que es verdad es el camino bajo tus pies.

No puedes cerrar, para nada, tus ojos en este lugar, pues nunca podrás abrirlos nuevamente. Soporta la locura de tu ubicación. El techo del pasillo es de baldosas rojas y blancas. Mantén tus pies en las baldosas rojas o caerás, directo a la locura del más allá, y de ahí en adelante, solo tendrás un propósito, llevar a otros a unirse contigo.

Eventualmente, después de lo que parece una eternidad, te encontraras en frente de una puerta de madera normal. Ábrela y camina dentro.

Te encontrarás en una oficina del estilo de los 30s, Un hombre con abrigo negro y un sombrero fedora, estará encorvado sobre un montón de papeles en su escritorio, murmurando y garabateando. Un arma encima de los papeles, cargada. Una linea de retratos en el muro del fondo, mostrando al hombre en una serie de lugares, pero notarás dos cosas en común sobre las fotos; uno, el hombre nunca muestra su cara, y dos, todos en la foto, excepto el hombre, parecen tener una inimaginable agonía

Dirige tu mano al arma, pero no la toques, este hombre no disfruta ser distraído. Ármate de valor y pregunta al aire: «¿Dónde estaba él cuando se reunieron por última vez?»

Coge el arma rápidamente , luego dispara al hombre hasta que te quedes sin balas. Si no lo haces o si fallas, el te cogerá y mostrará la verdadera apariencia de su rostro. No querrás verlo, si lo haces, aparecerás en las fotos del muro, y verás por qué los otros están en agonía

Sin embargo, si tienes éxito, el hombre se desplomará sobre su escritorio, muerto. Un sobre caerá en el suelo. Si realmente quieres saber dónde El ha estado, tómalo, el mensaje dentro te lo dirá. Pero el contenido es extremadamente volátil, y es posible que tu mente no pueda manejar tal conocimiento. En efecto, el sobre te dirá dónde, pero no te dirá por qué. Esto es más de lo que cualquiera podría soportar.

No trates de leer el sobre ahora, no tendrás tiempo. Suelta el arma inútil y corre. Corre tan rápido como puedas, pues, sin su guardia, el camino de la verdad empieza a desviarse, y no querrás estar ahí cuando esto suceda.

Cuando veas la puerta de acero, corre hacia ella. Si eres muy lento, quedarás atrapado como un trabajador confundido, y serás torturado hasta que accedas a reemplazar al hombre al que asesinaste. Sin embargo, si fuiste lo suficientemente rápido, aparecerás en el hall de la entrada, en uno de los sofás del área de descanso.

Rápidamente, levántate y corre al sillón verde, el objeto está llamando, y hay otros que también lo quieren. Arroja la almohadilla del asiento.

Se revelará un esqueleto, retorcido en su posición de horrible agonía. En sus brazos, sostiene un libro, encuadernado, de color azul marino y estampado con oro. El nombre está incrustado en plata en el frente, es un nombre largo.

Este libro es el objeto 58 de 538. Usted ha encontrado Su ley, pero depende totalmente de ti si quieres seguirla.

The Holder of Work (El Holder del Trabajo)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier sitio de construcción o de fundición, que puedas llegar. Al llegar al supervisor, pregúntale por alguien que se hace llamar «El Holder del Trabajo». El capataz se burlará y te asaltará con una andanada de verdades horribles. No reacciones y reitera tu petición. Te pedirá que esperes un segundo, mientras tiene que hablar con su jefe; o al menos es eso lo que el dice. Luego se irá, espera por un minuto o dos, luego una persona pasará junto a ti, y te preguntará por «El Holder de los Gemelos». Dile que el trabajador se ha marchado y que está hablando con su jefe. Dile que ustedes dos tendrán que esperar hasta que el guardián regrese.

En ese momento, el trabajador reaparecerá, aparentemente de la nada. Te pedirá amablemente que esperes ahí mientras la otra persona debe seguirlo. Desobedécelo, pues si esperas ahora, nunca lograrás dejar ese punto donde te encuentras. Síguelos, pretendiendo que simplemente tienes el mismo camino que ellos.

Luego de un corto tiempo, llegarán a una puerta de papel. No te engañes, este papel es más fuerte que cualquier metal que hayas visto alguna vez. El guardián abrirá la puerta, dejando que la otra persona entre. Síguelo, antes que la puerta de papel se cierre de nuevo, o el lugar en el que estás se convertirá en una casa llena con todos tus miedos más grandes, y quedarás encerrado para siempre.

Si seguiste a la otra persona dentro de la puerta, ambos se encontrarán en un pequeño paraíso. Aunque encontrarás todo lo que te gusta y amas, no toques nada con tus manos o brazos, pues la belleza se desvanecerá rapidamente y la locura invadirá tu mente. Simplemente sigue el camino que ves bajo tus pies y no lo dejes.

La otra persona hará lo mismo, y te hablará. Te contará de él, de algunas cosas que han pasado en su vida. No le respondas, solo escucha. Ni tú ni él querrán ver que pasa si él deja de hablar en el camino. Por cuatro horas caminarán y deberán mantener la conversación. Finalmente, el se quejará de tener un dolor en la garganta, y no tendrá nada más que decirte.

A continuación llegarán a una puerta dorada, se abrirá a medida que se vayan acercando. Entra por la puerta y te encontrarás en un cuarto de un tono casi negro, iluminado únicamente por dos velas. Una de ellas está junto a una mochila, la otra, junto a un espejo. Camina hacia la mochila y levantala, por más pesada que sea. Camina hacia el espejo, ahora elegirás tu destino.

En caso de que la otra persona ya esté ahí parada, puedes gritar rápidamente: «no importa lo duro que sea el trabajo, será llevado a cabo» y luego rompe el vidrio si quieres obtener tu pedazo de rompecabezas. Cuando destruyas el objeto que refleja, la otra persona gritará de fomra inhumana y lentamente se derretirá. Luego de un minuto, el se habrá ido, solo sus zapatos habrán quedado. Tómalos y regresa a casa.

Los zapatos son el objeto 59 de 538. Nunca te los pongas.

Sin embargo, si eliges no gritar y destruyes el espejo, tomarás el lugar de la otra persona, mientras el dice: «¿Que refleja de ellos?». Ahora sentirás un dolor insoportable, morirás lentamente. Luego de un minuto, te habrás ido y la tarea de la otra persona, se habrá cumplido. Depende de ti quien muere.

The Holder of Twins (El Holder de los Gemelos)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier sitio de construcción o de fundición, que puedas llegar. Al llegar a la recepción, pregunta por alguien que se hace llamar «El Holder de los gemelos». Una persona aparecerá de repente a tu lado y el trabajador se habrá ido. Pregúntale a la persona lo mismo, la respuesta será que el trabajador se ha ido, y está hablando con su jefe. Él te dirá que ustedes dos tienen que esperar a que el trabajador regrese.

En ese momento, el trabajador reaparecerá, aparentemente de la nada. Amablemente le pedirá a la otra persona que espere mientras te dice que lo sigas. Hazlo e ignora a la otra persona que esta desobedeciendo al trabajador y agradece que lo haga, o caminarás hacia tu muerte.

Luego de un corto tiempo, llegarán a una puerta de papel, pero no te engañes, este papel es más fuerte que cualquier metal que hayas visto. El trabajador abrirá la puerta, dejándote entrar. La otra persona, rápidamente te seguirá. Si no lo hace, reza por una muerte rápida.

Una vez dentro, ambos se encontrarán en un pequeño paraíso. A pesar de que veas todo lo que te gusta y amas en este lugar, no toques nada con tus manos y brazos, pues la belleza rápidamente desaparecerá y la locura vendrá a tu mente. Simplemente sigue el camino que ves bajo tus pies y nunca lo dejes.

La otra persona hará lo mismo, y tendrán que caminar. Dile todo lo que puedas recordar de tu vida y espera que el no responda. Ni tu ni el querrán saber qué pasa is dejas de hablar en el camino. Por cuatro horas, caminarán y tendrás que mantenerte hablando todo el tiempo. Finalmente, verás algo que brilla en el horizonte, deberás quejarte de un dolor de garganta y dirás que no tienes nada más que decir.

Llegarán a una puerta dorada, mientras más se acerquen, más se abrirán las puertas. Entra por la puerta y te encontrarás en una habitación casi oscura, iluminada únicamente por dos velas. Una de ellas está a lado de un espejo, la otra está a lado de una mochila. Camina hacia el espejo y mira en él, por más horribles que sean las imágenes que veas. Notarás que la otra persona camina hacia ti, tu destino será decidido en los siguientes momentos.

Si el grita: «no importa lo duro que sea el trabajo, será llevado a cabo», y luego rompe el espejo, tu destino está sellado. Después que haya destruido el espejo, sentirás un dolor insoportable y gritarás, por instinto. Te derretirás en los segundos siguientes. La tarea del otro, se habrá cumplido.

Pero, si él decide no hacer nada, debes hacer la pregunta «¿Que refleja de ellos?». Ahora verás a la otra persona derretirse lentamente y gritará de forma inhumana. Soporta los gritos por cerca de un minuto, luego él se habrá ido, solo quedará la mochila que el llevaba quedará. Ábrela, mete el espejo y regresa a tu casa.

El reflejo es el objeto 60 de 538. Nunca te atrevas a destruirlo.


The Holder 46-50

El Portador del Espejo

En cualquier ciudad, en cualquier país del mundo, ve a cualquier institución de salud mental u hospital, y pregunta a la encargada por el “Portador del Espejo”. Te mirará de forma extraña, como si hubieras hablado en un idioma diferente. Pregunta de nuevo hasta que finalmente entienda y te llevará a lo profundo de la institución sin decir palabra.

Te llevará a una puerta de hierro normal, la desbloqueará y hará señas para que entres en el oscuro pasillo de más adelante. Ella se quedará atrás, sin pronunciar una palabra; no hará contacto visual contigo. Una vez que la puerta se cierra tras de ti el pasillo será iluminado por una luz etérea, para revelar que las paredes del pasillo están cubiertas de espejos. Los reflejos se extienden hasta el infinito a cada lado tuyo, pero ninguno de ellos muestra tu reflejo, sino el de aquellos que vinieron antes que ti. Cada uno muestra el reflejo de los que buscaron al Portador, de cómo murieron. Trata de no mirar como las bestias los devoran, trata de no mirar nada en absoluto, simplemente caminar en línea recta. Si te fijas, si miras, los animales en los reflejos vendrán por ti.

Si alguna vez la luz comienza a apagarse, y comienzas a perder tu camino en la oscuridad, cierra los ojos con fuerza y di con firmeza: “Los que buscas, se han ido antes”. Si todo se alumbra, tienes suerte, y las criaturas que te acechan se irán. Si se apaga todo, no huyas. No hay punto de fuga, ni en la oración por una muerte rápida.

Al final del pasillo increíblemente largo, se encuentra otra puerta, con una luz blanca brillante alrededor de sus bordes. Golpea la puerta, y se te permitirá entrar. De pie en el centro de la sala octogonal habrá una silueta en la penumbra de la cámara. No te prestará ninguna atención, hasta que le hagas la pregunta “¿Qué es lo que reflejan?” Cualquier otra pregunta, y llenará cada poro tuyo con un millar de agujas, desollará tu piel y la dejará volar con el viento, asegurándose que vivas eternamente con él en la cámara, como una sombra de lo que una vez fuiste.

Si haces la pregunta correcta, él te responderá, con detalles que te helarán los huesos y convertirán tu corazón en piedra. Él te dirá lo que los Portadores significan, por qué existen, y lo que está por venir.

Después de esto, se pondrá en tu visión y revelará quién es. Te verás a ti mismo, excepto que en lugar de ojos, tendrás brillantes espejos de plata en tus cuencas. Como verás, serás incapaz de moverte por el horror, él retirará uno de los espejos, derramando espesa sangre rápidamente.

Tendrás en tu mano el fragmento ensangrentado y te encontrarás fuera de la institución.

Este espejo ensangrentado es Objeto 46 de 538. Refleja lo que ha sido y lo que está por venir.

El Portador del Florecimiento

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier hotel, motel, o lugar donde se puedas descansar; simplemente encuentra una cama que sea lo bastante cómoda para tu gusto. Entonces duerme y duerme por largo rato. Si logras soñar, estás destinado para esta tarea.

En tu sueño, verás un jardín de un magnífico diseño, frescas fuentes y flores raras camufladas por la niebla. Aquí podrás descansar y prepararte. Cuando estés listo, busca en el jardín por donde llegaste una mesa donde una bella mujer está sentada esperando por ti. Ella te invita a sentarte a su izquierda, a ella le gustas y tiene una tarea para ti. Sin palabras o gestos te pedirá encontrar una flor en su jardín. Tú estás en su reino, es mejor obedecer.

Mantendrá la descripción de la flor en secreto, te está probando después de todo. Si estás destinado a tu papel o si tu suerte continúa llegarás a dos árboles entrelazados cada uno produciendo una flor diferente. Elije con cuidado, pues si desagradas a tu anfitriona sería más conveniente aplastar tu cráneo contra las rocas que ver la cara de su descontento. Si eliges la flor correcta simplemente regresa a la mesa y dásela. Ella sonreirá y te besará en la mejilla, y dirá: “También fui buscador, en su tiempo; ten cuidado con tu destino”. A medida que se aleja podrás ver que su parte trasera fue destrozada por el fuego. Síguela a su casa y no tengas miedo, no te desea ningún mal; ella entiende tu travesía. Pararán en la entrada de su casa y ella abrirá la puerta para ti con estas últimas palabras: “Voy a dejarte ir libremente si me prometes una cosa, si tu viaje te trae de nuevo aquí te pido que termines conmigo. Si rompes mi promesa, no estarás seguro en tus sueños nunca más”. Diciendo esto, suavemente te empujará fuera de la casa y de regreso al reino de la vigilia.

Te encontrarás en tu habitación y en la esquina de tu ojo verás algo que se deslizó debajo de la puerta. Se trata de un sobre que contenía un pétalo de flor.

El pétalo es el Objeto 47 de 538. Ella será tu aliada, ¿pero podrás mantener tu promesa?

El Portador del Sacrificio

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Al llegar a la recepción, pide visitar aquel que se hace llamar “El Portador del Sacrificio”. Una mirada de felicidad a continuación debería reflejarse en el rostro de los empleados, pero no te darán más respuesta. Solicita dos veces más. A continuación, otro miembro del personal te llevará a la planta más alta del edificio, y un piso más alto. Será en una sección no utilizada y parecerá como si se encontrase en construcción. Si oyes los sonidos del trabajo realizándose, demanda hablar con el supervisor. El miembro del personal se dará cuenta de que no te ha engañado y te llevará a la planta real. Escucharás un gemido interminable procedente de las paredes de la zona más alejada. Es de suma importancia que escuches los ecos de este sonido. Si la fuente del ruido cambia, mantente quieto durante 5 segundos y extiende tu brazo derecho, mostrando la palma hacia la oscuridad. Si sientes los bichos más repugnantes en tu brazo, no te inmutes, no grites. Si lo haces, nada podrá salvarte. Si el sentimiento cesa, sigue adelante. Al llegar al final de la sala algo prenderá las luces. La luz revelará miles de cadáveres formados juntos en el suelo, como para mostrar el resultado de los sacrificios que hay que hacer para lograr la propiedad del objeto. Una puerta estará a la derecha. Ábrela.

Una vez que cruces el umbral de la puerta llegarás a una oficina. Un hombre estará sentado frente a ti, en una silla en el extremo opuesto de la habitación. Él hablará por teléfono celular que salpica sangre, pero su voz será inexistente. Sin embargo, una vez que pronuncies la pregunta, él hará una pausa.

“¿Por qué he sido elegido?”

Te extenderá el teléfono ensangrentado. Tómalo y escucha. Una voz ronca describirá los efectos de los objetos, y por qué has sido elegido, y esto te hará temblar incontrolablemente.

Este teléfono es Objeto 48 de 538. Los que pueden tenerlo para escuchar, recibirán la verdad.

El Portador del Grial

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Al llegar a la recepción, pregunta por aquel que se hace llamar “El Portador del Grial”. Tan pronto como tus palabras lleguen a sus oídos, el personal tendrá pronto una expresión plana en su rostro. Debes evitar su mirada, y preguntar de nuevo. Un objeto golpeará contra cabeza por detrás y todo se volverá negro.

Cuando despiertes, estarás en un cuarto oscuro. Un compás se encuentra sobre un pedestal en el centro, señalando las 4 direcciones por toda la eternidad.

Si vas al sur, encontrarás un pozo. Si te fijas en el interior del pozo, una horda de demonios emergerán y te comerán. Esto es mucho peor de lo que parece, ya que tu conciencia no se anula, y tendrás la experiencia de ser digerido en cincuenta lugares diferentes durante incontables milenios.

Si vas al este vagarás por la tierra de Nod para todos los tiempos. El viento podrá remover la carne de tus huesos, pero tu esqueleto no cesará de caminar.

Si vas al oeste llegarás al abismo, y no resistirás la tentación de arrojarte.

Si vas al norte, encontrarás una puerta con una extraña marca en ella. Si colocas tu mano ahí, verá una imagen de Él. Te dirá que entres por la puerta.

En el interior encontrarás un bosque. Si entras a él te toparás con un lago. Rápidamente, si te giras escaparás de una muerte súbita, el lago no es más que un espejismo que enmascara una criatura mucho más horrible que cualquier cosa de tu peor pesadilla. Si sigues adelante y de repente giras a la izquierda, encontrarás un charco de sangre. Hay un hombre en el charco de sangre, y él te pide tu alma. Si le das tu alma, se levantará. Este hombre tiene la cara de un demonio, pero su voz es la de un ángel. Cuando te sonríe, si no vuelves la espalda, tu alma se perderá para siempre. Cuando el hombre se acerque a ti te dirá “Gracias”, y te dará un grial lleno de sangre. Y de repente, en un solo segundo, terminarás en la cocina de cualquier lugar al que llames hogar. Se agradecido, si has hecho algo malo, el hombre seguiría teniendo tu alma, y el dolor de esa separación es una experiencia que no deseas pasar en mente. Vivirás en agonía gritando hasta que alguien se digne a poner fin a tu sufrimiento.

Pon el vaso en el congelador, se debe tener frío y no derramar una gota. Para que no se encienden una vez más el fuego del infierno en la tierra.

Este grial es Objeto 49 de 538. Si bebes su sangre, te volverás loco o te convertirás en el Anticristo. Sólo tu destino puede decidir.

El Portador de la Vida Después de la Muerte

Este viaje no es para los de corazón débil, ni los retorcidos y llenos de maldad. Yo controlo las vidas de todos los hombres, y de esos que son… inhumanos… Si todavía deseas buscarme, estate advertido que no puedes realizar esta búsqueda más de una vez.

Irás a cualquier morgue, en cualquier ciudad, estado o país. Pregunta a cualquier funerario ahí por ver a su más reciente “cliente”. Si una mirada de disgusto llegase a cruzar su rostro, agradécele por su tiempo, haz una reverencia, date vuelta y vete caminando pacíficamente de allí. Sé cuándo llegará tu tiempo así como sé el de los demás, y ese no será el momento para ti aún.

Si una mirada de comprensión se posa en su rostro, dejará la habitación y regresará con un gran, largo cuchillo culinario francés, dos agujas quirúrgicas con hilo y una barra de oro. También traerá un cuerpo fresco y un libro de medicina.

Pon las agujas en el carrete, clava el cuchillo sobre la cabeza del cuerpo y párate viendo a la cara del cuerpo con la barra de oro en tu mano (haz lo que desees con el libro, es sólo un libro). Debes esperar hasta que el funerario deje el cuarto, que podrá tardar un poco. Antes de que se vaya mencionará el nombre científico de un sitio en el cuerpo, y dará sus despedidas.

No hagas nada hasta quedar completamente solo. Cuando sea así, busca en el libro por el lugar en el cuerpo y usa el cuchillo para abrir éste. Pon la barra de oro en esa parte y cúrala. Sólo una de las agujas removerá completamente la cicatriz, así que escoge sabiamente. Haz todo esto manteniendo una expresión estoica en tu cara. Tras haber completado tu tarea, el cuarto quedará en la penumbra, y deberás gritar en voz clara: “¿Lo ves? He preparado un regalo para ti, toma lo que te pertenece”. Entonces yo apareceré en toda mi asombrosa gloria, y juzgaré.

Si tuviste alguna reacción en cualquier momento desde la partida del funerario hasta que las luces se perdieron, o la cicatriz sigue ahí, tu alma será mía para tomar como un obsequio, y tú también serás llevado a mi guarida. Si tu rostro se mantuvo estoico en todo el proceso, la cicatriz sanó, desenvolveré mi presencia con mi gran guadaña, buscando por la barra. Permanece con una expresión plana o te decapitaré, fallado en tu búsqueda como ya otros lo han hecho.

Cuando la encuentre, sonreiré. Y cuando sonría, una luz destellará y la habitación reaparecerá, sorprendentemente diferente. La describiré para prepararte.

La habitación estará construida a base de niños muertos, con sus cuencas vacías, y torrentes de sangre fluyendo por sus bocas. Estarán pegados juntos con una negra sustancia que lentamente les recubre. Se retorcerán y gritarán por sus padres sin parar en ningún momento. Tú no podrás cerrar tus ojos, ni mostrar emociones, o te juzgaré como no merecedor y te llevaré con Tartarus.

Habrá un bebé frente a ti, muerto, normal, con un escalpelo en su cabeza; quizá le reconozcas.

Después de medio minuto de este horror, si permaneces cuerdo, será tiempo para la tercera prueba.

Una oscura y retorcida versión de tu mundo aparecerá, habitada por los condenados. Cuando entremos en escena habrá un extraño, llano campo de rocas, con un pilar de 3 pies en el centro.

Te arrojaré un cuchillo negro grabado de símbolos. Deberás apuñalar la punta de tu dedo índice con él, pero siéntete agradecido de que he reducido el dolor que podrás sentir. Aunque la sangre nunca se coagulará en el dedo, no te quedarás sin ella, pues estás en mis dominios.

Después de eso deberás dibujarme un pentagrama con una circunferencia de 6 pies, con la punta de la estrella apuntándome a mí. Asegúrate de hacerlo bien, soy un juez despiadado.

Al terminar veré tu trabajo. Una de dos cosas pasarán:

Me giraré y cerraré mis ojos disgustado, si esto pasa, el pentagrama se prenderá en llamas. Y la sangre que esparciste por el terrero arderá, así como la que todavía permanece en tu cuerpo. Quedarás atrapado en tu propio pentagrama, tus venas quemándote por la eternidad en un agonizante dolor que jamás acabará.

O me gustará tu arte y sonreiré. Me giraré a ti y te sonreiré. Mis ojos se ennegrecerán y de mi boca saldrán pútridros zarcillos formando una espantosa sonrisa en mi rostro. Te darás cuenta que lo mismo está pasando contigo, y que te he infectado con mi virus.

Cuando el ennegrecimiento de tu cuerpo pare, será ahora de noche y deberás posar tu mirada en el pentagrama. Una audiencia demoniaca te estará observando, y tienden a partir las personas en pedazos cuando se les mira. Bailarán a tu alrededor en una ráfaga diabólica, incitándote a verles, burlándose de ti, maldiciéndote a su gusto. Si permaneces calmado, se retirarán. Cuando lo hayan hecho la oscuridad caerá en el lugar y de inmediato cierto número de candelas se encenderán a lo largo del pentagrama; cuenta y recuerda ese número, te servirá al final.

La luz volverá y serás regresado fuera de la morgue, cerca del mediodía. El corte en tu dedo habrá sanado y serán el número exacto de las candelas que dictarán cuántos días han pasado. Notarás un líquido oscuro en la tierra frente a ti, y adheriéndose a tus prendas. El virus te ha seguido. Ahora posees el poder de convocar el ennegrecimiento a voluntad, el mismo que viste en mi cara durante la tercera prueba. Todo aquel que cruce su mirada contigo cuando le invoques, será consumido lentamente por el ennegrecimiento también. Por el virus. Cada vez que lo llames, sentirás el dolor que sentiste en tu dedo, en todo tu cuerpo, incrementado diez veces. No perderás el conocimiento, pero el dolor será inaguantable.

El virus es Objeto 50 de 538. Con él, puedes ennegrecer a cualquiera, hasta a los inmortales…


The Holder 41-45

El Portador de la Soledad

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Al acercarte a la recepción, mantén tu mirada baja. Mantente inmóvil en la misma posición hasta que el empleado tras el mostrador haga un sonido, reconociendo tu existencia. Sin alzar la mirada, pregúntale si conoce al “Portador de la Soledad”. Al salir estas palabras de tus labios una intensa campanada sonará, haciéndose temblar hasta en el piso de donde estás. Cuando el eco deje de sonar podrás observar lo que te rodea.

Te encontrarás bajo un extraño cielo en un vasto y mórbido valle, sólo n frío y desolado camino que conduce al horizonte. Al instante en que tomes conciencia de esta tierra sin vida, debes empezar a moverte, porque ellos saben que estas ahí, y no se llevan bien con los forasteros.

Si las nubes se reúnen en el cielo y la oscuridad invade el camino durante tu travesía hacia el horizonte, cierra los ojos y arrodíllate. Deberás decir: “Yo no les conozco, ni tengo deseo de hacerlo. Pero mi camino está aquí y debo seguir”. Espera su juicio. En caso de que permitan tu presencia, sentirás cómo se alejan del lugar. Caso contrario, entonces esta búsqueda nunca fue tu destino.

Al final del camino espera un pilar de obsidiana. Encaramado de él verás una gárgola del mismo material, aguardando tu llegada. Sólo despertará al sonido de una pregunta: “¿Quién las hará perecer?” Una vez que estas palabras sean pronunciadas, la gárgola descenderá sobre ti, y sus alas te envolverán en las tinieblas. Allí se te mostrará la vida de todos los seres humanos como las estrellas en la oscuridad, y como las estrellas las veras destellar y morir. Por eones observarás la muerte de aquellos que te anteceden y aquellos que vendrán después de ti, y experimentarás su soledad mientras los ves morir, sintiendo cuán aislados estaban unos de otros.

Esto continuará hasta que tu cordura se rompa o quede una sola luz. Y así, la gárgola dirá: “No está en mi revelar tu fin, y no es lo que buscas”. Estas palabras se harán eco en tu cabeza hasta el día en que la búsqueda se complete. Una vez más debes cerrar los ojos; mantén tu mirada en la luz restante y la gárgola te devorará. Al cerrar los ojos sentirás como si te lanzaron a través de dimensiones, girando sin parar hasta que la tierra firme sea sólo un vago recuerdo. En ese momento serás lanzado a un suelo de piedra, y será como nacer una vez más, como si volvieras a la luz después de eternidades de oscuridad.

Y una vez que abras los ojos te verás en un gigantesco y deslucido salón de baile, con su agrietado suelo de mármol cubierto de hojas muertas. En el lejano extremo de la sala verás una luz, llamándote. A medida que avances hacia ella podrás divisar algo colgado en la pared: un oscuro escudo decorado de símbolos macabros, aparentemente vivos y palpitantes. Sólo debes tomarlo de la pared para hacerlo tuyo.

En el momento que el escudo sea retirado de la pared, estarás de regreso en la recepción, donde el empleado te estará mirando atentamente. Él sabe lo que has iniciado y te odia por ello.

El escudo que tienes en tus manos es Objeto 41 de 538. Reza para que te proteja de lo que está por venir.

 

El Portador de la Estrella

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental u hospital y, en la recepción por uno que se refiere a sí mismo como el “Portador de la Estrella”. El empleado te mirará a los ojos con una mirada ufana de desprecio por varios segundos. Si no ve la voluntad de tu corazón reflejada en tus ojos, se reirá con arrogancia. Si lo hace, huye, o guardias te capturarán y encerrarán en una estrecha celda, donde oirás la risa del hombre en tus horas de conciencia y sueños durante el resto de tu vida. Si ve la voluntad en tus ojos, se levantará y te guiará por un pasillo. Se detendrá en la puerta de una celda entregándote la llave, y sin decir nada se alejará. Con la llave en mano, agarra la manija y gírala lentamente, no tiene seguro.

En lugar de una celda detrás de la puerta, hay una sala, con poca luz. Entra al corredor y pon seguro a la puerta tras tuyo. Al caminar por el pasillo, oirás la risa de niños jugando; esto mezclado con apasionantes cantos de monjes extranjeros. Rápidamente las risas se tornarán en gritos y los cantos en maldiciones. Mientras escuches estos sonidos estarás a salvo, pero si tu coraje se tambalea, y el menor temor surge en ti caminando por ese corredor, los sonidos se detendrán, y si esto sucede, cierra los ojos y reza para que la horrible criatura que acaba de despertar tome tu vida en su primer bocado. Si sobrevives a este corredor, deberás llegar a una pequeña puerta cerrada. Las luces disminuyen a tu alrededor hasta que todo lo que puedes ver es la puerta. Cuando todo esté oscuro, usa la llave que te dieron y abre la puerta. Entra y encontrarás una pequeña y oscura celda. Verás un hombre, encapuchado con una túnica de color rojo, sosteniendo una vela y con sus ojos cerrados mientras canta. Se sienta en el centro de un pentagrama dibujado con sangre roja brillante. El hedor que produce te hará querer vomitar, pero no te atrevas a hacerlo. Detrás del hombre habrá una roca ardiente. No mires directamente a la piedra por mucho tiempo, o te quemará la mente y enviará tu cuerpo a una eternidad de fuego. En lugar de eso, mira la vela y escucha lo que este personaje te tiene que decir.

Él sólo responderá a una sola pregunta: “¿Qué debe hacerse para completar su tarea?” El hombre parará su canto, te dará 5 nombres y pronunciará cinco preguntas. Luego te dirá que debes averiguar por tu cuenta cuál nombre coincide con cuál pregunta. A continuación, tomará con su dedo índice la sangre del pentagrama y escribirá en la pared la siguiente fórmula: Una llave + un libro + una pluma + una palabra escrita en una forma que casi ilegible = un libro abierto con tres óvalos dibujados a su alrededor. Se reirá cálidamente y volverá a su lugar. Te entregará la piedra que sigue ardiendo y de atrás de su bata sacará un corazón que aún late. Con todas tus fuerzas, aplasta el órgano hasta que no lata por más tiempo. Dentro de la malla de carne se encuentra una pluma antigua. Cuando mires hacia atrás, encontrarás al viejo muerto, con una mirada serena en su rostro. Dale a este hombre el honor final de cerrarle sus ojos vidriosos eternamente, y sal de la habitación. La oscuridad te envolverá y cuando se vaya, te encontrarás fuera del hospital.

La pluma en tus manos, no necesitará nunca recarga de su tinta roja. A pesar de que la pluma no te toque, te darás cuenta de que es tu sangre que drena a través de la pluma sobre el papel. Nunca permitas que este objeto sea destruido, una muerte horrible y lenta te sobrevendrá. Pero mientras lo tengas en tu posesión  oirás susurrando cantos dentro de tu mente hasta que mueras o éste cumpla su propósito.

La pluma es Objeto 42 de 538. Con él, escribirás en el maldito tomo con tu propia sangre, pero hacerlo sería una locura. Es tu decisión de continuar su trabajo, o destruir la posibilidad de que los objetos vuelvan a estar juntos.

El Portador de la Tierra

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Al llegar a la recepción, pide por alguien que se hace llamar “El Portador de la Tierra”. El empleado reirá en voz alta, poniendo su atención a una tercera persona. Permanecerá sentado, pero la persona cuya atención se señaló te dirá que lo sigas. No le preguntes nada mientras te lleva al cuarto de las escobas en desuso, en un lugar recóndito en el asilo. Abrirá la puerta para ti y esperará a que ingreses primero; no lo hagas, o la escalera interior de la puerta desaparecerá y caerás sin cesar en el vacío negro y helado. En su lugar, dile: “No me atrevería a ver estos lugares antes que tú”. Si él te cree, hará gesto y entrará; deberás seguirlo. Si no te cree, él mismo te arrojará al vacío.

A medida que desciendes la escalera, oirás gritos violentos provenientes de todos lados; pero sobre todo de arriba. Acostumbra tus ojos a la oscuridad, pues el hombre se ha desvanecido en la oscuridad, aunque sentirás que no estás solo. Nunca debes mirar hacia arriba, o los demonios y el infierno que te observan y se burlan de ti, descenderán, y rasgarán la carne de tus huesos, drenarán tu sangre, destrozarán tus músculos y tendones, todo en un instante.

A medida que bajes, encontrarás el ambiente cada vez más sepulcral, y aunque todavía serás capaz de oír a los demonios sobre ti, parecerá como si por fin desaparecieron. Todavía debes tener la máxima precaución de nunca mirar hacia arriba. Después de una cantidad increíblemente larga de tiempo, pondrás pie en tierra firme y suave otra vez. Si los demonios de la escalera han dejado de gritar, no vivirás para ver el suelo. De lo contrario, por ahora es tu oportunidad de hacer la única pregunta a la que la oscuridad responderá. Debes preguntar, con firmeza: “¿Cómo pueden ser detenidos?”

Cuando lo hagas, lamentos espantosos se emitirán desde abajo, aunque todavía serás capaz de sentir el suelo debajo de ti. Sentirás al caballero que te trajo. Sus ojos te perforarán, aunque no serás capaz de verlos. Los lamentos seguirán, primero sin palabras, luego una fuerte voz masculina los guiará a hablar al unísono. Ellos te dirán lo único que puede evitar que los objetos se unan, junto a todas las consecuencias si se logra hacerlo. Ellos hablarán del fuego que llueve del cielo, de los ríos que corren teñidos de rojo sangre, y mucho más.

Cuando todo acabe, las luces se encenderán. El hombre que te llevó ahí se habrá ido. En su lugar habrá un objeto que no debes ver en ese lugar, pues de hacerlo, te volverás completamente loco. Debes cerrar los ojos tan pronto como las luces se encienden y buscar en el suelo, a ciegas, rozar la textura cálida y áspera del Objeto. Si lo encuentras con éxito, serás transportado hacia el exterior del asilo, donde podrás abrir los ojos.

La piedra volcánica es Objeto 43 de 538. A pesar de que sabes cómo evitar que se unan, no serás capaz de hacerlo.

El Portador de la Guerra

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Mira hacia el techo con una expresión de aburrimiento mientras caminas hasta el mostrador, y pregunta por el “Portador de la guerra”. Recibirás un ligero golpe en el hombro, ya puedes mirar hacia abajo. El encargado sonreirá cortésmente y empezará a caminar, dando un discurso que suena casi mecánico, que describe la historia del asilo. No reacciones a su discurso.

Después de algún tiempo de caminata, llegarán a una puerta tallada de madera de caoba y oro. Párate delante de ella. Mantén la expresión de aburrimiento en tu cara, posiblemente añadiendo una sonrisa en blanco, no reacciones cuando el trabajador agarra tu camisa por la espalda, o cambiará su humor y tú perderás tu cabeza.

El trabajador te hará pasar por la puerta, y oirás que la cierra de golpe detrás de ti. Estás, ahora, en lo que podría haber sido una tierra fértil, ahora asolada. Soldados vestidos de dos colores: un sucio y horriblemente brillante blanco y un repugnante negro. Están batallando en todas las posibles formas, peleando con fusiles, cañones, espadas, arcos, todas las armas de guerra que han existido desde el inicio de los tiempos.

No llames la atención en este campo de batalla, o los soldados sentirán tu presencia, interrumpirán sus peleas, y girarán hacia ti con un odio feroz, porque eres por lo que han estado luchando; en su mente febril, enloquecida por la batalla, eso significa que tú eres la causa de todos sus derramamientos de sangre.

Además, no trates de volver por la puerta. Se ha caído en el piso de barro, empujada por un soldado de infantería armado con un rifle gritando. Si dejas sacar lo mejor de ti, te rasgará en pedazos en cuestión de segundos, pero se las arreglan para no matarte. El dolor de esta experiencia, conducirá, sin duda, a lo que queda de tu mente a la locura.

En su lugar, abandona tu expresión de aburrimiento y pon una sombría y de determinación. Camina mesuradamente, con marcha tipo militar, recto hasta que vea una estructura de tres pisos de altura, de hormigón, que podría haber sido un búnker de mando. No des la vuelta mientras caminas, la armada ha llegado al campo, no cambies tu ritmo ni tu paso o los tanques te destruirán.

Una vez que has entrado en el bunker, no respondas a nadie que te haga una petición o trate de hablar contigo, no importa lo desesperado que parezca. Cada uno de ellos piensa que eres el enemigo, y al momento que respondas, serás recompensado con un cuchillo en la cara. En su lugar, sigue recto hasta la escalera delante de ti, hacia el segundo nivel del búnker. A medida que subes las escaleras, un crujido se escuchará detrás de ti; esa es la puerta de sellado contra el fuego y el desprendimiento de ataques lanzallamas.

En el segundo nivel sólo hay un hombre, sentado en un escritorio, gritando a un teléfono. Las escaleras hasta el tercer nivel son una masa de hormigón trenzado. El hombre en el escritorio lleva las estrellas de un general, pero no parece darse cuenta de que el teléfono, así como todo en aquel nivel, está muerto.

Acércate a él, salúdalo, y en tu mejor voz de militar, gritar “¡Señor!” Él te mirará. Si piensa que no eres digno de su ejército, poco a poco te desollará con sus manos, y te unirás a él en su muerte próxima. Si piensa que usted es digno, hará un gesto y te mirará. No le gustan los vagos, por lo que rápidamente has la pregunta.

“¿A dónde voy, Señor?”

Te dirá con tanto detalle, tales horribles detalles, que te verás tentado a estrangularlo. No intentes hacerlo, él es un experimentado luchador, más de lo que jamás podrías pensar, y romperá tu salud. Cuando termine, dirá “a gusto”, y te entregará su pistola. Esta es su señal para soltar saludo. Toma la pistola y ponla en su funda, si no tenías una antes, la tendrás ahora.

Una explosión destruirá la pared del fondo y atomizará al general. A través del agujero que se ve, verás en el horizonte la forma larga y delgada de un misil que se aproxima.

Cierra los ojos con fuerza y no los abras por nada. Los sonidos de la horrible batalla desaparecerán, y, desde el silencio, sonará un solo disparo. Abre los ojos.

Estás de pie en medio de un campo de trigo. De alguna manera, sabes que aquí es donde la terrible batalla se llevará a cabo. Y también sabes, de alguna manera, que estarás en lugar del general.

La pistola que te entregó es el Objeto 44 de 538. Aprende a usarla. Si realizas el último disparo en el momento adecuado, evitarás la suerte del general. Si no, te unirás a él.

El Portador de la Paz

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Camina hasta la recepción con una mirada de ira en tu rostro, y demanda ver a una persona que se llama “El Portador de la Paz”. El encargado retrocederá, y te pedirá que hables en voz baja. No cumplas su petición, en todo caso, habla más fuerte; la ira en tu voz es lo único que mantiene las cadenas que cierran la puerta detrás de la mesa.

Mantén tu tono firme, la empleada se esconderá bajo su escritorio y apuntará con un dedo tembloroso hacia un pasillo a la derecha que no existía antes. Inmediatamente ve a ese pasillo. No mires por encima del hombro, pues la empleada puede notarlo (y lo hará), y de hacerlo, desbloqueará la puerta detrás de ella.

Camina hasta encontrar una puerta con incrustaciones de perla, de hermoso diseño. Entra por ella, pero cambia la expresión de ira de tu rostro. Los de adentro no te recibirán bien si no lo haces.

Estarás en un hermoso templo, al aire libre, con la hiedra que se encrespa en los pilares de mármol y mosaicos hermosos bordados en las paredes. La puerta se cerrará detrás de ti. No trates de abrirla, no serviría de nada.

Pasea. No importa qué idioma hables, los monjes que vagan el lugar lo hablarán también. Son amistosos, y a todos ellos les gustaría hablar contigo, pero cortésmente declina su petición. Diles que debes hablar con el jefe de la orden.

Eventualmente, te dirigirán a un hombre sentado en un tablero de ajedrez, el abad del templo.  La figura frente a él es un encapuchado y lleva una armadura. El juego está a un movimiento del jaque mate.

Acércate al monje, y pregunta amablemente “¿Por qué se reúnen, padre?”

Abrirá su boca como si fuera a hablar, pero la figura frente a él dejará escapar un aullido de furia demoníaca y sacará una espada. Está maravillosamente fabricada a mano; pero marcada con un mal inimaginable. Con un grito la figura te tumbará y empezará a matar sistemáticamente a los otros monjes. Ellos tratarán de defenderse, pero tienen sólo los cuchillos, y la espada del hombre malo es tan fuerte que corta a través de los pilares como un cuchillo cortando mantequilla.

Mientras ves esto, el abad hará el movimiento final en el juego. El hombre de la armadura girará en torno, a continuación, irá hacia ti con la espada en alto.

Si eres grosero o hiciste algo mal, recibirás la hoja de la espada y el dolor nunca cesará. Sin embargo, si fuiste amable, el abad se pondrá delante de ti y clavará el rey negro en el ojo derecho del caballero.

No hagas caso o tengas compasión del caballero que cae al suelo, gritando, o el abad se girará y te hará lo mismo con el rey blanco.

El monje que acaba de salvarte responderá a tu pregunta. Es una historia larga, tan llena de sangre y horror que es muy posible que colapse tu mente. Pero si sobrevives a lo que te dice, alcanzará de debajo de la mesa donde está tablero de ajedrez y te pasará una vaina con joyas e incrustaciones de oro. Aunque no la has visto antes, sabes por instinto que coincide con la de la espada que el guerrero blandía hace un momento. No lo dudes, tómala, coge la espada del loco, límpiala y enfúndala. Tendrás necesidad de ella.

Prepárate para irte, pero antes de hacerlo, el buen padre se detendrá y hará un gesto hacia la, ahora sin capucha, cara del guerrero. Él era guapo, pero no prestes atención a eso. Lo único en lo que debes concentrarte es en el hecho de que el rey negro se ha ido. Mira al abad, que asentirá y dirá una palabra, “regicida”.

Un destello de luz te cegará, y cuando se aclare la visibilidad, aparecerás de pie en la calle a dos cuadras del asilo. Ve hacia la acera, no querrás tener un accidente.

La espada que ahora sostienes una vez perteneció al rey blanco, y es el Objeto número 45 de 538. El Rey Negro está esperando desde la escena de su asesinato, y la espada del rey blanco anhela venganza.


Creepypasta pokémon Lost silver

Era la época en la que Pokémon Corazón Oro y Alma Plata iban a salir al mercado y todo dos mis amigos ya tenían apartada una copia, con la que te llegaba una figurita de Ho-Oh o Lugia, según el juego que ordenaras. Lo más seguro es que esos juegos iban a ser de los más vendidos para DS, y que era de los que no te podían faltar en tu colección.

Como el estudiante de universidad con poco presupuesto que era, no pude apartar el juego para conseguir la figura, ni siquiera pude comprarme el juego cuando salió. Así que esperé a fin de curso para pedirlo por Amazon.

Pero no queríaesperar tanto tiempo, así que decidí volver a jugar mi cartucho de Pokémon Cristal. Busqué entre mis juegos de Game Boy, pero recordé que los habíamos vendido los juegos que ya no queríamos, para comprar el DS.

Sólo tenía mi Game Boy y algunos juegos buenos, pero ninguno de convencía. Tenía Pokémon Diamante, pero tenía ganas de jugar desde el principio, pero no quería borrar mi juego cuando iba tan avanzado. Mis amigos me recomendaron bajar el juego para emulador, pero como compartía computadora con mi hermano, no podía descargar nada.

Entonces recordé que en Gamestop vendían juegos usados, así que fui al mall. No tenían Cristal, sólo una copia de Ruby, que no me interesó mucho, porque no me gustó tanto que no estuviera tan difícil pasarlo.

Ya cuando casi me estaba por ir, vi que tenían una copia de Pokémon Plata, que era prácticamente lo mismo que cristal, excepto por las mejoras que se agregaron después. Lo compré, a 5 dóllares, una ganga.

Llegué a mi apartamento y me puse a jugar. Aquí empiezan las cosas raras.

Primero, el logo de Game Freak, que salía, pero se congelaba allí, sin avanzar. Intenté varias veces reiniciar el juego, limpiar el cartucho soplando, incluso limpiando las entradas con alcohol y un cotonete, pero no salía de la pantalla de Game Freak.

Hasta que en un intento, la pantalla se puso en negro un momento, 5 segundos más o menos. Y aparecí directamente en la pantalla donde se elige si continuar o nuevo juego, no se podía mover el cursor para elegir este útimo, pero igual, por curiosidad, iba a ver hasta dónde llegó su antiguo usuario.

Y vaya que si avanzó. Su entrenador se llamaba “…”, tenía las 16 medallas, 999999 dólares, 999 horas de juego y los 251 Pokémon registrados en la Pokédex, incluídos Mew y Celebi. O había usado trucos o ese tipo era el puto amo.

Me dirigí a mirar los Pokémon, porque debía tener un equipazo de cagarse, pero ¿qué me encuentro? 5 Unowns de nivel 5 y otro Pokémon. Ése último se llamaba “HURRY” (Date prisa).

Los Unown describían entre todos (Hay 28 tipos de Unown, cada uno con la forma de cada letra del abecedario)
la palabra “LEAVE” (Vete de aquí). “HURRY” resultaba ser un Cyndaquil de nivel 5. Con sólo 1 punto de vida restante y sólo conocía 2 ataques: Malicioso y destello (que no hacen nada). También era muy raro que ninguno de ésos Pokémon emitiese su grito característico, esto no significa que yo sea un freak que se sabe todos los diferentes gritos de los pokémones, sino que esto era muy obvio, ya que todos sonaban feo y fuera de lugar.

En cuanto a mi situación, parecía estar en Torre Bellsprout. Pero no había ni personajes, ni elementos, ni escaleras. Sólo una columna. Estuve un buen rato buscando una escalera, que resultaba estar tras la columna. Al bajar por ella. La pantalla estaba negra. Estaba cargándose? No, estaba en un sitio oscuro.

“Vale, HURRY tiene Destello. Vamos a usarlo”, pensé. Me arrepentiré de esa decisión toda mi vida. A partir de ahora, y hasta el final, veréis por qué.

La habitación estaba toda pintada de rojo sangre, y tenía un camino pintado de gris. Empezó a sonar música de mi Pokégear. La música de las Ruinas Alfa (donde están los Unown).
Cada 20 pasos que daba por el camino gris, la habitación se oscurecía más, y más, y más. Hasta encontrarme con un cartel. Lo leí, ponía “TURN BACK NOW” (Da la vuelta ya).
Apareció de repente un mensaje dándome a elegir SI o NO, sin pregunta previa.

Elegí SI, y sonó un ruido como de descenso de planta. Aparecí en otra planta oscura. Me armé de valor y mandé a HURRY hacer Destello. Pero de repente aparece un mensaje: “HURRY está debilitado!”

Si no estaba envenenado ni nada. Fui a revisar mi Pokémon. Los Unown habían cambiado. Ahora eran seis (HURRY ya no estaba), todos eran de nivel 10, y sus formas describían la frase “HEDIED” (Ha muerto).

Para más acojone, la sala se iluminó, revelándose que no era más grande que 4 cuadrados, con una salida. Al salir me encontré con una hilera de tumbas, como las del Pokémon Rojo/Azul. No podía hacer nada por allí.

Llegué a la conclusión que algún tarado debió modificar el juego para hacerlo así y luego lo vendió al Gamestop haciéndolo pasar por una copia de Pokémon Plata.

Revisé de nuevo mi entrenador. Para no creerlo; A MI ENTRENADOR LE FALTABAN LOS BRAZOS Y, SEGÚN SU HISTORIAL, TENÍA 24 MEDALLAS. ¿Cómo coño podía tener 24 medallas si hay 16 gimnasios? Definitivamente, el creador de ese hack estaba enfermo.

Seguí paseando sin rumbo, por la habitación, hasta que a mi personaje le da por hacer la animación típica de cuando usas la Cuerda Huída. Ya sabéis, cuando empieza a rotar sobre sí mismo y se eleva. Sólo que ahora descendía, hundiéndose en la tierra.

Al reaparecer, su sprite estaba blanco. En el juego, el protagonista está coloreado de rojo. Pero ahora parecía que lo hubiesen decolorado con lejía. Miré de nuevo su estado para ver si también era blanco. Vaya susto me llevé. Mi entrenador no sólo estaba blanco como la nieve, sino que había perdido las piernas. Encima, parecía que de sus ojos llorase sangre.
Además ahora tenía 32 medallas. Alguna relación debía haber entre el aumento de medallas y la paulatina desaparición de mi personaje.

Cuando volví a revisar mis Pokémon, cómo no, habían cambiado otra vez.

Ahora tenía 5 Unowns, que juntos leían la palabra “DYING” (Muriendo). Y además ahora tenía un Celebi al nivel 100. Pensando que por fin me tocab un Pokémon pepino, miré sus características. Para mi sorpresa, a mi Celebi le faltaba una pierna, un brazo y un ojo. Y sólo tenía un ataque: Canción Perdida.

Volví al juego. Caminé al norte un buen rato. Cuando pensé que estaría incompleto, aparecieron varios personajes masculinos y femeninos alineados. No hacían ni respondían nada. Seguí subiendo hasta encontrarme con un sprite del entrenador Red (supuestamente tu antiguo jugador de Pokémon Rojo, al que has de batir en el juego de Plata).

Al verme, iniciamos una batalla. El silencio se hizo música, pero la música de las Ruinas Alfa otra vez. Y ahora sonaba como invertida. La imagen de Red en batalla es la propia de Pokémon Rojo en el menú de ese juego, pero ahora era transparente.

Y ponía “quiere luchar!” sin nombre ni nada. Y tanto él como yo teníamos 1 Pokémon. Él vale, pero y mis Unown?

Yo saqué mi Celebi nivel 100, pensando “Me lo voy a follar vivo”, cuando él saca un puto Pikachu de nivel 255 (el máximo se supone que es 100, pero bueno). Y en la imagen parecía triste, como con lágrimas en los ojos.

Pues vamos a luchar.

-Pikachu usó MALDICIÓN! (Me parece que Pikachu no puede aprender Maldición pero bueno…)
-Celebi usó Canción Perdida! (Qué remedio)
En tres turnos, los 2 Pokémon acabaron debilitados. Pero la batalla continuaba, ahora sin poder controlar nada. Los Pokémon revivieron y volvieron a luchar.

-Pikachu usó Golpe! No fue muy efectivo.
-Celebi usó Canción Perdida! No pasó nada.
-Pikachu usó Frustración! que me dejó el Celebi a 10 puntos de vida.
-Celebi usó DIVIDIR DAÑOS! (Pero si no tenía ese ataque! En fin, los dos se quedaron mas o menos a la mitad).
-Pikachu usó Malicioso! No pasó nada.

Por usar Canción Perdida, como es normal, mi Celebi se desmayó. Pero en el texto puso: “Celebi ha muerto!”
Pikachu usó antes de acabar, otro ataque. Uno fuera del límite de 5 ataques por Pokémon.

-Pikachu usó CADENAS DEL DESTINO!

“Pikachu ha muerto!”

Según el juego, yo gané. Mi sprite reapareció y dijo “……”

Aquí casi me meé encima. Mi personaje fue repentinamente decapitado. La batalla finalizó.

Volviendo al mundo, mi personaje se había vuelto invisible.

Reaparecí en mi habitación. Había llegado a mi casa. ¿Podría ya jugar el juego como es debido? Lo dudo.

Circulando por ahí, vi que estaban todos los objetos, pero no podía usarlos. Con un poco de miedo, bajé las escaleras. En el primer piso, todo parecía normal, excepto que mi madre no estaba allí. Al salir por mi puerta, aparecí no en mi pueblo, sino en un vacío negro. Justo en frente mío estaba el sprite de mi entrenador COMPLETO. Al acercarme a él y hablarle, me dijo:

“Adiós para siempre.”

Hubo una larga pausa.

El sprite desapareció.

Y yo volví a desvanecerme en el suelo, rotando.

Aparecí en un puesto lleno de tumbas. No podía moverme. Es más, no me veía. Revisé mi estado. No había ni un cacho de mi entrenador. Me quedé a 0 medallas. Y las imágenes de los entrenadores de la liga Johto que aparecen debajo habían sido sustituídos por calaveras.

¿Y mis Pokémon?

Ahora tenía 6 Unown de nivel 25. Ya imagináis el resto. Deletreaban “IMDEAD” (Estoy muerto).

Luego me dí cuenta que la habitación en la que “estaba” era una gran tumba. Seguida de otras tumbas a los lados. Apareció un texto que decía “R.I.P….”

Mi entrenador estaba muerto desde un principio, supongo. Desde años antes de derrotar a Red.

Al parecer fue un entrenador que, sin importar sus esfuerzos por lograr todas las medallas, por muy buen maestro que fuera, fue incapaz de evitar la muerte. Ese estado que nos llega a todos un día u otro.

Y es que, por mucho que lo rejugué, siempre acababa igual. No importaba lo que hiciera. Acabé asqueado y tirando el juego por ahí, pero nunca tuve el valor de tirarlo a la basura.

Al poco me llegó el Pokémon Alma de Plata. Vaya juegazo! Lo disfruté plenamente.

Pero aún no me puedo quitar de la cabeza ese maldito hack, no sólo por su extraña lección de vida, sino por el miedo de que un niño podría haber comprado un juego así, igual que yo, creyendo que era el original. Todavía es de esperar encontrar rarezas al jugar un hack bajado de internet, pero cuando compras un juego usado no.

Entonces decidí ir a quejarme a Gamestop, no para que me devolvieran el dinero, sino porque no hayan probado el juego antes de venderlo (cuando menos si se toparan con que no se puede avanzar de la pantalla de game freak en primer lugar). Les dije que el juego tenía realmente contenía un hack muy extraño. Probaron el juego, comenzó todo bien, como si estuviera nuevo, ni siquiera había un juego guardado.

Entonces decidí probarlo en mi Game Boy, delante de todos. De igual manera, corrió perfecto, sin ningún rastro del terrible hack.

No puedo dejar de pensar en lo que ese deformado juego me enseñó.
Una Creepypasta que me encantó, soy un fanático de pokémon y  cuando compartes cientos de horas con estos cartuchos, es espeluznante imaginarte lo que podría pasar si algo así te ocurriera.

Emulador de Pokémon Lost Silver


Creepypasta del buscaminas

No me importa si no me creen, tampoco si me creen lo que les voy a contar es cierto y me paso.
Estaba jugando Solitario Spider en mi computadora Windows XP como usualmente lo hacia a las 3 de la tarde despues de salir de la escuela y al final de perder 4 veces seguidas decidi probar un nuevo juego. Recordé que el tio que me vendió esta computadora a mitad de precio menciono algo de que estaba embrujada y nose que mas no le puse mucha atención.
Decidí abrir un juego con una mina como icono su nombre era «Buscaminas».
Había oido que este juego era muy divertido para pasar el rato y cosas así, cuando lo ejecute observe detenidamente el juego;
una carita feliz, muchos cuadros y 2 marcadores con luces rojas.
Al principio no sabia lo que hacia solo perdía y perdía, despues de 69 jugadas me desespere y decidi marcar todos los espacios con banderitas y seguido de eso oprimí la carita feliz y una ventana emergente aparecio con el siguiente mensaje:
«You shouldn’t have done that…»
Al principio no me lo tome enserio pero despues la carita feliz se transformo en una carita triste y el marcador de minas marco los numeros 666.
Lo primero que hice y que pienso que harian todos fue cerrar el buscaminas pero al instante se abrio una y otra vez. Estaba solo en mi casa y la locura empezo a sentirse en mi.
Choque mi cabeza con la pantalla hasta sangrar y le lanze una patada de una manera violenta a el CPU. Trate de apagar la computadora con el botón y no funciono, al final no me quedo mas remedio que desconectar la computadora desde el cable y de la nada hubo un corto circuito que me dejo en coma por 1 semana, al despertar le conte todo a mis padres y a los doctores nadie me creyo todos me dijieron loco y les trate de demostrar lo contrario, los lleve a mi cuarto donde estaba mi computadora la encendí, abrí el buscaminas en mi computadora y al hacer lo mismo que había hecho la anterior vez nada pasó, solo veia esa maldita cara amarilla con una malvada sonrisa que solo yo podia ver.
Esa carita arruino mi vida, fui internado 2 años en un Hospital psiquiátrico, del cual no quiero contar mis experiencias.
Hoy después de 2 meses de haber salido decidí prender mi computadora pero tan solo para contarles esto, no tengo mucho tiempo ya que el Buscaminas sigue en muchas otras computadoras y quien sabe cuantas otras tendrán esa maldición…

No juego mas buscaminas.

fuente: taringa


The Holders 36-40

The Holder of Faith (El Holder de la Fe) 

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o institución religiosa a la que puedas ir por ti mismo. Cuando llegues al escritorio principal, cierra tus ojos y pregunta por visitar a alguien que se hace llamar “The Holder of Faith” El trabajador te mirara en una confusión abstracta, sacudirá su cabeza y volverá a su trabajo. Si esperas por 3 minutos completos, suspirara y te llevara al cuarto del conserje. Te llevara dentro, y te encerrara ahí. La puerta no abrirá, y será totalmente oscura. Lentamente la oscuridad comenzara a delineara brillantes palabras en un lenguaje que nunca has leído, y voces que nunca has oído hablando las mayores estupideces de blasfemias que tu cuerpo pueda resistir.

Si el soliloquio se detiene, arrodíllate y junta tus palmas, gritando cada oración que conozcas. Si la escritura no continua, maldito el dios que ha puesto tu existencia.

Si la escritura continua, párate rápidamente y corre por el túnel. Luego el túnel se abrirá en un gran domo, y veras a una joven niña de blanco, mirándote con sus cabellos caidos frente a su cara. No mires a sus manos, o ellas pelaran la carne de tus huesos. Ella solo responderá a una pregunta, “Porque temen?”

Ella te mirara y su boca dirá bruscamente cada error que se haya hecho en nombre de un dios, y algunos que debes creer que han pasado frente a tu realidad. Entonces ella caerá al suelo gritando en horrible agonía mientras es consumida por una llama blanca.

Sus cenizas son el Objeto 36 de 538. Un día se mesclaran con las tuyas.

The Holder of Confusion 

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o casa en medio del camino donde puedas ir por ti mismo. Cuando llegues al escritorio principal pregunta por visitar a aquel que se hace llamar “The Holder of Confusion” El trabajador inicialmente te ignorara, pero si esperas por todo un minuto, se levantara y hará un gesto para que la sigas. Después de seguirla por una serie de pasillos con poca iluminación, llegaras a un pasillo cerrado sin puertas. El trabajador hará un gesto hacia el fin del pasillo, y rápidamente te dejara solo sin decir una palabra.

Debes caminar hasta el fin del pasillo, sin decir una palabra. Una vez llegues al fin, pon tus manos en la pared para revela que es una ilusión por la que puedes pasar caminando. Si tienes miedo, o no estás seguro de lo que hay tras la pared luego de dar un paso, o tienes dudas simplemente vete caminando del plano de la existencia por siempre, nunca serás oído de nuevo.

Pero si crees en ti mismo, y crees que las respuestas yacen tras la pared, cuando pises dentro aparecerás en un brillante cuarto blanco, con muchos caminos. Algunos llevan a la distancia, otros parecen no llevar a ningún lugar, otras parecen ser incomprensibles, y llevarte a sufrir lo que solo la más maldita de todas las almas puede comprender.

El camino que buscas es el que está delante de ti. Parece continuar por la eternidad. Mientras caminas, no debes decir nada, no importa cuánto tiempo pueda tomar, y si el pasillo comienza a oscurecerse mientras avanzas, tu única opción es sentarte y llorar silenciosamente, para ti no hay nada más que un nutriente para el más grotesco y maldito demonio de todos.

Como sea, si el cuarto permanece insondable y perfectamente blanco, tu incursión por el camino será sin peligro, y llegaras seguro a una puerta. En este punto, no necesitas hacer nada, mientras la puerta se abre a ti revelándote un cuarto que parece una imposibilidad.

No es grande, pero tampoco pequeño. No iluminado, pero no negro. Parece ser todo, y nada. Iguales y opuestos son insignificantes en este cuarto. Esta dicho que el que entre aquí es llevado a la loca demencia y comenzara a arrancarse su propia piel, o destriparse a si mismo con sus manos, mientras ríe maniáticamente. Nunca muriendo, ese resa su destino por toda la eternidad.

Si te las arreglas para no ser llevado a la demencia, notaras una figura indescriptible parada en el centro de la locura. Parece ser humano, pero a la vez, algo mucho mas infernal. No podrás comprender su entidad visual, pero no te repulsara a la vista, Algunas cosas que conoces son verdad. Otras son mentiras. Algunas no estas seguro. La entidad irá incrementando su agitación que ignoras por no tener sentido. Debes frenarte de decir nada, hasta que la entidad caiga silenciosamente, y luego pregunte;

“Que harías, si todos son puestos juntos?”

A esto, debes responder firmemente:

“Todo lo que podría hacer. Incluido lo que no podría.”

La entidad te mirara inexpresivamente por un momento. Si no te cree, simplemente se ira caminando, y te dejara ahí, por siempre en la oscuridad. Si te cree de alguna manera, se acercara a ti y te dará un pequeño y aparentemente inmaterial objeto brillante. Es la “Resolución de la Bestia”

Ese es el Objeto 37 de 538. No importa cuán indeciso seas, no importa cuán inseguro el mundo se vuelva, tu solo debes saber qué hacer si todos son puestos juntos.

The Holder of Accuaracy (El Holder de la Punteria)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o casa en medio del camino donde puedas ir por ti mismo. Cuando llegues al escritorio del recepcionista, pregunta por visitar a aquel que se hace llamar “The Holder of Accuaracy” Si vez una mirada de terror y pena caer por el rostro del recepcionista, ellos te han encontrado, y ninguna cantidad de corridas te salvara.

Como sea, si su cara muestra una expresión de emoción y escepticismo, has llegado al lugar correcto. Ellos te llevaran a la puerta más cercana y la abrirán para ti. Debes caminar por el pasillo exactamente tres segundos después de que la abran para ti. No más, ni menos. Después de caminar dentro, el recepcionista cerrara y bloqueara la puerta tras de ti. Te darás cuenta de que ahora estas parado en un campo de tiro con casquetes ambos lados hasta donde alcanza la vista. La gente que toma esos casquetes son los Seekers que han fallado. Ellos están condenados por una eternidad con las armas que tangentemente se ciñen a sus manos.

Toma el casquete que está directamente frente a ti. Te darás cuenta de que hay un rifle convenientemente colocado en una mesa cercana. Cuan pronto la tomes, un objetivo aparecerá al final del campo de tiro. Tienes cinco balas, y debes acertar el centro del objetivo con cada una. Si fallas las cinco veces, el Seeker a tu izquierda pondrá su arma en tu cabeza y jalara el gatillo. Si fallas solo una, te unirás a los buscadores que han fallado en su estupor sin mente.

Si te las arreglas para darle a la diana las cinco veces, el campo de tiro desaparecerá, y te encontraras en un negro vacio parado frente a un hombre vestido en una chaqueta trinchera y un sombrero café oscuro, pero no podrás ver su cara. El es el Holder. Si el esta fumando un puro, entonces el no te encontró digno de continuar tu jornada, y te empujara al vacio para caer por la eternidad. Si esta fumando un cigarro, entonces el cree que eres capaz de continuar. El te llamara para hablar. Debes preguntarle “Cuanta gente trato de detenerlos?”

El entonces te dirá en gran detalle cuantas personas trataron de detener a los objetos perderse, cuantas balas fueron disparadas, cuantas peleas fueron luchadas, cuantas guerras fueron comenzadas, entre otras cosas. No te preocupes. Algunos se han vuelto locos con esta información. El hombre te dará el rifle que usaste en el campo de tiro. Cualquier bala que cargues en este rifle jamás se acabara y siempre disparara donde apuntes. El hombre hará una inclinación respetuosa y caminara al vacio. Sentirás una fuerte ráfaga de viento y entonces te encontraras en frente del lugar que llamas hogar.

Ese rifle es el Objeto 38 de 538. Cuantas balas tomara detenerlos?

The Holder of Absence (El Holder de la Ausencia) 

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o casa en medio del camino donde puedas ir por ti mismo. Cuando llegues al escritorio principal, pregunta por visitar a aquel que se hace llamar “The Holder of Absence” Si la persona en el escritorio principal trata de convencerte de que la persona que deseas visitar ya no está ahí, pregunta por visitar la celda nonetheless* (N del T: no obstante? Varios significados, cada quien vea el que quiera) A este punto el recepcionista deberá mostrarte una mirada que solo puede definirse como sin emociónes. El recepcionista te llevara por una larga pared con muchas puertas en ella. Ellos abrirán la puerta para ti pero no irán más allá. Tras esa puerta está la oscuridad, nada más.

Como pises en la oscuridad, la puerta se cerrara fuertemente tras de ti. Ahora estás atrapado y el único camino es ir adelante. No podrás ver el suelo, el techo o las pareces. Estate advertido, puede que camines mucho tiempo, posiblemente días. Como vayas caminando te sentirás frio y vacio. Sentirás como si tu alma hubiera dejado tu cuerpo y solo te dejara como una caparazón vacía. En el momento que oigas pisadas que hacen eco ruidosamente. Detente inmediatamente y espera. Si las pisadas no se detienen, debes sentarte y esperar hasta que lo hagan. Si las pisadas se detienen, debes avanzar hasta que llegues a otra puerta de hierro, iluminada por una luz tras ella. Ábrela y entra.

Dentro estará un cuarto oscuro. Solo un pequeño círculo de luz en el piso puede verse, iluminado por una pequeña vela. Tras la luz estará una silla con una chaqueta en ella. Acércate a la silla, pero no te sientes en ella, no importa cuánto hayas estado caminando. Espera hasta que la vela se queme. Cuando lo haga, extiende tu mano, y toma la chaqueta. Luego de eso veras un destello y te encontraras en frente del escritorio de la institución mental o casa en medio del camino. Busca en el bolsillo interior en el pecho de la chaqueta y saca un pedazo de papel chamuscado con tinta roja. No leas esta tinta o el Holder de la Ausencia se presentara y te destruirá con impensable dolor y angustia.

Este papel es el Objeto 39 de 538. Consérvalo ausente. Consérvalos de reunirse todos juntos.

The Holder of the Abandoned (El Holder del Abandonado) 

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a un orfanato o casa en medio del camino donde puedas ir por ti mismo. Cuando llegues al escritorio principal, pregunta por visitar a aquel que se hace llamar a si mismo “The Holder of the Abandoned” El sirviente te mirara con ojos solitarios, y tristemente hará un gesto para que la sigas. Te llevara por un laberinto de pasillos. No mires atrás y mantente pisándole los talones o te perderás por siempre en este laberinto. Ella te mostrara una puerta, desmenuzada por el tiempo. Ella de repente se desvanecerá, abandonándote a tu destino. Avanza o piérdete por siempre.

Después de que abras la puerta te encontraras con un laberinto de arbustos. Sigue tu instinto para viajar o arriésgate a perderte por una eternidad vagando. Escucha cuidadosamente. Cada paso que hagas sonara ruidosamente por el aire. Si el sonido se detiene; párate firmemente y no te muevas. Si oyes un sonido zumbante grita, “Retrocede, no necesito tu ayuda!” Si el zumbido persiste entonces corre. Corre por tu vida. Tu cuerpo, tu mente, incluso tu alma estarán en gran peligro. No pares, no importa lo que oigas o veas. Si te atrapa, serás roído eternamente por las afiladas garras de cada problema que ha plagado a la humanidad. Si escapas entonces puedes considerarte bendecido con suerte que nadie antes haya tenido.

Eventualmente llegaras al final. Frente a ti estará una puerta dorada, golpea una vez, y se balanceara abriéndose para ti. Lentamente entra en el patio. Dentro encontraras un hermoso hombre en sus tardíos andares vagando por ahí sin objetivo. Pregúntale esto y nada mas, “Donde fueron abandonados?” Si el hombre te ataca considérate afortunado; Nunca veras el fin de esto. Si no, te lo mostrar. Te mostrara cada maldad puesta en esas cosas manchadas. Te volverás loco. Si no estás verdaderamente destinado a ver esta tarea hasta el fin. El hombre te dejara en el fin de esta visión. En su lugar aparecerán un mapa y un reloj roto. El reloj muestra cuanto tiempo te queda en esta carrera. Puedes no quedártelo, y no recordar que hora marcaba.

El mapa es el Objeto 40 de 538. Úsalo o no, pero el conocimiento ha escapado, y no eres el único que lo tiene.


The Holders 31-35

El Portador del Silencio

No hables. No suspires. Apaga cualquier dispositivo que produzca sonidos, destrúyelo si es necesario. Aléjate de tus amigos y familia, nunca los veas de nuevo. Y calla a ese maldito perro.

Dispárale a los vecinos, ellos querrán romperlo.

El silencio, ¿lo oyes? Puro y dorado, todo para ti. No hay clamor, ni bocas abiertas, o esfuerzos, tanto tiempo como mantengas el silencio.

Camina al instituto. No hagas ruido y no dejes a nadie estropear tu silencio; sus puños y armas no deben detenerte.

No deben romper el silencio.

Cuando llegues al instituto, deja en el escritorio de la recepción un pedazo de papel en blanco y entonces comprenderán.

Serás llevado a las profundidades del instituto. Todo el rato arderás en tu silencio; golpeándote, enloqueciéndote. Quiere destruirte por lo que debes ser parte de eso.

¿Escuchas eso? ¿La sangre fluyendo por tus venas? Eso debe ser silenciado. Arráncate el ruidoso corazón, porque él ha ofendido y debe ser extirpado.

Continúa caminando –debes hacerlo– y sé rodeado por el silencio.

Levanta paredes y celdas para defender al silencio; crea castigos para aquellos que lo rompan.

Cuando llegues a tu celda debes hablar una vez más, pero no querrás hacerlo. Simplemente desearas mantener el silencio, tenerlo alrededor tuyo, cerca de ti. Mantenerlo por un rato.

Porque ese silencio es el Objeto 31 de 538. No debe ser roto.

El Portador de la Velocidad

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a una institución mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción, pregunta por aquel que se hace llamar “El Portador de la Velocidad”. El trabajador debería quedarse estático. Mira a tu alrededor; si todo lo demás se queda sin movimiento, estás en buen camino. Si no lo está, nadie sabría de tu fallecimiento. Esto hará todo peor.

Te darás cuenta de que los movimientos y las respiraciones, vuelven gradualmente, pero aumentando su dificultad; es de esperarse, ya que el aire lentamente se queda sin movimiento. Deberás explorar cuidadosamente los pasillos a tu alrededor, pensando sobre tu primer gran fallo; pero estate advertido de que, si te tomas demasiado, te sofocaras.

Tu objetivo es encontrar a un niño que aún se mueve, entre todas las figuras como estatuas a tu alrededor. El niño se te acercará con una pelota, entregándotela. Pon atención a la forma en la que la pelota es entregada. El niño declarara “Tú lo eres” Y entonces correrá fuera del cuarto, siempre riendo.

Lo que tienes que hacer es regresar esa pelota. Ten cuidado de no ser engañado por el eco de la voz en las paredes, el tiempo desperdiciado significa que estás más cerca de una muerte por asfixia. Mientras el tiempo pase el aire será más difícil de cortar, requiriendo una fuerza más grande; el calor lentamente abandonará tu cuerpo, gotas de agua perforarán tu piel. Más bien, serás cegado, ensordecido y similarmentemutilado durante esta persecución. Tu visión será dañada como todo, dejándote lentamente en sombras, e incluso la luz misma eventualmente está llegando a detenerse.

Si ciertamente encontraste al niño en uno de los pasillos, bajo un rayo de luz; Puede venir desde una ventana, una lámpara, o alguna fuente de luz similar. Deberás regresarle la pelota de la misma forma en la que se te fue entregada, e intentar escapar, dando continuidad al juego.

Si has pasado, el aire ya no será pesado. Te darás cuenta de que en cada lugar por el que corriste estará dañado en algún grado. Dependiendo de dónde encontraste tu prueba, tendrás que dar muchas explicaciones a la administración de facilidad, y de alguna forma evitar ser encarcelado.

Si fallas, el niño una vez más te regresará la bola tan pronto la hayas entregado. Te declarará “Tú lo eres” y correrá por los pasillos. Probablemente morirás perforado por la humedad del aire y sofocado antes de llegar al infante una segunda vez.

Tu nueva habilidad para encontrar cosas es el Objeto 32 de 538. Mencionar al niño a otros al principio creará desdén y ridiculización. Mencionarlo una segunda vez es invitar a tu fallecimiento en las manos de cualquiera por un disparo en el oído. Si tienes suerte.

El Portador del Viento

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o casa de rehabilitación a la que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción, pide visitar a aquel que se hace llamar “El Portador del Viento”. El recepcionista entonces se irá caminando, como si nunca hubieras estado ahí. Síguelo. Después de cinco minutos de lo que parecerá una caminata sin objetivo, comenzará a silbar. Si es una tonada que conoces, síguela. Si no la reconoces, intenta recordar los mejores tiempos de tu vida ya que después no sabrás nada más que el dolor infinito de tu infierno personal.

Si te encuentras silbando la misma tonada, el recepcionista se girará a ti y apuntará a un cuarto a tu izquierda. Entra en el cuarto. Dentro estará una ancha pradera llena con interminable pasto largo hasta tus rodillas. De lo primero que te darás cuenta es de una briza tibia y gentil jugueteando por tu rostro. A la distancia, oirás un débil sonido susurrante. Si no oyes el sonido, corre por la puerta y ciérrala tras de ti o la pacifica pradera se convertirá en tu lugar de descanso final.

Si el susurro persiste, cierra la puerta y ésta desaparecerá. Sigue el susurro lo mejor que puedas. Después de unos cuantos pasos, un joven se alzará del pasto, vestido en ropas de granja muy simples. Este hombre sólo conoce la respuesta a una pregunta: “¿Qué los llevó a separarse?”

El hombre te dirá una floja historia. Una historia llena de ilusiones y decepciones, embotada por su acento. Comenzarás a sentirte cansado y quizá quieras recostarte en el pasto y dormir un rato, pero no lo hagas. Si lo haces, nunca despertarás de tu letargo.

Una vez el hombre acabe de pasear, te hará una pregunta. “¿Realmente lo quieres?” El sopor inducido junto a la escena te harán querer decir que no, pero resiste y toma las campanas de viento que te ofrece. La puerta por la que viniste aparecerá frente a ti, permitiéndote irte en paz.

Esas campanas son el Objeto 33 de 538. Cuando el viento causa a esas campanas sonar, otro objeto está cerca, como el fin de toda esperanza.

El Portador del Olvido

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción, pide visitar aquel que se hace llamar “El Portador del olvido”. Si el empleado te mira y traga saliva ruidosamente, síguelo a un cuarto en las profundidades del edificio, lo más profundamente posible. Abrirá una puerta y te dará una mirada de terror. Si eres rudo, entra al cuarto. Si eres cobarde, corre.

Dentro del cuarto, hay una silla. Siéntate en ella. Si en algún momento empiezas a sentir miedo, párate y vete. Aún eres libre de escapar. Si eliges quedarte, debes sentarte y esperar hasta que las luces del cuarto parpadeen. No te pares. No te levantes. Si no estas sentado cuando las luces parpadeen, caerás al vacío entre mundos; un bocadillo para sus grotescos habitantes.

Cuando el momento llegue, debes cerrar tus ojos inmediatamente. Mirar al vacío te destruirá la mente. Sólo cuando oigas a un hombre que te diga que puedes abrir los ojos Estarás en una mazmorra oscura, atado a la silla por una telaraña de cadenas de ébano. Alrededor tuyo habrán cabezas empaladas en estacas ensangrentadas, y parado frente a ti estará un hombre con un traje de verdugo. Míralo a los ojos; no muevas tu mirada y no muestres ni la más mínima pizca de miedo, si lo haces, el añadirá tu cabeza a su colección.

La única cosa que puedes decir sin ser decapitado es la pregunta, “¿Qué traerán?” El verdugo reirá con una risa inhumana, y entonces las cabezas empaladas comenzarán a hablar. Hablarán de horrores, de ejecuciones, de sus fines individuales, pero no debes mover tu mirada del verdugo, o tú también hablarás de tu muerte. Eventualmente, el hablará de su propia muerte, de lo que le trajeron. Cuando termine, se quitará su capucha, revelando una cara esquelética. Con un cacareo, ondeará sus manos, y el lugar se zambullirá en la oscuridad.

Cuando la luz regrese, estarás sentado pacíficamente en la antecámara de la institución. En tu regazo estará la capucha del verdugo.

Esa capucha es el Objeto 34 de 538. ¿Has visto lo que traen?, ¿los detendrás?

El Portador del Miedo

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción, pide visitar aquel que se hace llamar “El Portador del Miedo”. Si el momento es el correcto, el empleado te llevará a un closet sin suelo. Con una austeridad maliciosa, te arrojará en el agujero y cerrará la puerta.

Mientras caigas por el abismo, no podrás sentir ningún miedo. Si lo haces, inmediatamente golpearás con el suelo espinado del foso y encontrarás una grotesca muerte. Si te mantienes resuelto, tu caída eventualmente se ralentizara y detendrá, dejándote en un cuarto bañado en oscuridad. En la oscuridad, sólo debes decir una cosa: “¿Qué es su arma?”

Inmediatamente el cuarto se iluminará. A tu alrededor estará todo a lo que más le temes, y en el centro estará una criatura que tomará la apariencia de tu más grande miedo. Ni una vez podrás vacilar o encogerte frente a esta criatura, o ella te desmembrará de la forma más dolorosa posible.

Debes mirar a tu más grande miedo mientras te cuenta su historia en insoportable detalle. Te dirá de todos los miedos en el mundo, desde el más pequeño al más grande, en todas sus horripilancias. Cuando haya acabado, la criatura te preguntará a qué le temes. Ahora debes confesar todos tus miedos a la criatura, sin mirar alrededor del cuarto. Si te pierdes incluso uno, serás consumido por tu propio terror, dejándote nada más que como un caparazón vacío.

Si confiesas todos tus miedos, la criatura gritará, y el grito te impulsará hasta la pared tras de ti. Cuando pares de moverte, estarás enfrente del closet por el que entraste antes, y en el closet estará un espejo.

Ese espejo es el Objeto 35 de 538. Refleja tu más grande miedo, y esa es su arma


The Holders 26-30

El portador del Tiempo

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación a la que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción, pide visitar aquel que se hace llamar “El portador del tiempo”. El empleado actuará como si no supiera de qué estás hablando, primero tomándolo como una broma y luego amenazándote con llamar a seguridad. Persiste suficiente tiempo, y él te preguntará si quieres ver al doctor.

Si dices que no, serás asesinado instantáneamente. Algunos de los que ya han hablado con los portadores escogen esta opción, ya que es la máxima muestra de piedad comparada con los horrores a los que enfrentarás. No hay otro escape.

Si dices que sí, serás bañado en una luz brillante y azul. Deberás quedarte perfectamente inmóvil, o de lo contrario serás echado fuera de tiempo, congelado en sólo un instante y consciente del arder eterno de la entropía, y experimentando cada momento de tu descenso hacia la locura, por siempre, todo en un solo momento.

Quédate quieto hasta que escuches un sonido, una mezcla etérea de música y sonidos metálicos. Que irá incrementando lentamente, el sonido se infiltrará en tu mente y te llevará lejos. Si logras sobrevivir con tu cordura intacta, recordarás ese sonido por el resto de tu vida.

Cuando el sonido y la luz desaparezcan, te encontrarás en una habitación grande, hecha de metal. Un hombre estará parado en el centro de ésta, su apariencia y forma de vestir cambiarán constantemente. Empezará a hablar sin parar, contando historias sobre cada tiempo y lugar que existe en el universo. No dejará de hablar hasta que le preguntes, “¿Cuándo se juntarán?”

Se quedará mirándote y extenderá su mano mientras sigue cambiando de apariencia constantemente. Sentirás una enorme tentación por tomar su mano, aunque tu mente teme lo que pasará si lo haces. Si tomas su mano, experimentarás cada una de las historias como si las hubieras vivido, y en el milenio que pasará antes de que te libere, perderás la cordura.

Después de su doceavo cambio de apariencia, es decir en su treceava vida, el hombre contestará tu pregunta, y una pequeña llave aparecerá en su mano.

Ésta llave es el Objeto 26 de 538. Reza por nunca encontrar lo que ésta abre.

El portador del Sueño

En cualquier ciudad ve a un hospital por la noche y pide a la enfermera en jefe ver a ”El portador del Sueño”. Ella te ignorará y dirá que tiene trabajo que hacer. Pídeselo dos veces más sin tartamudear y ella suspirará, como si estuviese muy cansada. Te preguntará si estás seguro, si la respuesta es no, te despertarás al día siguiente, descansado y libre de cualquier cadena. Si tu respuesta es sí, ella te guiará a una habitación vacía y le dirá que duermas.

Cuando despiertes, te encontrarás en una mesa de piedra en el inicio de un pasillo. Mientras camines por el pasillo comenzarás a sentirte somnoliento, deberás resistir el dormir aquí, por que si lo haces dormirás eternamente. Si logras resistir, hasta el final del pasillo encontrarás una puerta. La Abrirás para encontrar a el Portador del sueño.

Verás un anciano de piel marchita durmiendo pacíficamente. De pasos cuidadosos por que no le gusta que lo molesten. No mires debajo de su cama, porque allí te esperará la muerte y te arrastrará hacia abajo para ser atormentado para siempre. Caminar en silencio hasta su cama y susurrale al oído: ”¿Por qué nunca descansan?” hasta que despierte y te relate la historia de cómo encadenaron sus sueños a él, entonces el te invitará a sentarte con él. Hazlo, de otra manera te encadenará a su sueño y nunca volverás a estar verdaderamente despierto.

Después de sentarte con él, sacará un pequeño cristal con luz interior de su camisa de dormir. Entonces, el la empujará hasta el fondo de tu pecho. Si puedes ignorar el dolor, el volverá a caer en su profundo sueño. Si gritas, lo sustituirás en su sueño torturado, por siempre. Vuelve a la mesa de piedra y duerme otra vez. Te encontrarás fuera del hospital después de despertarte.

El cristal es objeto de 27 de 538. Ya no es necesario dormir, reza por que tus pesadillas no te sigan afuera.

El portador de la Claridad

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o casa de rehabilitación a la que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción, pide visitar a aquel que se hace llamar “El portador de la claridad” El trabajador comenzará a hablarte sobre su vida, haciendo bromas internas y referencias que solo ellos comprenden. Todo el rato, caminarán en un movimiento ondulatorio hacia el área de recreación del edificio. Abrirá una compuerta bajo una mesa y de pronto guardará silencio con una mirada austera en su rostro. Mirarás abajo en el agujero, y verás un vasto número de luces intermitentes, encendiéndose y apagándose, y te sentirás reprendido y confundido, pero deberás entrar.

Este pasillo parece no tener principio, ni fin, las luces parpadearán esporádicamente, y encontráras que Paqueños objetos planean en frente de ti, en tus ojos y nariz y boca. El aire se llenará de un horrible sonido consumidos que no te permitirá oír ni tus propios gritos. Solo debes caminar, y si por cualquier motivo, los objetos dejan de moverse o las luces retienen su brillo, debes gritar, “¡Ellos no sabrán que estoy aquí, ya que he cubierto mis huellas!” Si la calma no se va, es muy tarde, ya ha comenzado.

Si el horrible salvajismo regresa, debes continuar. En tu vagabundeo, te encontraras con una puerta. Puedes tomar su manilla y permitirte entrar. El cuarto será eterno, solo el suelo mantendrá tu mente intacta.

Allí habrá un hombre con toda su forma corrida con largas uñas y estacas, cada pulgada de su cuerpo asegurada. Su boca estará medio abierta, alfileres forzando sus labios sobre su cara, una estaca clavada en la parte de atrás de su boca abierta. Su lengua escribirá y fracasará a tu llegada, sus ojos buscarán en ti el pánico.

El solo responderá a una pregunta, “¿Porque ellos toman forma?” Sus ojos se fijarán en ti y su lengua se mantendrá inmóvil. En un guturál y horrible discurso, te recitará la creación de cada objeto, y el propósito de cada uno. La descripción te obligará a vomitar tras cada oración, esta historia lleva a la mayoría a la demencia.

Te encontrarás sosteniendo un oxidado machete en tu mano. Debes remover su lengua escritora con sus patéticos y guturales gritos haciendo eco en tu alma. Se verá patético y querrás ayudarlo, pero no lo hagas, o lo reemplazarás.

Su lengua es el Objeto 28 de 538. Ellos se encontrarán, solo tú sabrás porque.

El portador de la Helada

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción, pide visitar a aquella que se hace llamar “El portador de la helada” Si el trabajador se estremece de forma poco natural, serás llevado a un pasillo que no debería existir donde lo hace. El trabajador te llevará por el pasillo, y, una vez le vuelvas la espalda, sacudirá su cabeza y murmullara “Pobre imbécil” El pasillo se volverá más frío mientras procedes; pero no hagas ningún intento de calentarte. Si lo haces, que el cielo te ayude.

Si el algún momento, el frío cesa y el pasillo se vuelve cálido, debes rápidamente gritar “¡Alto! ¡Esta no es la respuesta!” Si el calor persiste, corre. Corre lo más lejos que puedas hacia la salida. Si no lo logras, entonces las llamas del infierno te consumirán. Si lo logras, no pares de correr. Huye del asilo, la ciudad, el país; los perros infernales tienen tu esencia, y ellos no descansan.

Si el frío regresa, avanza por el pasillo hasta que llegues a una puerta hecha de hielo sólido, y golpea tres veces. Si una suave y femenina voz dice que entres, abre la puerta. Si una ruda voz de hombre dice que te vayas, reza por una muerte rápida.

Dentro de la puerta, encontraras un cuarto hecho de hielo, con estalagmitas congeladas y estalactitas dando la apariencia de una boca enorme. En el centro del cuarto estará una mujer con un velo y de piel de marfil. No mires a la mujer directamente, y di solo una cosa: “¿Que causo su hIbernación?”

Ella te dirá su historia, una historia de destrucción y devastación, guerra y hambruna, vida y muerte, y de un profundo letargo. La historia te hará temblar hasta la base de tu existencia, pero no mires directamente a la mujer. Si lo haces, tu alma será congelada por toda la eternidad.

Cuando acabe, ella removerá su velo, pero no debes mirarla. Su belleza podría devastar tu mente. Si mantienes tus ojos lejos de ella, pondrá sus manos sobre las tuyas, y susurrara a tu oído: “La era del hielo ha acabado. Que harás?” El mundo explotara en blancura, y cuando pase, estarás fuera de la institución. En tus manos estará un gran copo de nieve cristalino.

Ese copo de nieve es el Objeto 29 de 538. La era del hielo ha terminado; Ellos están comenzando a deshielar.

El portador de la Llama

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación al que tegas acceso. Cuando llegues a la recepción, pide visitar a aquella que se hace llamar “El portador de la llama” El trabajador te mirara indiferentemente por varios minutos antes de apuntar, silenciosamente, a una puerta detrás de ti. La puerta no estaba ahí, y nadie más alrededor se dará cuenta. Acércate a la puerta y cierra los ojos, antes de sujetar la aldaba. Necesitas golpear solo una vez. Si el metal de pronto se enfría en tu mano, corre. Corre lejos, y sigue corriendo. Solo ten la esperanza de haber escapado, la alternativa es un horror que solo las almas del infierno pueden comprender.

Si el golpeador se vuelve caliente, manténlo firmemente, incluso si comienza a chamuscarse en tu mano. Eventualmente el dolor cesara. Una vez pase esto, abre tus ojos. Estarás en un pequeño jardín, iluminado por la luz de una luna llena, y rodeado por piedras cubiertas de hiedra. A tu izquierda estará un estanque. No mires al agua directamente, o la multitud de terrores acechando con capturar y arrastrarte una y otra vez por el resto de la eternidad. A tu derecha estará una hoguera funeraria, aun no encendida, ingeniosamente oscurecida con un líquido inflamable.

Da exactamente cinco pasos hacia la pira. No preguntes porque. Encontrarás el cadáver de un niño castrado, sus brazos plegados en un vial de mercurio. No digas nada más que la pregunta “Que causo su inmolación?”

El cadáver no se moverá, pero la pira funeraria se encenderá a si misma libremente. Al igual que los arbustos, el pasto, los arboles y las flores alrededor de ella. Las flamas cambiaran de colores, desde el rojo de la sangre recién salpicada, al verde de la infección y fallecimiento. Las plantas gritarán en agonía a la vez que las paredes alrededor del jardín son consumidas. El estanque se secara, el agua ardiendo con un calor ampolloso, como las almas de los malditos suben en el vapor, rugiendo su letanía de maldiciones hacia ti.

A la vez que la primera maldición llegue a tus oídos, debes invocar coraje y comenzar a reír. Ruidosamente, resentidamente, arrogantemente, pero no suavemente. Si las maldiciones se vuelven más vehementes, estás a salvo. Si se detienen, entonces arrójate a la pira para escapar de un destino por lejos peor.

A la mitad de la tempestad, el cadáver calmadamente se sentara, consumido completamente en llamas, y te ofrecerá el vial. Debes continuar riendo, y cruzar tus brazos. Aun no debes aceptar el regalo.

El cadáver abrirá su boca, y si tienes suerte, lo que veras en sus profundidades no te dejara reír en locura por el resto de tu vida mortal.

El vial caerá, destrozándose, y salpicando sus contenidos sobre los restos ennegrecidos de pasto mientras la flamas mueren debajo. Todo estará en silencio. A tus pies estará una nueva flor, su tallo es duro y espinoso, sus pétalos pintados con los colores del fuego infernal y la condenación. Tómala, y te encontrarás fuera del el jardín y de vuelta en frente de la puerta.

Esta flor es el Objeto 30 de 538. Se incinerará a si misma en las profundidades de tu alma, y encenderá las llamas de la locura.


The Holders 21-25

El Portador de la Ira

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a una institución mental o centro de rehabilitación a la que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción pide visitar aquel que se hace llamar “El Portador de la Ira”. El empleado parecerá tímido mientras te muestra una puerta, entonces se irá. Cuando entres por la puerta, mirarás una escalera que desciende a la oscuridad. Mientras bajes la escalera, comenzarás a oír gritos. Los gritos vendrán de una garganta desconocida.

Si se detienen en algún momento, grita a la oscuridad “¡Vuelve a tus asuntos!, ¡no deseo entrometerme!” Si el grito no regresa, ya no hay nada que puedas hacer, estarás muerto antes de que sepas que pasó. Si continúa, puedes avanzar.

Eventualmente, verás una luz viniendo desde las rendijas de una puerta. Atraviesa esta puerta y estarás en lo que parece ser una mazmorra medieval. Cráneos vacíos llenos de velas servirán como linternas, y esqueletos alineados en las paredes. Ahí habrá una mesa de madera frente a las llamas provenientes de una chimenea. En esta mesa estará la cabeza cortada de una niña de 4 años, mirando hacia delante con los ojos vidriosos.

Acércate a la mesa y mira a la cabeza directo a los ojos. Con voz clara y dominante pregunta “¿Quien evitará que vuelvan a unirse?” La cabeza te mirará a los ojos y te contará la historia de un hombre. Te dirá toda su historia, desde su violento nacimiento hasta lo que estará haciendo en ese preciso momento. Sus obras serán relatadas en horripilante detalle. Él es un asesino de los que nunca se han visto antes, y está simplemente demente.

Si al final de la historia, la cabeza te dice “Él está escuchando nuestra conversación”, serás arrastrado fuera del cuarto y nunca se escuchará de ti de nuevo. Experimentarás las cosas más horribles jamás concebidas, y seguirás vivo hasta que las hayas experimentado todas.

Si ella dice “Él está en otra parte”, ese mismo asesino ahora te busca. No se detendrá hasta que estés muerto o los objetos se hayan reunido. La cabeza dirá que la levantes. Levántala por el cabello y mira el lugar en donde estaba. Ahí habrá una aguja, cubierta en sangre seca, semen, pus, e incontables sustancias in identificables.

Esa aguja es el Objeto 21 de 538. La caza ha comenzado y el reloj está corriendo.

El Portador del Caos

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier hospital, y pregunta por aquel que se hace llamar “El Portador del caos”. El empleado comenzará a sacudir la cabeza y a golpear el escritorio con los puños. Pregúntale tres veces más y se levantará tranquilamente, te llevará a un cuarto con una sola puerta, por la que deberás entrar. Debes cerrar tus ojos, si no lo haces serás por siempre cegado y la única cosa que verás será una constante vista del caos absoluto.

Si has cerrado los ojos a tiempo, después de una hora de permanecer en total confusión, oirás una voz suave llamar, “¿Los tienes?” No respondas. En vez de eso, golpea con tus pies el suelo y abre tus ojos. Si ves un campo largo y estrecho frente a ti, entonces has pasado la primera mitad de tu labor. Si ves una ardiente llanura de muerte y mutilación, es demasiado tarde para ti. Serás devorado por los propios pensamientos de tus más grandes miedos.

Camina hacia el sol poniente en el campo de hierba durante una hora hasta llegar a un árbol sin hojas en sus ramas. Mientras te acerques verás que ese árbol estará hecho de huesos y rodeado por una piscina de sangre. Sumérgete completamente en esa sangre, y cuando estés en la superficie una vez más, sentirás una mano de hueso presionar algo dentro de tu palma, es un pequeño vial. Toma del vial y te encontrarás parado en la antecámara del hospital.

Este vial es el Objeto 22 de 538. La hora es noche y los demonios están llamando.

 

El Portador del Odio

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier hospital y pide visitar a “El Portador del Odio”. El empleado te dará un firme apretón de manos, mirará a tus ojos y dirá “Te tomó mucho tiempo”. Te entregará una llave para el cuarto 532 y aconsejará que bajes por el pasillo izquierdo.

En tu camino oirás un demente cacareo. Si se detiene, grita “¡No te temo!” Si no regresa, corre lo más rápido que tus piernas te permitan. Si continúa, sigue andando. Detente cuando llegues al cuarto 532. La puerta estará cubierta de arañazos, rasgaduras y todo tipo de quemaduras.

Ahí habrá un pequeño, extrañamente sin cicatrices panel de vidrio en la puerta. Mira con atención hacia adentro. Si hay una figura parada de espaldas a ti, retrocede lo más calmado posible. Si el cuarto esta vacío, abre la puerta y entra. Una luz roja brillará en la única ventana del cuarto. Si miras por esta ventana tus ojos arderán en sus cuencas y tus gritos serán tu única articulación por toda la eternidad. El cuarto será pequeño, las paredes estarán cubiertas en sangre, y habrá una pequeña figura encapuchada sentada en el medio. Sólo responderá a una pregunta “¿Por qué odian?” La figura con la capa volará en el aire revelando su grotescamente desfigurado ser. Responderá a la pregunta con horripilante detalle. Cuando acabe la historia colapsará, como si una tremenda carga hubiese sido retirada de sus hombros, y se arrastrará hacia la esquina. Comenzarás a oír un extraño, extraterrenal grito desde bajo de la puerta. Se oirán cada vez más cerca. Tu única esperanza es envolverte en la capa y tirarte por la ventana roja. Si no fuiste seguido despertarás en el césped del hospital al día siguiente, envuelto cómodamente en la capa.

La capa es el Objeto 23 de 538. Te esconderá de su odio.

 

El Portador del Color

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación a que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción, pide visitar aquel que se hace llamar “El Portador del Color”. El guardia te mirará y mostrará una tímida sonrisa antes de darte la mano. Debes esperar exactamente ocho segundos antes de tomarla, o los colores mismos te negarán, y no podrás entrar.

El guardia se parará y te llevará a una celda, abriendo la puerta y haciéndote un gesto para que entres. Dentro de la celda encontrarás dos niños pequeños, ambos vestidos en sombras de gris y su piel parecerá como si todo color hubiese sido drenado de ella. Uno tiene el pelo largo y lleva un vestido blanco, mientras que el otro usa un traje negro y tiene el pelo corto. Sólo mira a los ojos al que está vestido de blanco, estos son normales, ya que los de quien viste de negro te llevarán a la locura. Cada uno llevará un guante y ambos te ofrecerán su mano. Toma sólo la mano con guante de cada uno, si tocas la piel del niño de negro tu carne será plagada con la peor agonía del universo, pero no morirás y él no te dejará huir; y si tocas al niño de blanco sentirás más placer del que jamás has experimentado, pero entonces, él retirará su mano y jamás volverás a sentir ese placer de nuevo sin importar cuanto lo intentes; Tu lujuria te matará.

Los niños se mirarán uno a otro y se inclinarán una vez, si sacuden sus cabezas cierra tus ojos y rápidamente di “Yo no soy lo que buscas, pero puedo cambiar las mareas”. Una vez digas esto ambos soltarán una risita y tirarán de tus manos, abriendo una trampilla en el piso de su celda y descenderán a la obscuridad. Los niños hablarán al unísono, presumiendo sin fin sobre su riqueza, todo lo que tienen. Te preguntarán muchas veces si tienes celos, cada vez debes responder simplemente “Sí”. Tu destino ahora está en las manos de esos niños.

Las escaleras por las que desciendes son largas y se harán cada vez más estrechas, hasta que finalmente un niño está delante y uno detrás. Si el niño de negro está delante considérate afortunado, la vida está a tu espalda. Pero si está detrás, tu muerte será agonizante y el pequeño te arrojará por las escaleras al abismo debajo.

Llegarás al final de las escaleras y ambos niños te empujarán hacia una gran puerta de vidrio. Ellos te mirarán fijamente, y lagrimas caerán por sus rostros; dirán que no pueden ir más adelante, y apuntarán hacia la puerta. Debes entrar.

El cuarto estará a oscuras, salvo por un rayo de luz dirigido al centro. Parada en la luz estará una mujer, muy parecida a los niños, completamente sin color. Su cabello y vestido llegarán al suelo, blancos como su piel. Sus ojos son completamente blancos, y estarán mirándote fijamente. Si te sonríe, la has divertido; iluminará el cuarto con su luz y te volverás uno de los cuerpos retorcidos que componen la colección bajo su suelo de cristal. Si ella te frunce el ceño, te dará la espalda e iluminará la parte del cuarto detrás suyo, despertando a otros 7 seres, un hombre cacareante que sólo viste de negro, un hombre llorando vestido de blanco, un hombre gruñendo con penetrantes ojos rojos, una mujer haciendo muecas que viste sólo pétalos rosados, una niña sin emociones envuelta en verde, un hombre de aspecto enfermizo con cabello de plata y un sonriente hombre cubierto en riquezas. Ellos serán tus jueces. Debes elegir a uno, a aquel que sientas que te hará justicia. Camina hacia él, preguntándole en tu camino “¿Cuándo te despojarán de esta tierra?” Si elegiste el color incorrecto, se parará y sonreirá, pronto te sentirás resbalando hacia la nada. Si escogiste el color correcto responderá con un chillido horroroso, apuntando asustado a la mujer en el centro del cuarto. Los otros te maldecirán en muchos lenguajes diferentes y sentirás que el penetrante dolor desgarra tu cuerpo. Pronto, el que has escogido avanzará para abrazarte y susurrarte al oído sus enfermizas historias, las historias de tu muerte, de la muerte del mundo cuando cada respiro se haya desvanecido. No te muevas.

Las maldiciones se detendrán, el cuarto estará iluminado y los siete seres estarán mirándote fijamente. Donde la mujer estaba habrá una pequeña pluma, como de una paloma, cambiando su color continuamente.

Esta pluma es el Objeto 24 de 538. Con ella puedes tomar lo que era de ellos para dar.

 

El Portador de la Creación

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier hospital y pide visitar aquel que se hace llamar “El Portador de la Creación”. La empleada te mirará a los ojos, horrorizada, antes de ponerse de pie. Ella (y sólo una ella) te llevará a la sala de maternidad y empujará hacia una puerta cerrada, a través de la que deberás deslizarte.

Una vez cruzando la puerta, verás dos más: una a la izquierda y otra a la derecha. Debes escoger la dirección a la que estés más acostumbrado, esperando que tu destino guíe correctamente a tu mano. Toca la manilla. Si una luz se asoma por debajo de la puerta, debes entrar. Si no, debes correr al otro cuarto, lo más lejos que puedas. Duerme donde caigas y no confíes en nadie. No permanezcas bajo la luz solar; busca la sombra y reza al dios que prefieras porque pases desapercibido.

Si la luz es emitida de debajo de la puerta, o si por algún milagro evades la captura después de tu error y regresas a elegir una vez más, entra cautelosamente. El cuarto parece extenderse hasta la eternidad; no intentes comprender su tamaño o forma, muchos hombres mejores que tú se han vuelto locos intentándolo. A través de la inmensidad de este cuarto estarán los cuerpos de los fetos muertos y de los no nacidos. Aquellos capaces de hacer sonidos parecerán perforar tu conciencia con gritos, los que parecerán ser audibles y a la vez el producto de tu imaginación.

En el horizonte estará una madre, poco más que una niña, sosteniendo un bebé cubierto en una manta andrajosa en su seno. Un examen más cercano del lactante te dejará pensando acerca de su verdadera edad. Su expresión parecerá demacrada y agobiada por las preocupaciones; una mirada eterna y sabia te asegurará que esos ojos han olvidado más de lo que han visto.

Acércate a la madre tranquilamente. Si la sobresaltas e interrumpes su lactancia, tu única esperanza es susurrar, “No deseo molestarte, ni a tu hermoso hijo”. Si la has apaciguado, posiciónate de manera que puedas ver al bebé a los ojos. Una vez que lo hagas no debes romper el contacto visual por miedo de perturbar al infante y atraer tu propia condena. Sólo puedes preguntar una vez y sólo una pregunta: “¿Para qué hemos sido creados?”

El bebé se moverá y te envolverá con su tela andrajosa , aprisionándote y rasgándote miembro por miembro; no debes reaccionar ante el dolor o te arriesgas a no regresar a tu forma original. Si puedes soportar la agonía, te mirará a los ojos, y verás el comienzo del cosmos. Todas la cosas desde la creación de la existencia serán mostradas frente a tus ojos. La verdad del origen de los Buscadores será traída a la vida, y si no te vuelves loco por esta verdad, sentirás el calor de este conocimiento quemando dentro de ti. Este calor crecerá hasta que el dolor de las quemaduras supere por miles el de tus miembros rasgados. Sentirás tu cuerpo incendiarse, ardiendo en la nada, volviéndose nada mas que cenizas.

En lo más alto de tu dolor y angustia, si te las arreglaste para mantenerte estoico, notarás con tus ojos despojados de párpados que has regresado afuera, exactamente un día antes del incidente. En tus manos un manuscrito andrajoso con texto que parece preceder la existencia misma.

Este es el Objeto 25 de 538. Este libro anhela devolver los otros objetos a quien pertenecen, y dentro de él se encuentra el conocimiento críptico de cómo hacerlo.


The Holders 16-20

The Holder of the Future (El Portador del Futuro)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción pide visitar aquel que se hace llamar “The Holder of the Future”. No lo sigas si el empleado te ofrece mostrarte el camino; él no es el verdadero guía. El verdadero guía vendrá silente y te dará un pedazo de papel en el que el camino delante está dibujado en líneas de sangre y fuego. Camina delante, concentrándote en la escritura. Si tu concentración no ondea, pasarás por un escritorio y un hombre para encontrarte con largo y desocupado pasillo. Puede que parezca opulento, lleno de color y promesas, pero las paredes están ahora manchadas y la alfombra negra y sucia.

Como avances por el pasillo imágenes golpearán en ventanas antes no vistas. Puede parecer que viste eso, en la esquina de tu ojo, que veas amigos muertos hace mucho llamarte, o amores perdidos volviéndose jóvenes y una vez más ofreciéndose a ti. Voces que parecen susurrar que las ventanas traen segundas oportunidades, oportunidades de hacer las cosas bien. Puedes escoger de nuevo, dicen ellos, pero no debes mirar más allá del papel en tus manos. Hacerlo es vislumbrar en su totalidad lo que te observa desde afuera, y hacerlo es ir más allá de la salvación.

Sigue a través de la larga, imposible longitud del pasillo. Algunos dicen que debes continuar caminando hasta que hayas visto cada uno de tus posibles futuros por las ventanas. Otras sugieren que mientras más cerca esté el momento de la unidad, más rápido se llegará al final del pasillo. Si el último está en lo correcto, todos cuanto entren podrían encontrar su camino mucha antes de hacer cuentas.

Sólo podrás despegar tu mirada del papel al final de ese corredor, e incluso entonces nunca debes mirar atrás. La puerta frente a ti lleva a un salón de baile que, al igual que el pasillo, ha caído de su elegante brillo a la inmundicia y el olvido. Ábrete paso entre la penumbra hasta que la puerta y toda oportunidad de escapar esté perdida tras de ti.

Camina con cuidado. El Holder te observa incluso ahora.

El paso delante una vez pasado directamente por el centro, pero el centro no ha sido mantenido en muchos años, y el camino esta… inundado. Quizás nunca encuentres el camino si está demasiado inundado, y gastaras el resto de tu innatural vida deseando estar en las tentaciones de las ventanas. Si eres afortunado, encontraras un punto solitario donde una pequeña luz restante yace lejos, entonces debes cerrar tus ojos y esperar, indiferente de lo que pueda pasar después. Si has complacido al Holder, oirás el ronroneo de un gato, y sentirás un calor pegado girando alrededor a tu pie.

Debes mantener tus ojos cerrador hasta que una voz te pregunta “Que harás con ellos?” tres veces. Responder la primera o segunda vez volverá los ronroneos en gruñidos y los toques serán como el toque de miles de garras afiladas punzando tu garganta. Solo después de la tercera y final podrás abrir tus ojos.

En frente de ti estará una mujer en una cama. Como los cuartos de atrás ella se verá como si hubiera estado hace mucho tiempo estupendamente bella, y aunque ella este desnuda en la cama ella es nauseabundamente gorda, su piel con marcas de viruela con llagas y carne muerta y flores sifilíticas. Cientos de gatos pegados junto a ella; Eventualmente uno de ellos vendrá expectante a tus pies. Háblale solo a este, diciéndole “Hare lo que deba”.

El te enseñara el lenguaje de los gatos, y una vez hayas aprendido los demás te dirán un secreto que nunca fue hecho para oídos humanos. Nunca debes revelarlo hasta que no tengas nada más al mundo para dar: los gatos son criaturas celosas y disfrutan el dolor de aquellos que traicionaron su confianza.

Sus secretos son el Objeto 16 de 538. No hablare más de eso.

The Holder of the Present (El Portador del Presente)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción pide visitar aquel que se hace llamar “The Holder of the Present”. El trabajador te mirara vagamente; tendrás que preguntar de nuevo. Una vez el trabajador comprenda tu pedido te llevara por una puerta a un pasillo que parece una extensión del infierno mismo.

En este pasillo no encontraras nada más que la oscuridad y el sentimiento de inimaginable horror. Si llegas a oír un chillido venir de tu derecha, corre hacia la puerta por la que viniste o serás devorado por demonios gritando hablas incomprensibles de bocas llenas con venenos mortales.

Si no oyes un chillido, solo sigue al trabajador hasta que abra la puerta en el otro final del pasillo. Ahora te dirá que entre, y se ira.

En este cuarto solo encontraras dos cosas: una niña desnuda cuya mano izquierda es un muñón planchado, aparentemente rasgado por una mordida de otro mundo, y la cerradura que ella cuida. Debes mirar a la llave con cadena y no quitar tus ojos de ella. No puedes decir nada, excepto hacerle una pregunta: “Porque ellos están unidos?”

Ahora mueve tu mirada hacia la cara de la niña. Ella te mirara y te dirá la más repugnante historia del presente, de cómo ha llegado a ser, como es ahora y como será eventualmente. Esta niña lentamente se moverá hacia ti, no te muevas, y quédate quieto hasta que este a un paso de ti. Pondrá la pieza hecha tiras en pudrición que una vez fue su mano en tu hombro. Te susurrara en el oído, “La hora ha llegado, y ahora debes morir” No reacciones a esta declaración. Solo sigue mirándola a los ojos y eventualmente sentirás algo siendo empujado hacia tu mano.

La cerradura es el Objeto 17 de 538. Solo las llaves que fueron hechas para ella pueden ser puestas en ella, las demás serán repelidas.

The Holder of Passion (El Portador de la Pasión)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción pide visitar aquel que se hace llamar “The Holder of Passion”. El trabajador se sonrojara y soñara despierto¸ tendrás que preguntar dos veces más hasta que finalmente se incline y haga gestos para que lo sigas.

Te llevara a un pasillo. Oirás un motor de diesel amortiguado, pero por el momento, eso no importa. Ignóralo por ahora. Envez de eso, escucha cualquier susurro en tu oído. Si se detienen, es vital para tu salud que tapes tus oídos, porque una horrible criatura emergerá del suelo y después de un corto tiempo se irá por el techo.

Si oyes los susurros en lenguajes desconocidos hasta que tú y el guardia lleguen a una puerta hecha de madera, estas a salvo. Ahora, escucha el motor. Si sigue andando, procede y abre la puerta. Ni intentes imaginar que pasa cuando el motor se detiene; nadie ha podido decir que pasa después de detenerse.

Ahora, si la puerta ha sido abierta, el trabajador te dejara solo. Entra por la puerta y camina derecho adelante hasta que se cierre. Ahora, debes decir las palabras “Discúlpame, me gustaría aprender de ti” Si hiciste algo mal, estarás muerto antes de que lo hagas, no te preocupes mucho de esto. Si nada pasa por un par de docenas de segundos, puedes seguir caminando. Haz esto hasta que llegues a un corazón del porte de tu cabeza. No lo toques, en vez de eso, gírate. Veras o la más hermosa mujer o la criatura más horrible que tus ojos hayan visto. Lo último aparecerá si has tocado el corazón. Su sola mirada te podría llevar a la locura y estará en tu por el resto de tu vida.

Si ves a la mujer, mírala a los ojos, ningún otro lugar, incluso si no usa nada de ropa. La belleza literalmente te cegara t estarás forzado a vagar por su reino hasta el fin de tu vida. Si puedes seguir mirándola a los ojos, podrás hacer una pregunta: “Están vivos?” La mujer de pronto gemirá sonoramente y se tirar al suelo, satisfaciéndose a sí misma. Debes cerrar tus ojos y tapar tus oídos, sus gemidos lentamente destruirán tu mente y cuerpo, si los oyes claramente.

Después de un tiempo, sentirás que alguien toca tu hombro derecho. Ahora puedes abrir tus ojos y bajar tus manos. No te gires a ver quién te toco. En vez de eso, mira donde estaba la mujer. Ahora no estarán, solo estarán sus cenizas. Busca entre las cenizas su útero. Tómalo y cierra tus ojos. Ábrelos de nuevo después de sentir que algo helado toca tu cabeza. Estarás devuelta en la institución mental, detrás del guardia que te guio hasta la puerta de piedra.

El útero es el objeto 18 de 538. Tiene un hijo que dar a luz.

The Holder of Inocence (El Portador de la Inocencia)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción pide sin vacilar por visitar aquel que se hace llamar “The Holder of Inocence”. El empleado no dirá nada, pero una lagrima caerá de su ojo.

Ella te guiara por un pasillo olvidado en un ala olvidada del subterráneo de la institución. Ella no entrara al pasillo contigo, pero solo te mirara a los ojos con una cauta esperanzas, su propia expresión parecerá orar por salvación. Si entras al pasillo no veras mucho, salvo por suciedad, fragmentos rotos de lo que una vez fueron hermosas estatuas talladas. Después de un rato, oirás un suave gimoteo del otro lado. Pon atención, por si el gimoteo se detiene, entonces todo estará perdido. No tiene caso correr.

Solo si le preguntas “¿Qué pasó cuando se creó por primera vez?” ella se callara para subir su mirada hacia tu cara. Su belleza te dejara sin aliento, y si aun eres capaz de algún pensamiento solo será darte cuenta de que en ella puedes ver todo lo que amas de este mundo. De pronto, te darás cuenta de que la niña estará sangrando de sus regiones inferiores y un grotesco galo emerge del pequeño orificio entre sus piernas. El objeto saldrá con propia vida, y te darás cuenta de que esta hipnotizándote. No le quites la mirada, no desearas probar su paciencia.

Pronto, el cuarto desaparecerá frente a tus ojos, y estas parado en la más serena imagen de un claro que hayas visto, y toda la fauna de la naturaleza que reconoces irán por sus vidas hacia ti, sin miedo de nada, ni de la muerte. De pronto, una sombre caerá en el prado, y veras a todo el bosque alrededor arder en un pilar de flamas. Lo que pasa después, ningún hombre ha resistido mucho tiempo antes de volverse loco, pero en la fuerza de la mente humana resistirás. Al final oirás gritos y gruñidos pero lo que te sobrevendrá más que nada son los chillidos calmados, los lamentos ahogados, de todos los gestos de tristeza del mundo que hay. Te darás cuenta de que esos lamentos continuaran hasta ser oídos en el fin del mundo. Nada puede soportar esas casi silentes suplicas y mantener la más pequeña esperanza para el futuro.

La ilusión se esfumara, y te encontraras de vuelta en el cuarto. Encontraras a la niña tirada muerta en el suelo, su rostroen una mescla de agonía y horror, su ya podrido cuerpo alimentando ahora al sobresaliente falo y dándole un tono siniestro.

Ese es el objeto 19 de 538. Si lo tocas será tuyo, pero si lo dejas controlarte entonces usara tu cuerpo para buscar y unir todas las piezas, no importa lo que cueste.

The Holder of Deception (El  Portador del Engaño)

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción pide visitar aquel que se hace llamar “The Holder of Deception”. El empleado te mirará con una expresión de shock en su cara. Entonces, con una velocidad sobrehumana te atacara con su bastón. Si no estás noqueado por el primer golpe, huye de la ciudad, ellos sabrán que harás después.

Cuando tu conciencia regrese, estarás en un patio en una noche estrellada. Habrá una gran escalera de piedra que parece subir al mismo cielo. Sube la escalera, pero nunca mires atrás. Si lo haces, las escaleras comenzaran a romperse y caerás en el vacio por toda la eternidad.

Después de lo que parezcan días de subir, llegaras a un grandioso anfiteatro de mármol pintoresco con el estilo de la antigua Grecia. Baja al fondo del anfiteatro. Un viejo con ropas claras te estará esperando en una tarima en el centro. Este historiado viejo estará disertando como si hubiera una gran muchedumbre – como sea, no debes oírlo, nada de lo que habla es cierto. Si eres cautivado por su habla carismática, tu mente será completamente subyugada por su engaño y serás su esclavo por la eternidad. Solo reaccionara a una pregunta: “Que es la única verdad de la que pueden hablar?”

El Hombre bajara su mirada hacia ti y te mirara con gran tristeza. El te impartirá una historia que sacudirá las bases de tu alma con enorme pena, pero te dejara saber una gran verdad: el número por sí mismo no es lo que parece. El entonces te señalara una salida del anfiteatro, y continuara con su lectura. Gírate de el rápidamente, y ahora podrás ver a una legión de demonios sentados en los asientos del anfiteatro. No iras mas allá de un pequeño momento a uno, o te sacaran y te añadirán a su colección de almas. Camina a la salida lo más rápido posible. Ahí habrá un gran grimoire al lado de la puerta. Toma el grimoire y sal por la puerta. Te encontraras de vuelta en la calle detrás del asilo.

El grimoire que tomaste, cuyas páginas están cerradas y bloqueadas con un gran candado de acero, es el objeto 20 de 538. Si deseas ver el pasado del engaño y reunirlos, debes encontrar la llave.